Los dimes y diretes del primer debate Clinton-Trump: ¿quién huele peor?

Posible evasión de impuestos, ocultamiento de correos electrónicos, supuestas fijaciones racistas y volteretas para apoyar o quitar piso al TPP fueron temas que generaron momentos inolvidables en el primero de los tres round que se harán camino a la Casa Blanca.

Los dimes y diretes del primer debate Clinton-Trump: ¿quién huele peor?

Autor: Matías Rojas

Clinton

Como un evento «surrealista» fue descrito por la señal estadounidense NBC el debate de 90 minutos que puso frente a las cámaras a la ex secretaria de Estado Hillary Clinton y al magnate Donald Trump este lunes.

Los nominados de los partidos Demócrata y Republicano, respectivamente, competirán por el sillón presidencial de Estados Unidos en noviembre, y se enfrentaron con todo en un espacio marcado por ataques personales, precedido de una alta expectación que lo hacía comparable – para algunos – con el acontecimiento televisado en septiembre de 1960, cuando Richard Nixon y John Kennedy, bastante más joven que el primero, se sometieron al «people meter».

Esta vez, la «halcona» esposa de Bill Clinton se encargó de registrar un nuevo hito en la política norteamericana: por primera vez, una mujer llegaba a la recta final para convertirse en presidenta y ocupar un cargo previamente usado por un líder de color.

Para partir Trump – con el característico estilo confrontacional que más votos le ha sumado, según demostró el período de primarias en la derecha – recordó a Clinton que su marido fue el impulsor del Acuerdo de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA), causante de una situación económica que, además de amargar la vida de los manufactureros nacionales, no ha sido capaz de cambiar «en 30 años».

El Acuerdo Transpacífico (TPP) fue arrojado sobre la mesa. Clinton se defendió de lo que llamó una «mentira» de Trump, quien la acusó de apoyar el tratado primero y voltear su chaqueta después, únicamente porque él manifestó su oposición al mismo. En la era digital, la posible predecesora de Obama en la Casa Blanca invitó al público a revisar su sitio web para chequear las afirmaciones que realizaba, proponiendo «aumentar impuestos a los más ricos», un «crecimiento económico inclusivo» y menores ventajas para «los de arriba».

Ya que su contrincante insistía en criticar el TPP, Trump lanzó un dardo: «¿(el tratado) es culpa, entonces, del presidente Obama?» La personera que celebró la caída del gobernante libio Muammar Gaddafi no contestó, y el debate pasó a centrarse en política exterior.

En la misma página de la candidata demócrata, observó Trump, Clinton delineaba su estrategia para combatir a ISIS. Algo contraproducente, indicó en tono burlesco, si lo que se pretendía era sorprender al enemigo. Ocupó más adelante la frase de Ron Paul, un político en retirada que en su momento careció, tanto como él, de la simpatía de los republicanos convencionales, para repudiar la ayuda militar brindada a países como Japón y Arabia Saudita. «No podemos ser los policías del mundo», subrayó.

Junto con señalar que la postura de Trump solo genera incertidumbre en los aliados de EEUU, Clinton arremetió contra Rusia. A una pregunta sobre ciberseguridad, apuntó al Kremlin como causante del ataque informático a los servidores de su colectividad política, denunciando que eso favoreció al otro candidato. «Puede haber sido Rusia», manifestó el empresario aludido, quien ha reconocido su cercanía con Putin, «pero también China pudo haberlo hecho, o un tipo obeso desde su cama».

Independiente de sea el autor, enfatizó el republicano díscolo, el hackeo permitió que se transparentaran varias prácticas deshonestas de Clinton hacia Bernie Sanders, el ex precandidato y senador socialista por Vermont.

En cuanto a ISIS, Trump volvió a achacar responsabilidad al presidente Barack Obama – y obviamente a su embajadora para el mundo, Hillary – por desestabilizar y abandonar países de Medio Oriente que se convirtieron en terreno fértil para el grupo terrorista. Clinton respondió que el retiro de las tropas de Irak fue visado por Bush, una administración anterior a la actual.

Un intercambio que sin dudas levantó polvo fue iniciado por el animador de NBC, cuando preguntó al multimillonario de derecha si estaba dispuesto a publicar su declaración de impuestos. Trump dijo que lo haría contra los deseos de su abogado, siempre y cuando Clinton divulgue los 33.000 correos electrónicos que fueron borrados de su servidor personal, ello en referencia al caso motivó una pesquisa del FBI por una supuesta violación de secretos de Estado.

Clinton admitió el «error» de almacenar sus mensajes en un servidor no protegido, pero inmediatamente sembró sospechas en torno a la negativa de Trump de revelar sus impuestos en más de una ocasión. Barajó así diversas opciones: que Trump aparente ser más rico de lo que es en la realidad, que sus fundaciones no sean tan caritativas, o que lisa y llanamente evada las imposiciones.

De igual forma tocó el asunto «birther», imputándole al contrincante haber sentado las bases de su campaña en una «mentira racista» contra el presidente Obama, señalando que éste nació en Kenia y no en EEUU. Trump dijo que en realidad la ex jefa de campaña de Clinton fue la que inicialmente echó a correr el rumor, cuando el ahora mandatario competía con ella en las primarias de 2009.

Cabe señalar que un sondeo preliminar realizado por CNN nombró como ganadora del primer debate a Clinton, con un 62%.


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