En España las ventas de Apple van viento en popa, pero esa empresa no paga impuestos por beneficios. En 2011, a Apple España le salió la declaración a devolver, aunque las ventas se multiplicaran por catorce, como se comprueba en el Registro Mercantil. El truco es que Apple España compra productos Apple a Apple Irlanda a precios muy altos… y factura en Irlanda el 99% de sus ventas aquí. Apple España apenas tiene beneficios y le salió a devolver lo anticipado por impuesto de sociedades.
El truco es no declarar beneficios reales en España. Ingeniería fiscal y contabilidad imaginativa, dicen, pero en un mundo decente sería un delito de evasión de impuestos. Por otra parte, en Europa han señalado a Apple como elusora de muchos millones en impuestos y la Comisión Europea ha advertido que debe abonar muchos millones de euros de impuestos no pagados.
Resultado de este panorama fiscal es que la Agencia Tributaria de España ha decidido investigar el impuesto de sociedades, IVA y sobre la renta de 2009 a 2012 de la filial española de Apple que gestiona once tiendas propias que venden mucho.
La Agencia Tributaria ha colocado también en el punto de mira las filiales en España de multinacionales tecnológicas. ¿Desvían beneficios a otros países? Por eso investigan a Google Spain que también tiene una sede en Irlanda. ¿Casualidad? No, el impuesto de sociedades ahí es solo 12.5%. Apple y Google son avanzadas en elusión fiscal, en no pagar impuestos debidos con estructuras empresariales retorcidas y complejas. La elusión aún no es delito, como la evasión de impuestos, pero debería serlo.
Elusión posible porque países como Irlanda y Holanda ponen impuestos reducidos como paraísos fiscales que son. La elusión también es posible por agujeros y resquicios legales de los países en sus normas fiscales. Y, por supuesto, por la nula de voluntad política al respecto de gobiernos nacionales europeos, gobierno de la UE, Consejo de Ministros de la UE, Ecofin…
De la voluntad política de quienes mandan en esta Unión Europea da cumplida respuesta la del Consejo de Ministros Europeo a la formación de una comisión del Parlamento Europeo de 65 diputados para investigar los Papeles de Panamá. Apenas constituida, el Consejo de Ministros de la UE les ha hecho saber que los Estados miembros no colaborarán con esa comisión. ¿Cuál es el interés del Consejo de Ministros europeo en acabar con la elusión y evasión fiscales? Cero.
Como escribe el economista Fernando Luengo, “el margen de maniobra de las corporaciones transnacionales no cesa de aumentar en un contexto institucional que premia el libre movimiento de capitales y la competencia entre países para recibir inversiones”. Incluida la competencia fiscal. En ese oscuro contexto, a los poderosos les es fácil eludir el pago de impuestos.
Eludir y evadir impuestos ampliamente hace buena la definición de capitalismo de Manuel Freytas cuando afirma que “no es más que una empresa de ladrones comunes que niveló un sistema económico, político y social globalmente para legitimar con leyes un robo masivo y planetario del trabajo social y recursos naturales, disfrazado de economía mundial”.
Nada de eso sería posible sin paraísos fiscales. Un enorme volumen de dinero evadido o eludido transita por esas guaridas financieras. Según la OCDE 240.000 millones de dólares anuales. El resultado de la masiva y continua evasión y elusión de impuestos es que las arcas públicas se reducen, los Estados se debilitan y no se atienden los irrenunciables derechos de la gente.
¿Cómo cabe tanta evasión y elusión fiscales? Porque hasta ahora FMI, G7, OCDE, gobiernos nacionales y UE miran a otro lado ante la evasora conducta de las multinacionales y el fraude de los potentados. Con la complicidad de muchos gabinetes de abogados y asesorías fiscales que proporcionan servicios, trucos y trampas para ocultar información y que los ricos y súper-ricos no paguen impuestos o apenas. Con la ayuda de la banca, por supuesto. Billones de dólares no han sido declarados y no han pagado los impuestos que deberían.
Eludir impuestos o evadirlos es criminal porque quiebra de raíz la solidaridad social imprescindible para que los países no se precipiten en el abismo de la injusticia permanente y la gente pueda vivir con un mínimo de dignidad.
Xavier Caño Tamayo
* Periodista, miembro de ATTAC