Luego de casi dos meses haciendo puerta a puerta, el candidato a concejal por La Cisterna y militante del movimiento Convergencia de Izquierdas, Joel Olmos Espinoza (34), está a punto de enfrentar su segunda elección municipal. El ingeniero civil industrial de la Universidad de Chile es vecino del sector de Plaza de los Bomberos y confía en su trabajo de base, junto a profesores y grupos evangélicos de la comuna, para lograr alcanzar esta vez uno de los 8 asientos en el concejo municipal, al que acusa de falta de renovación.
– Esta es la segunda vez que te presentas a una elección de concejales por La Cisterna. ¿Qué diferencias notas entre esa experiencia y la de este año?
Durante los últimos cuatro años se ha acumulado un gran malestar en la gente, por cosas que han pasado en la comuna, pero por sobre todo, por temas a nivel nacional: los casos Corpesca, Penta y SQM; el perdonazo a Johnson´s… Entonces, la gente ha perdido la confianza en la política.
Otra diferencia es que producto del cierre de colegios en La Cisterna, hemos logrado canalizar el malestar de un grupo de organizaciones, que estaban disconformes con la administración actual y que son alternativas al duopolio.
– Hablas de una pérdida de confianza en la política. ¿Lo has notado haciendo campaña en terreno?
En la Cisterna pasa algo bien especial y es que el actual alcalde lleva tres períodos gobernando (12 años) y los concejales se han repetido en distintos períodos. No ha habido ninguna renovación del concejo comunal y eso ha generado una especie de crisis, porque tampoco nunca ha habido un concejal alternativo.
Ahí uno ve la crisis de legitimidad, producto de que han habido escándalos bien grandes. Por ejemplo, cuando funcionarios de la municipalidad adulteran su ficha de protección social y se quedan con viviendas sociales, siendo que tenían sueldos millonarios. Otro fue cuando el alcalde pagó sueldos millonarios a sus funcionarios de confianza desde la Asociación Chilena de Municipalidades (actualmente investigado por Contraloría) y el más grave, cuando dejan a alrededor de 300 niños en la calle producto del cierre de tres colegios, sin ningún tipo de asistencia social.
Cuando hablamos con las personas y les explicamos que somos alternativos, que no estamos ni con la derecha ni con la Concertación, también toman una actitud distinta. Hay un porcentaje de gente que rechaza a todos los candidatos y que no va a votar, pero hay otras personas que cuando se dan cuenta que estamos con Gabriel Boric y Giorgio Jackson en una alternativa política distinta al duopolio, toma una posición mucho más abierta y es capaz de recibirte un volante y algunos hasta se comprometen a ir a votar por mí.
– Las encuestas reflejan un rechazo a los dos bloques que se han repartido el poder desde 1990. ¿Hay más espacio para candidaturas por fuera de la Nueva Mayoría y ChileVamos?
Totalmente. Cuando uno lo conversa desde el abstracto, funciona. Sin embargo, cuando nosotros notamos nuestra capacidad real de movilización en el territorio, por lo menos en la Cisterna, demuestra una debilidad. Todos los alternativos juntos somos muy pocos y no somos capaces de hacerle el peso a esta maquinaria municipal, que es el resultado de 20 años de gobierno comunal local basado en el clientelismo.
– ¿Cómo evalúas la gestión Santiago Rebolledo, luego 12 años como alcalde de La Cisterna?
La Cisterna es una comuna dormitorio, entonces, ha habido una valorización de los terrenos producto del Metro. La gente ve un progreso material vinculado con la valoración del suelo, la creación de complejos habitacionales en altura, con algunas mejoras en la vía pública y el alumbrado. Sin embargo, existe la dualidad del doble Chile: tú ves casas muy bonitas con grandes autos y en la casa de al lado viven siete familias hacinadas.
Se reproduce esta desigualdad en un contexto de abundancia de recursos, que no alcanza a llegar a los más necesitados. Ahí hay una falla importante, porque el modelo de gestión municipal es muy autoritario y jerarquizado. Entonces, cuando diseñan política pública, como los más pobres no existen en el ideario municipal en su rol social, sistemáticamente son excluidos y no alcanzan a acceder al subsidio, los barrios tienen muy poca infraestructura pública y los colegios públicos son cerrados.
– ¿Ha sido limpia la campaña?
Yo creo que la ley ha contribuido positivamente a que la plata se note harto menos. Antes había una cantidad de propaganda ridícula en todos lados y ahora no se ve tanto. Lo que se nota es el clientelismo, la gente regalando cosas, la cantidad de funcionarios municipales que andan en las ferias. Hemos recibido decenas de denuncias de gente que trabaja en la municipalidad y que la obligan a poner el letrero en la casa.
– ¿Cómo has financiado tu campaña?
Principalmente por donaciones. Hicimos una peña solidaria, una cena y un vino de honor. Por lo menos, logramos cubrir los pequeños costos de la campaña: hicimos tazas, poleras, afiches y 20 palomas, que están en las casas de los colaboradores principales.
DIRIGENTE SOCIAL
Además del trabajo junto a profesores y grupos de intervención evangélicos, Olmos participó en una escuela popular de la población La Aurora. En su etapa universitaria, fue presidente del Centro de estudiantes de la Facultad de Ingeniería la Universidad de Chile y senador universitario de esa casa de estudios.
– ¿Qué diferencias hay entre hacer política en la universidad y realizar una campaña en una comuna?
Como en la universidad hay una cultura democrática, cívica y republicana muy fuerte, uno tiende a creer que en todos lados se valora mucho la preparación y la propuesta. En general, rectores y decanos son gente razonable, no son personas que se estén robando plata y que se quiere llevar la cosa para la casa.
Cuando sales de la universidad, te das cuenta las organizaciones sociales muchas veces son corruptas, que en la municipalidad hay muchas voluntades compradas y que no se parece a lo que uno está acostumbrado a tratar.
Por otro lado, las discusiones que uno tiene en la universidad, que muchas veces dividen a los grupos políticos, afuera no existen, porque el contexto es tan crítico que no te da espacio para una crítica tan fina.
– En la presentación de tu sitio web destacas la figura de tu madre como puntal en sacar adelante a tu familia. ¿Qué tipo de políticas proclives a la igualdad de género se pueden impulsar desde el municipio?
Nos hemos preguntado acerca de cuáles son las formas de fomentar la participación de las dirigentas sociales femeninas, ya que tienen muchas limitantes para participar, dado su carácter de madres y encargadas de hogar. El trabajo que tienen es muy pesado y las obliga separarse de las reuniones y de los espacios de decisión.
Yo creo que existe un camino productivo, que tiene que ver con apoyar a las mujeres en su calidad de jefa de hogar, para que tengan un momento del día para desarrollar cierto tipo de labores y que pueden hacerlas mientras cuidan a sus hijos. Por ejemplo, que en los espacios públicos hayan más guarderías y que en la Municipalidad haya una para los hijos de funcionarios.
¿Cuál será tu sello si resultas electo concejal?
Yo creo que va a tener que ver con cómo somos capaces de cambiar este modelo autoritario de participación, ultra vertical y egocéntrico del alcalde. Nuestra principal preocupación va a ser articular a la comunidad, para que cada grupo social de interés pueda establecer su propio proyecto de desarrollo y en su área de influencia impulsar un proyecto social.
Nos gustaría que hubiera un consejo de las artes, que entre las organizaciones sociales dedicadas al tema, puedan generar un proyecto de desarrollo artístico que involucre a colegios, iglesias y a toda la comuna. Mi labor principal será distribuir el poder y no acapararlo, para que las organizaciones puedan movilizarse y que todos seamos parte de este proyecto de forma democrática.