Los mitos y las leyendas urbanas crecen día a día en el boca en boca de los ciudadanos. Existen hechos históricos que quedarán en la memoria, pero hubo otros que son considerados engaños paranormales. Hubo cinco en particular que se destacaron como los más grandes.
El monstruo del lago Ness
La leyenda del monstruo del lago Ness ha circulado por Escocia durante los últimos 1,500 años. Sin embargo, la búsqueda de «Nessie», como se le apoda a supuesta criatura jurásica, cobró nueva vida en la década de 1930.
En 1934, se publicó prueba fotográfica del animal en el prestigioso diario de Londres, Daily Mail. La icónica imagen presuntamente fue tomada por el respetado cirujano Kenneth Wilson. Sin embargo, en 1994 Marmaduke Wetherell admitió haber falsificado la foto utilizando un juguete submarino y un modelo del monstruo, versión que su hijastro posteriormente confirmó.
El horror de Amityville
La casa de Amytiville, en Nueva York, Estados Unidos, en efecto fue el escenario de un terrible crimen; Ronald «Butch» DeFeo, de 23 años, metódicamente mató a sus padres y hermanos con una pistola. Tras ser interrogado, confesó al crimen declarando que voces dentro de la casa lo habían alentado a cometer los asesinatos. Su alegato de locura fue descartado y Butch fue condenado a seis cadenas perpetuas consecutivas.
Un año después, la familia Lutz –George, Kathy y sus tres hijos- se mudaron a la casa. Tras ser testigos una serie de horripilantes eventos paranormales, la abandonaron. El recuento de su experiencia fue reproducido en varios «best-sellers” y películas de Hollywood.
Posteriormente el abogado de DeFeo confesó que inventó gran parte de la historia con el señor y la señora Lutz, luego de consumir varias botellas de vino. Ninguno de los habitantes posteriores de la casa supuestamente embrujada han vuelto a reportar actividad paranormal.
Las hadas de Cottingley
En 1917, las jóvenes primas Elsie Wright, de 16 años, y Frances Griffiths, de 10 años, realizaron una serie de cinco fotografías en Cottingley, West Yorkshire, Reino Unido, que durante muchas años fueron tomadas como evidencia de la existencia de seres míticos.
Tras ser declaradas genuinas por expertos fotógrafos en aquel tiempo, se volvieron ampliamente populares entre los espiritualistas. Especialmente bajo el apoyo del prestigiado Sir Arthur Conan Doyle. No fue sino hasta 1978 que James Randi, colaborador del escritor matemático Martin Gardner, demostró que eran fraudulentas. Las hadas y duendes retratados no eran mas que siluetas de ilustraciones cuidadosamente recortadas y sujetadas con hilo. Años después, cuando las primas eran ya ancianas, admitieron su falsificación.
La sirena de Fiji
En 1842, un caballero inglés llamado Dr. J. Griffin, miembro del Liceo Británico de Historia Natural, desembarcó en Nueva York, Estados Unidos, trayendo consigo lo que aseguraba era una sirena real, capturada en la costa de las islas Fiji, en el sur del Pacífico.
Al poco tiempo, el empresario P.T. Barnum convenció al Dr. Griffin de exhibir la sirena en su museo: Concert Hall en Broadway. La criatura atrajo a multitudes de curiosos, así como a varios escépticos. La sirena semejaba el cuerpo de un mono cocido a la cola de un pescado seco. Cuando el engaño se hizo evidente, Barnum y Griffin habían desaparecido con la fortuna que habían ganado de la exhibición.
El Dr. Griffin, cuyo verdadero nombre era Levi Lyman, era cómplice de Barnum. Se había hecho pasar por naturista para validar el cuerpo de la «sirena». En realidad, el ejemplar era una forma de arte tradicional que realizaban los pescadores en Japón y las Indias Orientales. Se cree que la famosa «Sirena de Fiji» fue destruida en la década de 1880.
Autopsia de un alienígena
El productor británico Ray Santilli transmitió una grabación de lo que alegaba era una autopsia secreta realizada por militares de Estados Unidos sobre un ser alienígena, recuperado de un OVNI que se había estrellado cerca de Roswell, Nuevo México.
De acuerdo con los informes, había obtenido el video de un camarógrafo militar retirado. El tembloroso manejo de cámara y las imágenes borrosas le dieron cierto sentido de realismo, mientras que resultaba difícil ver con claridad a la criatura y sus entrañas.
En 2006, durante una entrevista de prensa, Santilli confesó que el material «original» había sido irreparablemente dañado y que había contratado a un equipo de expertos en efectos especiales para recrear el montaje.