Como parte de las 60 medidas que se implementarán para frenar el consumo problemático y riesgoso de alcohol, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda) busca establecer restricciones a los llamados happy hours y a las barras libres.
Según dio a conocer La Tercera, esto se llevaría cabo estableciendo un precio mínimo al alcohol, lo que significaría que mientras más contenga una bebida, mayor será su costo.
El llamado Plan de Acción 2016-2020 adoptaría las recomendaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según estadísticas de Senda, nuestro país supera la ingesta de alcohol recomendada por dicho organismo, constatando un «consumo riesgoso» de 8,4% en hombres y 2,8% en mujeres durante 2014 en Chile.
Senda estableció igualmente que el consumo de alcohol aumentó entre 2012 y 2014 seis puntos porcentuales en los hombres -donde un 55,3% reconoció haber bebido en el último mes- y en 10 en el caso de las mujeres, donde un 42% dijo haber consumido en ese mismo período. Otro dato importante es que en 2014 un 51,3% de hombres y un 34% de mujeres señaló haber tenido episodios de embriaguez en el último mes.
Sin embargo, respecto al llamado consumo problemático, que es el que intentará atacar este Plan, Senda estableció que tanto el porcentaje de hombres que declaró haber consumido más de 5 tragos como el de mujeres que dijo haber ingerido 4, disminuyó entre 2012 y 2014. Los primeros pasaron de 29,2% a 13,5% y las segundas de 28,4% a 14,5%.
“El que toma lo que quiere y toma mucho, después quiere ayuda del Estado»
Para Mariano Montenegro, director del Senda, una instancia como el happy hours «es fomento de consumo a bajo precio, donde puedes tener un consumo desmedido, exactamente lo contrario a lo que necesita el país, que haya menos consumo excesivo, consumo de riesgo».
Principalmente a través de redes sociales, la medida ha sido ampliamente cuestionada, básicamente porque al buscar prohibir y no necesariamente educar no solucionaría el problema de fondo. Ante esto Montenegro apunta en La Tercera a una falta de responsabilidad del bebedor, señalando que “el que toma lo que quiere y toma mucho, después quiere ayuda del Estado para rehabilitarse cuando está muy complicado». Y agrega: «Siempre este fenómeno tiene un impacto social, no hay que mirarlo como que yo hago con mi vida lo que me plazca”.
Fiscalización de recintos clandestinos, revisar la extensión de patentes de venta de alcohol, el estudio de la responsabilidad civil de quienes expendan alcohol en caso de que sus clientes se van involucrados en riñas o accidentes, y una focalización de la atención en los consumidores menores de edad, son algunas de las medidas que también forman parte de este Plan elaborado en conjunto con el Ministerio de Salud.