Era casi obvio que una vez confirmada la victoria de Donald Trump en las elecciones en Estados Unidos, los medios especializados buscaron información sobre el pasado del candidato republicano con el deporte. Fue así que se encontró historias curiosas de Trump en la Universidad, donde se destacó en el béisbol.
Tenía 17 años y estudiaba en el New York Military Academy, cuando Trump era un buen representante del béisbol. Así lo confesó Ted Levine, un ex compañero. «Era el mejor. Un gran atleta. Podría haber sido pitcher profesional ya que lanzaba a ochenta millas por horas. Yo era el catcher. Me ponía la mano negra y morada», recuerda.
Pero Trump tenía interés por otros deportes como el fútbol, llamado soccer en Estados Unidos, y el fútbol americano. Y también con el básquet. «Podría hacer lo que quisiera porque estaba dotado tanto física como mentalmente», explica Ted Levine.
«Era el capitán de mi equipo de béisbol”, reconoció Trump en una entrevista en el 2010. “Pude haber sido un jugador profesional, pero afortunadamente me dediqué a bienes raíces. Jugué como primera base y como receptor, además era un buen bateador”, agregó.
Y fue su entrenador de aquel entonces, Theodore Dobias, el que aportó un dato muy curioso. «Era tan bueno que fue evaluado por los Filis de Filadelfia y los Medias Rojas de Boston”.
Pero la relación de Trump con el deporte no se concentró únicamente en su adolescencia. Es que entre sus múltiples inversiones figuran 14 canchas de golf en Estados Unidos. Algunos de estos campos se utilizaron para torneos importantes, pero a partir de un comentario xenófobo la situación cambió, y las organizaciones como LPGA y PGA Tour cancelaron varios torneos.