Amor y desvarío. El dramaturgo Roberto Contador se inspiró en El licenciado Vidriera, de Miguel de Cervantes, para crear una obra íntima que explora en la poesía de la locura. Dirige Guillermo Ugalde. Actúan Roxana Naranjo y Guilherme Sepúlveda.
“Hazme lo que quieras, nunca pensaría algo vulgar de ti… Tu pelo se ve húmedo y caliente, tocarlo debe ser como meter la mano en una olla con mermelada de mora”. Un hombre en la montaña le habla a una mujer ausente. Siempre a la misma. Entre los sonidos de los animales y sus palabras deshilachadas por la lucidez y el delirio, aparece una mujer. Otra. Una que como él está en un viaje al borde de caer o salir de la locura. Son dos seres marginales y solos que se encuentran por un momento. Su cruce es Lamedero.
Decir que esta es una versión de El licenciado Vidriera poco aclara el vínculo que la obra tiene con la novela de Cervantes. Porque acá nadie fue hechizado ni cree así tal cual que es de vidrio. De hecho, los personajes tienen otro nombre, están en otro lugar, en otro tiempo, viviendo algo que no ocurre en el texto original, diciéndose otras cosas. La relación es menos explícita, pero no por eso débil. La relación está en sus palabras. En el exceso barroco con que abordan los temas centrales de la novela: amor y locura.
Pero la cercanía temática está trizada por los siglos que han hecho que la ruptura original del loco iluminado retratado por Cervantes hoy pueda resultar lugar común. Por eso, la puesta en escena busca más dialogar con el original, su autor y su época, que repetirlos. “Fue una decisión no hacer un juicio ni un diagnóstico del licenciado, sino abrir el universo poético de la locura. Complejizar el tema del delirio, hacerlo más ambiguo y obsceno, sin moraleja”, dice el director Guillermo Ugalde.
El licenciado Vidriera es una de las Novelas ejemplares que Cervantes publicó en 1613. El dramaturgo Roberto Contador se interesó en ella a partir de una cita del poeta Leopoldo María Panero sobre El Quijote, donde la calificaba de “novela río asquerosa” y decía que la que le gustaba era Vidriera.Los 400 años de la muerte de Cervantes empujaron a Contador a cumplir su deseo de trabajar a partir de ella. El resultado es el único texto chileno que integra el proyecto Teatros Ejemplares, donde dramaturgos de distintos países reescribieron las Novelas Ejemplares, y el segundo trabajo de la compañía Teatro La Península, coproductora de la obra junto al Centro Cultural de España y GAM.
Dirección: Guillermo Ugalde
Dramaturgia: Roberto Contador
Elenco: Roxana Naranjo y Guilherme Sepúlveda
Diseño sonoro: Gustavo Guzmán
Diseño de iluminación: Andrés Poirot
Diseño de escenografía: ToRo
Asistencia de vestuario y utilería: Aurora Muñoz Lacourly
Maquillaje y caracterización: Constanza García
Imagen en escena: Alexis Mandujano
Crédito galería fotos: Jorge Sánchez