Hace un tiempo atrás, este mismo año, el director del FBI, James Comey, causó polémica cuando admitió que cubría la cámara web de su computador personal con cinta adhesiva. La idea de que el jefe de la agencia de inteligencia más avanzada del mundo, sintiera la necesidad de recurrir a un truco tan rudimentario para evitar a los hackers, fue un sorpresa para muchas personas. Pero lo que más intrigó, fue el hecho de que antes, el mismo Comey había dicho que las personas no debían intentar hacer que sus dispositivos fueran inviolables, porque esto entorpecía los esfuerzos de la seguridad nacional de Estados Unidos.
Sin embargo, en una entrevista de esta semana con el asistente del Departamento de Justicia de EEUU, John Carlin, frente a la audiencia de un laboratorio de ideas en Washington, Comey no sólo defendió sus dichos anteriores, sino que además recomendó a los ciudadanos hacer lo mismo para proteger su intimidad.
Cuando Carlin le preguntó si todavía cubría su cámara web con cinta adhesiva, Comey respondio “por supuesto que sí”. Aunque reconoció que se habían mofado mucho de él por hacerlo, insistió en que “no es loco que el director del FBI también se preocupe por la seguridad personal”, agregando que «las personas deben hacerse responsables de su propia seguridad y resguardo».
Acerca de que la gente deba cubrir o no su cámara web, dijo: «Hay algunas cosas sensatas que se deberían hacer y ésta es una de ellas». También confirmó que él está lejos de ser el único miembro del FBI en usar esta técnica, y reveló que «si vas a una oficina de gobierno, todos tenemos de esas camaritas que se ponen encima de la pantalla, y todas tienen una pequeña tapa que se baja encima del lente».
«Eso se hace para que las personas que no tienen autoridad, no te vigilen», agregó Comey.
En una conversación en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, el jefe del FBI llamó a los ciudadanos a trabajar por su seguridad y confiar menos en sus dispositivos. Esto significa que los clientes deberían hacerse cargo de proteger su privacidad, en vez de asumir que los fabricantes se preocupan por la seguridad de los aparatos tecnológicos que les venden.
Fuente, IFLS
El Ciudadano