Trabajadores paralizan construcción de hidroeléctrica de GDF Suez en Brasil

Además de las reivindicaciones laborales, los obreros denuncian sistemáticas violaciones a los derechos humanos y abusos perpetrados por las empresas que financian la puesta en marcha de la megacentral

Trabajadores paralizan construcción de hidroeléctrica de GDF Suez en Brasil

Autor: Mauricio Becerra


Además de las reivindicaciones laborales, los obreros denuncian sistemáticas violaciones a los derechos humanos y abusos perpetrados por las empresas que financian la puesta en marcha de la megacentral.

La construcción de la enorme central hidroeléctrica Jirau, ubicada en el estado de Rondonia, en el Amazonas brasileño, fue detenida a raíz de las movilizaciones que han ocurrido en las instalaciones, producto de las demandas que sus trabajadores sostienen contra las empresas que financian su realización.

Las protestas y la consiguiente interrupción de su construcción -que retrasan un proyecto clave para el ambicioso plan de infraestructura de la presidenta Dilma Rousseff, como consignan los medios internacionales– se originaron la noche del miércoles 17 de marzo, y podría impedir que la megacentral esté lista en la fecha establecida (2012), tal y como pretendía el consorcio liderado por la multinacional franco-belga GDF Suez, que construye y operará la central.

Esta empresa es la misma que, en los últimos meses, ha entablado conversaciones con el Gobierno de Chile, para estudiar la posible construcción de una central nuclear en el norte del país, tal y como reconocieron sus mismos ejecutivos.

TRABAJADORES v/s EMPRESAS

«El proyecto está literalmente detenido», afirma Victor Paranhos, director del consorcio Energia Sustentavel de Brasil S.A. grupo de empresas que lleva adelante la construcción de la hidroeléctrica (en el que participa GDF Suez), según consigna el portal América Economía.

«No sabemos por cuánto tiempo estará parada (…) el incidente podría llevar a una reevaluación (del cronograma)», agregó Paranhos, y agregó que los “disturbios” se habrían generado producto de “las disputas entre dos empleados”.

Explicación que resulta ridícula a la luz de las verdaderas razones que comunica el llamado Movimiento de Afectados por las Represas (MAB, por sus siglas en portugués), el que denuncian que alrededor de 15.000 trabajadores de la construcción se encuentran en “una situación laboral de sobreexplotación, con salarios extremadamente bajos, largas jornadas y malas condiciones de trabajo”.

Otro de los puntos que manifiestan, corresponde a la existencia de condiciones insalubres, que se traducen en “enfermedades epidémicas” lo que se agrava con la inexistencia de atención médica adecuada al interior de las obras y en el campamento obrero.

Además, culpan a las empresas responsables de la construcción de la hidroeléctrica por la situación existente. “Las revueltas de los trabajadores dentro de las plantas han sido cada vez más frecuentes y esto se debe a la explotación brutal que estas empresas transnacionales imponen a sus trabajadores”, afirmaron, y recordaron otros “levantamientos obreros” ocurridos en otras centrales del país, como la de Foz de Chapecó y en la central de San Antonio, vecina a Jirau.

DERECHOS HUMANOS

Otra de las acusaciones que el Movimiento de Afectados por las Represas hace en contra de las compañías, se refiere a un informe –reconocido por el Gobierno Federal- que reporta violaciones de Derechos Humanos cometidas contra los trabajadores por parte de las empresas durante el proceso de construcción.

Se recuerda además, que según ese mismo informe de la Comisión Especial de Derechos Humanos, reconoció que GDF Suez se encuentra entre las compañías que presentan uno de los peores tratos hacia su personal, empleados y trabajadores. Además, se acusa a las empresas de criminalizar a los sindicatos y organizaciones sociales.

“La revuelta de los trabajadores es un reflejo del autoritarismo y la avaricia de la acumulación de riqueza mediante la explotación del medio ambiente y de los obreros” afirman en el Movimiento, y se recuerda las grandes ganancias económicas que las transnacionales obtienen, mientras la pobreza abunda en las zonas afectadas.

Por su parte, en el Gobierno y en las empresas aumentan las preocupaciones sobre posibles retrasos en otros grandes proyectos de infraestructura en Brasil, producto del rechazo que sus iniciativas generan en las comunidades locales, así como por las protestas de sus obreros.

EL PROYECTO

La central, que tendrá una capacidad de generación eléctrica de 3.450 MW y que está siendo construida en el río Madeira a un costo cercano a los US$ 6.000 millones, cerca de la frontera con Bolivia, es parte del enorme programa de inversión en infraestructura de energía eléctrica, capacidad portuaria y líneas de ferrocarril que el gobierno de Dilma Rousseff pretende llevar a cabo, con un costo de casi US$1 billón en desembolsos, según se consigna en América Economía.

Proyectos hidroeléctricos en desarrollo en la Amazonia brasileña

La represa de Jirau es uno de los escasos grandes proyectos hidroeléctricos que el gobierno federal brasileño ha logrado sacar adelante hasta su fase de construcción durante los últimos años y se considera como pieza clave para satisfacer la creciente demanda de energía de la mayor economía latinoamericana.

El consorcio Energia Sustentavel de Brasil S.A., liderado por GDF Suez -la mayor empresa de energía del mundo-, también incluye a las firmas brasileñas de energía Eletrosul y Chesf, además de la constructora local Camargo Correa.

Por Christian Armaza Benavides

El Ciudadano


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