A archivo. Prospectos de Arte

Con el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) se inaugura Prospectos de Arte, una colección de libros sobre conceptos artísticos que reúne textos, imágenes y documentos de archivo sobre la producción de arte en Chile

A archivo. Prospectos de Arte

Autor: Wari

Con el apoyo del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) se inaugura Prospectos de Arte, una colección de libros sobre conceptos artísticos que reúne textos, imágenes y documentos de archivo sobre la producción de arte en Chile. Viene con el propósito de conformar un archivo mayor que siga el orden del alfabeto, donde el primer volumen de la colección es dedicado al problema del Archivo, siguiendo una premisa tautológica.

Este primer volumen, estuvo a cargo del Centro de Documentación de las Artes Índice, e incorpora textos y obras de investigadores y artistas nacionales tales como Paulina Varas, André Menard, Pablo Chiuminatto, Sebastián Preece, Voluspa Jarpa y Eugenio Dittborn, entre otros. Fue presentado en el Instituto de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) por Amalia Cross, directora de Índice, Macarena García Moggia, editora del proyecto, y la escritora y crítica cultural Nelly Richard, quien para la ocasión leyó un texto del cual imprimimos algunos fragmentos:

(…) La A del abecedario con la que las responsables mujeres de esta publicación marcan su proyecto declara una intención, inaugura un principio o fundamento, establece un comienzo, pero lo hace jugando, descomponiendo el alfabeto. Esta “colocación lúdica” de una letra de alfabeto en la tapa de un libro para iniciar una serie editorial nos sugiere que esta publicación no busca clausurar las definiciones de un saber formalizado sobre el arte sino, más bien, invitar a desarticular y rearticular alfabetos. Se trataría aquí de que las palabras y las imágenes se hagan parte de lo versátil de múltiples ejercicios de combinación, permutación y alternación del sentido que se saben provisorios y tentativos, nunca soldados del todo por un blindaje de conocimientos seguros.

(…) En todas estas aproximaciones al archivo, figura la tensión entre, por un lado, la materia documental (rastros, huellas, copias) y, por otro, el sistema de documentación: un sistema que cataloga en función de ciertos mecanismos de asignación de valor y sentido cuyos fundamentos y jerarquías de autoridad deben ser explicitadas, cuestionadas o desafiadas en cada aproximación crítica a los archivos. Hay una primera frontera problemática que separa y a veces confronta el archivo mismo (lo que un determinado sistema de rescate y clasificación considera digno de ser archivado) con lo que permanece fuera de la delimitación y del recorte selectivo que aplica el derecho a la memoria: Un derecho a la memoria que separa lo que no debe desaparecer (¿en nombre de qué posteridad?) de lo que, por insignificante, no amerita ser salvado del olvido. Las dinámicas de lo emergente siempre tienen que ver con la tensión entre lo que el teórico Boris Groys llama “la memoria cultural, valorizada y jerárquicamente construida de un lado y, de otro, el espacio profano que carece de valor” o que es considerado menor o residual por la mirada institucional. El “espacio profano” es lo que desborda e interpela a la vez los mecanismos sacralizados de rescate patrimonial que archivan en función de una memoria oficial o dominante. La distribución de los valores culturales que organiza el archivo debe custodiar la integridad-propiedad del archivo, es decir, asimilar lo propio y rechazar lo im-propio. Para que los sistemas de organización del valor cultural no sigan ocultando sus arbitrariedades, censuras y prejuicios, es vital que las composiciones de archivos estén permanentemente sometidas al escrutinio crítico de cómo se trazan esas fronteras de inclusión y exclusión entre memoria y olvido. Un modo de desestabilizar el marco de representación y autoridad dominantes, para que el archivo revele el secreto de la violencia simbólica que lo ordena, consiste en desubicar y reubicarlo. Desjerarquizar la autoridad del archivo pasa por desatar conflictos de significación y luchas de interpretación en los bordes de su corpus –en aquella zona estratégica que separa lo incluido de lo excluido, lo propio de lo impropio, lo legitimado de lo ilegítimo- como una forma de obligar a los sistemas de clasificación de la memoria artística y cultural a confesar lo oculto del régimen de validación de lo archivable.

(…) Creo que la emergencia de estos Prospectos de Arte con su letra A que se mueve, inclasificable, entre los saberes académicos y los flujos de la biblioteca comunitaria o municipal, entienden lo mismo que Jacques Ranciére cuando nos dice que “El arte es político ante todo cuando crea ciertos modos de estar juntos o separados, de definir el estar dentro o fuera, frente a o en medio de”. Estos Prospectos de Arte no tienen por qué elegir entre estar dentro o estar fuera de la política de los espacios que rige el arte. Su diseño supone, más bien, convertir lo intermitente y lo fronterizo de los trazados de unión y desunión de los límites –lo académico y lo comunitario; lo artístico y lo extra-artístico; lo archivable y lo que desborda el archivo- en un vector nómade que, en lugar de asegurar resultados, prefiere el “quizás” o el “tal vez” de lo hipotético.

Por Nelly Richard

Palapalabra, sección Trinchera Literaria

El Ciudadano Nº94, primera quincena enero 2011


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