Ahora nos disparamos y, o regresamos con regalos a casa o nos va tan mal que volveremos. Por los menos con el esfuerzo de ser, tal vez, el primer periódico en la historia nacional en comenzar a sentar la problemática regional en la capital del país, Santiago.
Cumplimos 33, somos un Jesucristo, predicante, cuestionante, un periódico que va a las bases para remover la conciencia política, económica y social del país. Periódico que partió hablando de la mirada local, pero que se dio cuenta que, si bien podíamos realizar pequeños virajes a nivel comunal, debíamos enfrentar el aparataje central. Si no, nuestro esfuerzo no valdría del todo la pena. Desde ese momento, nuestro slogan cambió y se convirtió en «El Ciudadano: noticias que importan». Nacimos para impulsar cambios sociales, partiendo por el individuo en movimiento. Seguimos escribiendo en papel y hemos logrado llegar hasta aquí, gracias a quienes han comprendido lo que es El Ciudadano: nuestros lectores, y todos los que apoyan y siguen este gran proyecto.
Tenemos detractores, sí claro; si no, no seríamos lo que somos. Nos creamos en la diferencia, en esa que nos ha dado la razón, arte sencillo mediante el cual se puede entablar un diálogo a rostro descubierto, enfrentando todo tipo de poder mediante la revelación más propiamente humana: la lengua.
¡Los desenmascararemos, los desarticularemos! ¡Cambiaremos el orden agobiante que imponen! Mediremos distinto el tiempo: lo que sea progreso para ustedes, no lo será para nosotros. Si quieren, nos llamarán separatistas pero viviremos con la frente en alto, sabiendo que siempre habrá alguien que siga enarbolando esta lucha por gritar: ¡Basta!
El Ciudadano, periódico que humildemente nació en y para las comunas de La Unión, Río Bueno y Lago Ranco, para convertirse luego en un medio bien cotizado de la Nueva Región encabezada por la federalista Valdivia, próximamente llevará nuestra voz a la capital nacional y no será para aplaudir las proezas del poder y encantar con cifras, sino para diseminar por el territorio el poder de decisión sobre el futuro que queremos vivir.
El Gobierno Ciudadano cobra más fuerzas que nunca. Desde el número 34, bajando de la cruz, llegaremos a Santiago… otra historia comienza y esperamos saber retirarnos a tiempo. Serán ustedes, nuestros lectores, los primeros que nos digan: Está bien, muchachos. ¡Stop! Ya hemos conseguido la victoria.
Remos