El partido oficialista Rusia Unida aumentó su representación parlamentaria en 105 diputados, obteniendo 343 de los 450 escaños que conforman la Duma, el parlamento ruso.
Con esta mayoría constitucional, dos tercios de la cámara, el oficialismo sorprendió hasta a sus propias filas que llegaron a calificar el resultado de «absolutamente inesperado».
Además de Rusia Unida, se reservaron asientos en la Cámara Baja del Parlamento ruso el Partido Comunista (42 escaños), el ultranacionalista Partido Liberal Demócrata (39) y los socialdemócratas de Rusia Justa (23). Además, entraron también dos formaciones que hasta ahora no tenían representación: los nacionalistas de Rodina (patria, en ruso) y los liberales de Plataforma Ciudadana. Ambos obtuvieron un escaño.
La oposición extraparlamentaria, representada por Parnas e Iabloko fracasó estrepitosamente en su intento de canalizar el voto de protesta contra el poder.
La reintroducción del sistema mixto de reparto de escaños explicaría el aumento acaparador de Rusia Unida que obtuvo 140 escaños por las listas de partidos y 203 por las circunscripciones mayoritarias unipersonales. Además, la abstención (la participación fue del 47,84%) también benefició al partido ganador.
La misión de observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa constató que las elecciones habían sido más transparentes que en otras convocatorias, sin embargo, aseguraron haber registrado irregularidades en el recuento de votos y que la restricción de libertades fundamentales había afectado al proceso.
El presidente ruso y fundador de Rusia Unida, Vladimir Putin, declaró que «los resultados de las elecciones son la reacción de nuestros ciudadanos a la presión exterior sobre Rusia, a las amenazas, sanciones e intentos de sabotear el país desde dentro». Y agregó que «a pesar de todas las dificultades, la incertidumbre y el riesgo, la gente optó por la estabilidad y confió en la principal fuerza política, en el gobierno, que en el Parlamento tiene el apoyo de Rusia Unida».