Asia Ramazan Antar, de 22 años y conocida por ser una de las mujeres que más han luchado contra el Daesh (Estado Islámico) en Siria, murió a manos de militantes del grupo terrorista.
La joven era comandante de las YPJ, las milicias de autodefensa kurdo-sirias articuladas como brazo armado del Partido de la Unión Democrática (PYD), que están combatiendo contra el autoproclamado Estado Islámico.
Su muerte aún no estaría confirmada por las fuentes oficiales, pero según varios medios de comunicación habría fallecido el pasado 31 de agosto. Varias fuentes afirman que la causa de su muerte podrían ser los ataques aéreos sobre la frontera de Turquía por parte del Daesh, sin embargo, miembros de su familia confirman que puede haber muerto a causa de un coche bomba, según se ha informado a través de la página de Facebook ‘We want Freedom for Kurdistan’.
La joven, que se hacía llamar Viyan Antar, su nombre de guerrillera, pertenecía desde el año 2014 a las Unidades Kurdas de Protección a la Mujer, una de las militancias que más daño está haciendo a los terroristas en territorio sirio.
Asia vivió su vida preparándose para la guerra. Completó su entrenamiento militar e inmediatamente fue enviada a la primera línea de combates contra los militares del Estado Islámico. Se convirtió en jefa de equipo y artillera y antes de morir, participó en cinco batallas en los alrededores de Manbij, en la frontera con Turquía.
Fue calificada por los medios como «la Angelina Jolie kurda», por su parecido a la actriz estadounidense, luego de que su imagen empezara a circular vestida de guerrillera y con una ametralladora al hombro.
«En los medios de comunicación nadie habla de los ideales por los que dio su vida, ni qué hizo Viyan por las mujeres en el Kurdistán sirio en los últimos cuatro años», dijo Choman Kanaani, un combatiente kurdo, respecto a la imagen sexista que se dio de Asia. «Toda la filosofía de las Unidades Kurdas de Protección a la Mujer es luchar contra el sexismo y evitar el uso de la mujer como un objeto sexual».
De hecho, la unidad militar de la que formaba parte, consiguió en 2015 presionar la zona del Kurdistán sirio para que se aprobaran leyes que convertían en delito la violencia contra las mujeres, el matrimonio forzado y la poligamia, a pesar de la resistencia de los grupos religiosos conservadores.