El portal web True Pundit ha revelado que durante su período al frente de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton y el resto del Departamento de Estado recibieron presiones desde la Casa Blanca y otros gobiernos para silenciar a Julian Assange y a WikiLeaks.
El 23 de noviembre de 2010 Clinton se reunió con el personal en una oficina del Departamento de Estado para formular una estrategia que frustrara el plan de Assange de publicar 250.000 cables diplomáticos secretos datados desde 1966 a 2010. Era el llamado Cablegate.
«¿No podemos sencillamente atacar con un dron a ese tipo?», se preguntó la actual candidata demócrata a la presidencia de EE.UU., según una fuente del Departamento de Estado no identificada. Además, el portal True Pundit ha revelado que la gente que se encontraba en la habitación con Clinton ese día no pudo evitar reírse del comentario, aunque pronto quedó claro que la hoy candidata a la presidencia estadounidense hablaba en serio.
Los informes constatan que la entonces secretaria de Estado tachó al fundador de WikiLeaks de «blanco fácil» que «andaba» libremente y mostraba su desprecio sin ningún temor a las represalias de Washington.
Después de la sugerencia de Clinton, el Departamento de Estado consideró ofrecer una recompensa a cualquiera que ayudara a capturar a Assange y a extraditarlo a EE.UU. De acuerdo con fuentes no identificadas, se hablaba de una recompensa de 10 millones de dólares.
Cinco días después de la reunión, el 28 de noviembre de 2010, Wikileaks comenzó a publicar los archivos del Cablegate.
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