El próximo domingo más de 14 millones personas están convocadas a las urnas para elegir los representantes políticos que en los próximos cuatro años estarán al frente de las 345 municipalidades del país. A pesar de los polémicos «errores» en el padrón electoral, chilenos y chilenas, y también los extranjeros con más de cinco años de avecindamiento en el país podrán ejercer su derecho a voto.
Según los datos del Departamento de Extranjería y Migraciones (DEM) del Ministerio del Interior, un 1,2% del total de los electores que podrán votar el día 23 son extranjeros. Este porcentaje se traduce en un total de 191.284 personas, según los datos facilitados por el mismo organismo y representan un aumento del 12% respecto a los comicios de 2012.
Por regiones, en el norte, Arica y Tarapacá son las que más votantes extranjeros registran, con un 3,7% y un 5,2% respectivamente; mientras que las sureñas O’Higgins, Maule BioBío, La Araucanía y Los Ríos coinciden con el menor porcentaje, del 0,3%.
En la Región Metropolitana, que tiene un 2,4% de votante exterior, según los datos de la Asociación de Municipalidades de Chile (Amunch) en base a los datos ofrecidos por el DEM y el Servel, las comunas de Santiago (10,94%), Las Condes (9,53%), Independencia (9,52%) Vitacura (7,84%) y Lo Barnechea (7,84) son las que más personas extranjeras con derecho a voto concentran. En cambio, Quinta Normal (3,2%), Ñuñoa (3,6%), La Reina (3,8%) y Alto Hospicio (3,9%) son las que menos.
La Constitución Chilena establece que tiene derecho a voto los extranjeros que sean mayor de edad, cumplan cinco años de avecindamiento en el país y no hayan sido condenados a una pena superior a tres años y un día. En este sentido, la legislación es mucho más abierta que la de la mayoría de los países que, por ejemplo, no contemplan el derecho a voto del extranjero en territorio nacional a menos que éste se haya nacionalizado.
Chile también es de los pocos países -como Uruguay (a partir de los 15 años de residencia) o Nueva Zelanda- que permite el sufragio de inmigrantes en unas elecciones nacionales, un artículo contemplado en su Carta Magna desde hace más de 120 años.
La comunidad extranjera en nuestro país tendrá un «impacto evidente» en los comicios del próximo domingo. Así lo pronostica el jefe del Departamento de Extranjería, Rodrigo Sandoval, quien explica a El Ciudadano que se trata de «un electorado cada vez mayor de población extranjera que va a tener una demanda de temas [que afectan] a extranjeros», sobretodo aquellos que desarrollan procesos de absorción más lentos.
Por su parte, el presidente de la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, Rodolfo Noriega, abogado peruano que tiene una larga trayectoria en Chile, sostiene a este medio que «cada vez hay una consciencia más clara de que el voto migrante puede tener un valor«. Y agrega: «Porcentualmente somos más participativos que los nacionales porque muchos de nosotros, sobretodo los suramericanos, venimos de la obligatoriedad del voto».
Para ilustrar la relevancia del voto de su colectivo, Noriega recuerda que «en 2012 sacamos a Zalaquett de la Municipalidad de Santiago cuando ni siquiera la [Carolina] Tohá lo creía». Sin embargo, a su parecer, será en las presidenciales cuando se evidenciará la potencialidad de su voto.
Sobre la orientación del voto de los extranjeros, el dirigente opina: «Desde la Coordinadora hemos respetado la pluralidad de voto de nuestra gente y no hemos señalado hacia donde votar; pero sí hemos advertido la posibilidad de hacer un compromiso ético de los temas que nos preocupan como colectivo».
Sobre los partidos políticos en particular, asegura que «la gente de Chile Vamos está bastante distanciada de nosotros. A pesar de que Alessandri tiene cierto acercamiento con los migrantes, de hecho su mujer es peruana, en el Norte, están totalmente alejados de la comunidad migrante». Y especifica: «Si bien, en general, quizás el voto está más cercano a la Nueva Mayoría y a otros candidatos, acá en Santiago hay grupos que sí simpatizan con Chile Vamos, como Evópoli que ha hecho un trabajo de acercamiento con algunos sectores migrantes».
Rol de las municipalidades
La importancia de que una persona de fuera que vive desde hace más de cinco años en nuestro país ejerza su derecho a voto en las próximas municipales no es menor para facilitar la implicación del migrante en su barrio y comunidad y para avanzar en la integración de éstas personas en sus sociedades de acogida a partir de los gobiernos locales.
Sin embargo, para Rodrigo Sandoval, «el Estado de Chile está bastante atrasado en términos de afinidad, comprender y procesar la migración como fenómeno sociocultural, y obviamente también en las municipalidades». Algo que el responsable del servicio considera que es paradójico tendiendo en cuenta que «son precisamente las municipalidades las que primero se dieron cuenta de que tenían un segmento de sus usuarios extranjeros cada vez más relevante, y las que levantaron el interés para apoyar una convivencia más sana entre extranjeros y nacionales».
Sandoval reivindica el papel de los entes locales y asegura que, en su opinión, «el vacío es que las municipalidades tienen una respuesta a veces muy práctica y menos profunda respecto del rol que tienen como transformadores de la sociedad desde lo local».
Desde la Coordinadora Nacional de Inmigrantes, su presidente también critica el enfoque estatal sobre la migración. El dirigente social denuncia que «en los servicios de los municipios, a los migrantes se los trata distinto que a los nacionales». Y agrega: «Siempre tienes que tener el ‘pero’ de la residencia y otros ‘peros’ más; hay un trato discriminatorio, y cuando se ponen en marcha programas dirigidos a los inmigrantes se les atiende considerándolos inferiores y con una mirada paternalista».
El jefe del DEM argumenta que esto se debe a que la sociedad chilena es «discriminadora» y «mira en menos al extranjero, a los pobres, al que viene de regiones, etc.». Sobre el rol del Estado en este asunto, afirma que «hay que tener una visión crítica» respecto a lo que el Estado puede hacer para desarrollar «políticas de promoción de la verdad sobre la migración» para evitar experiencias que «no podemos permitir que se den en Chile» y que ejemplifica con el auge de la ultraderecha en Europa o los fenómenos Trump o Brexit.
En este sentido, y con la mirada puesta en las elecciones del domingo, señala: «Es importante que los cuadros que hoy día tienen cierto nivel de vínculo con la ciudadanía tengan una actitud más valiente, correcta y seria en relación a la información que van a manejar con la población». Y agrega: «Todavía no sabemos qué ofrecer a los extranjeros ni tampoco sabemos cómo hablar de la migración con el resto de la población».
¿Un proceso electoral discriminatorio?
Las cuestiones relativas a la migración son siempre controvertidas y no exentas de polémica. Hacer que encaje el puzzle entre las comunidades extranjeras, la sociedad de acogida y las políticas gubernamentales es todo un desafío, cuyo nivel de logro se evidencia en situaciones como una campaña electoral dirigida también para los extranjeros que viven en el país.
Un primer tema controvertido es el que tiene que ver con el prólogo de la elección: definir el padrón de personas extranjeras con derecho a voto. En este sentido, el dirigente de la Coordinadora de Migrantes asegura que «la Constitución chilena y el Código Civil establecen que uno tiene derecho a sufragio después de cinco años de avecindamiento o residencia», sin necesidad de tener la residencia definitiva. Sin embargo, protesta porque asegura que el DEM envía las listas al Servel “sólo de los que tienen permanencia definitiva y no del resto”.
Ante la crítica, desde el DEM respaldan la idea de que no es necesaria la residencia definitiva para poder votar y aseguran que lo que le corresponde al Servicio como autoridad administrativa es «enviar a todas aquellas personas que el servicio electoral pudiera entender que cumplen estos requisitos -dice-. Quien finalmente determina si las personas cumplen el criterio de avecindamiento es el registro electoral», indica Sandoval.
Sobre el proceso de informar a la comunidad, que podría ser la segunda fase de la maquinaria electoral, el líder de la organización social considera que «no ha habido una política de promover el voto del extranjero». A lo que la jefatura del DEM responde que en la realidad migratoria, «dar a los extranjeros una consideración menor de la que tienen los nacionales es tan perverso como darles una consideración mayor de la que tienen los nacionales». Y pregunta retóricamente: «¿Por qué yo debería desarrollar un esfuerzo adicional para que voten los extranjeros que no se está desarrollando con mismos chilenos?». Él mismo responde que «hay muchos elementos que generalmente se atribuyen a la migración y que no son precisamente migratorios. Los temas que tienen que ver con educación cívica en Chile son deficitarios, lo son con los inmigrantes, pero también con la ciudadanía en general».
Comercio ambulante, vivienda y discriminación, entre las principales preocupaciones
Sobre los temas de interés para la comunidad migrante en las próximas elecciones municipales, Rodolfo Noriega asegura el comercio ambulante, sobretodo en comunas como la de Santiago, tiene mucho peso porque en Chile «está muy reprimido por las autoridades municipales». «Para nosotros debería armonizarse con el desarrollo económico y comercial, la visión urbanística, el paisaje, etc. Validarlo como una actividad productiva y válida para los trabajadores migrantes que no tienen un trabajo fijo», asegura. Una represión que, para el dirigente, es extensiva a otra de sus preocupaciones: la vivienda. «Las autoridades quieren erradicar las tomas, una solución práctica que implica situaciones muy precarias». Y agrega: «No se nos permite ni siquiera poder competir para arrendar una vivienda, de tantos requisitos que se nos imponen; sólo hay acceso a lugares más marginales y precarios donde no se invierte para que sean más habitables».
Para el jefe del Departamento de Extranjería, estas dos cuestiones no son exclusivas de la migración. Sandoval asegura que a pesar de entenderlas no tienen que ver exclusivamente con este fenómeno y que «responden a patrones más generales». En su opinión, «las temáticas migrantes relevantes en una elección municipal tienen que ver con cuáles son los esfuerzos concretos que hace la municipalidad para desarrollar, en sus ámbitos de competencias, circunstancias y contextos de interculturalidad en una realidad multicultural«.
«Lo que yo le plantearía a una municipalidad que tiene una importante cantidad de extranjeros es qué políticas está desarrollando para que sus barrios, sus colegios, sus establecimientos de salud, desarrollen dinámicas interculturales», dice. Y continúa con algunos ejemplos: «¿De qué modo las viviendas que se controlan en la comuna, y los permisos que se otorgan para esas viviendas se hacen cargo de las particulariades que tienen las personas extranjeras? En los establecimientos de salud, ¿qué tipo de patrones de relación intercultural y de acortamiento de las brechas se están desarrollando? En los establecimientos educacionales, qué están haciendo para que profesores, directivos y colegios desarrollen elementos para la integración?».
A algunas de estas preguntas y planteamientos aquí planteados tendremos respuesta el próximo domingo. Otros de los interrogantes serán respondidos precisamente a partir del resultado de las elecciones municipales.
En lo que seguro que todos concuerdan es que a partir del lunes, una nueva etapa empieza en los gobiernos locales del país. Un nuevo período que muchos y muchas esperan que se convierta en una oportunidad real de mejorar las condiciones de la totalidad de un colectivo muy concreto que cada vez toma más fuerza dentro de la sociedad chilena.
Los políticos locales no pueden hacerse los sordos ante una realidad que ya no pasa desapercibida en este país. Ahora les toca a ellos. En justo 13 meses más, deberán mojarse los aspirantes a La Moneda.
Meritxell Freixas
@MeritxellFr