Panorama general de las protestas en Europa y en el Medio Oriente

En los últimos meses hubo protestas en muchos países de Europa y del Medio Oriente

Panorama general de las protestas en Europa y en el Medio Oriente

Autor: Cesarius

En los últimos meses hubo protestas en muchos países de Europa y del Medio Oriente. Estos movimientos sociales se desarrollaron en contra de las respuestas de los diferentes gobiernos a la crisis mundial que dejó a estos países en una situación económica difícil.

Derivado de las reformas liberales que han aplicado los diferentes gobiernos de Europa en las últimas décadas y a una falta de participación democrática de su ciudadanía se desarrollaron una serie de protestas que tuvieron una inevitable cobertura mediática.

El movimiento social se puso en contra de las decisiones unilaterales que aplicaron los gobiernos, los cuales no hablaron con las organizaciones sociales que existen en estos países. Estas medidas, tomadas con el respaldo de las grandes empresas y corporaciones -en particular de las asociadas a la banca- van en contra de las leyes sociales y laborales que existen desde muchos años, como resultado de las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras.

Este movimiento expresa una voluntad de cambio por parte de las poblaciones de Europa, los paros que hubo trataban de lograr un alto grado de negociación para enfrentarse de igual a igual con los gobiernos: En Grecia, la ayuda que ofreció a su economía el Fondo Monetario Internacional (FMI), vino ligada con el compromiso de establecer leyes privatizadoras de diversos sectores económicos, lo que dejó afuera a miles de funcionarios que salieron a protestar en las calles de Atenas, según publicó Le Monde Diplomatique, en un análisis de Serge Halimi, director del periódico en Francia.

En Inglaterra, los precios para las incorporaciones a las universidades subieron hasta 12 mil euros (7.800.000  pesos chilenos), según diversas informaciones publicadas en la prensa inglesa, y las organizaciones estudiantiles hicieron paros en todo el país.

Francia no estuvo exenta, los paros del otoño pasado en contra de las leyes de revisión de la protección social fueron los más fuertes desde 1995 y durante tres meses se paralizó la industria petrolera, los trenes y las universidades, entre otros sectores, como explica Halimi en otro artículo publicado en Le Monde Diplomatique.

Pero todas esas manifestaciones no alcanzaron el poder negociador que buscaban. Los dirigentes políticos, representantes del sistema, lograron que se aprobara «una ley contra la obstrucción de un servicio público» -es decir que, en caso de paros y protestas, las entidades estatales deben seguir funcionando-, y los gobiernos siguieron en el camino de estas reformas.

CAMBIOS ROTUNDOS EN MEDIO ORIENTE

Mas allá, en el Medio Oriente, la situación económica de los países mediterráneos convirtió los movimientos sociales en revoluciones. Los pobladores de Túnez y Egipto salieron a las calles para echar a los dirigentes que manejaban estos países desde 1987, en el caso de Zine Ben Ali (Túnez) y 1981 para Hosni Mubarak (Egipto) con el apoyo de los gobiernos estadounidenses y europeos.

La ubicación estratégica de estos países, donde existen reservas de petróleo que se ha disputado occidente desde la época de la Guerra Fría, luego de la Segunda Guerra Mundial. Por otra parte el miedo que se ha instalado en relación con los partidos políticos islámicos (por la asociación que se hace de éstos con el terrorismo) y la historia en estos países -relacionada con la colonización que ejercieron Francia e Inglaterra sobre estos países-, son algunas de las razones que explican este apoyo de Estados Unidos y parte de Europa.

Las revoluciones expresan un deseo de cambio económico y de agotamiento por parte de la población frente al sistema político. La gente exigió más democracia y se opuso a la represión. Con esta intención se pararon en las plazas de las capitales esperando una ayuda de las Fuerzas Armadas hasta que los presidentes Ben Ali y Mubarak se vieron obligados a dimitir.

Si los cambios son o no radicales, y si se genera un cambio en el sistema económico imperante aún no se ha definido. Ahora, estos países deben enfrentar un proceso que defina qué línea ideológica definirá su economía y si realmente la sociedad está o no preparada para la instalar un sistema democrático y existen los movimientos sociales que puedan realizarlo.

Por Nicolás Loonis

El Ciudadano

Fotografía: Noticieros Televisa


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