Mehuín es una comunidad ubicada a 27 kilómetros de San José, sitio privilegiado de visitantes de Temuco (pocos provienen de Valdivia). Sus habitantes viven de la pesca artesanal, los cultivos marinos (locos, choros, ostras y machas) y el turismo estacionario, todo comercializado entre los intermediarios. La gente se caracteriza por su independencia, no precisa de patrones para realizar una labor, ventaja que los lleva a rechazar cualquier tipo de ofrecimientos de trabajo que emanen desde Celco y el gobierno. “Todo lo hacemos por nuestro propio esfuerzo”, señala Víctor Cartes.
Él y otros habitantes de la tranquila caleta de pescadores han tenido que suspender sus actividades normales para evitar la realización de los estudios de impacto ambiental exigidos a Celco, y disuadir a la empresa de considerar una alternativa al río Cruces para las descargas de sus desechos tóxicos.
La fecha estaba dada, el día llegó, produciéndose el enfrentamiento entre los pescadores y la Armada a la altura de Pelluco, en un hecho similar a lo ocurrido en octubre de 1998.
Esto era sabido por el gobierno y Celco. El rechazo era inminente, los pescadores y comuneros mapuches no dejarían -y así fue anunciado- que la industria hiciera estudios de impacto ambiental para hacer sus descargas. La empresa y sus “custodios” intentaron sorprenderlos con métodos propios de la inteligencia militar; se suspendieron los permisos para el zarpe y la programación de un curso de buceo. El mismo día llegaba al sector de Piedra Amarilla la embarcación “Pangui”, resguardada por una patrullera de la Armada, con el equipo que realizaría los estudios de impacto ambiental. La previa comenzó el 20 de julio con una invasión de fuerzas especiales de Carabineros, que obedecen órdenes del Ministerio del Interior y media hora después se interrumpe la energía eléctrica en toda la comunidad, corte que duró hasta las 14:00 horas del día siguiente sin que la transnacional Saesa diera explicaciones. Los dirigentes señalaron que el objetivo era neutralizar las comunicaciones de los pescadores. Mientras, los directivos de las comunidades mapuches fueron citados por la Conadi a Temuco. Todo un mecanismo de disuasión para intervenir ese mar que hoy intranquilo baña las costas de Mehuín.
EL VALS DEL OBRERO(A)
“Marineros a sus lanchas, que llegó la hora de pelear”. Con esta arenga se inicia el movimiento en la tranquila costa de Mariquina. Los dirigentes del Comité de Defensa del Mar coordinaban por radio, informándose minuto a minuto lo que ocurría. Otros pescadores combatientes se preparaba a recibir órdenes para abordar su lanchas; un tercer equipo proveía de combustibles y comida a aquellos que se encontraban en el mar; las mujeres y los niños cumplen roles importantes en este conflicto, las féminas preparan alimentos y los niños las ofician de mensajeros que recorren las casas de la caleta para informar a los coordinadores lo que está ocurriendo. “Nos da pena que ocurra esto: los chicos salieron del mar con un frío que no podían sostener una cuchara. De ahí en adelante, las mujeres de los pescadores dejamos de lado los hijos y la casa, todo por apoyarlos a ellos”, señala Berta Rodríguez. Por tierra ocurre algo parecido, coordinado por los mapuches, quienes impiden el tránsito de todo vehículo sospechoso.
En tanto, el relacionador público de Celco, Ángelo Romano, quien se niega a emitir declaraciones a este medio, interviene a través de los canales de información “amigos” de la empresa. Desde ahí, y por teléfono, enfatiza que la embarcación “Pangui” no era contratada por Celco. Minutos después cambia su versión: “Nosotros dimos aviso a todas las instituciones acerca de nuestro operativo, de modo que sabían de nuestras intenciones”. Sus palabras fueron reproducidas por el diario La Tercera, medio en el cual agregó que “los estudios se habían hecho y sin ningún problema”. El hecho es desmentido por el dirigente de los pescadores, Eliab Viguera: “los buzos que venían en la “Pangui” nunca descendieron, por lo tanto es imposible que hayan hecho sus mediciones. Nosotros siempre estuvimos atentos a sus movimientos”, aclara. Además, los pescadores lograron grabar una temeraria embestida de la “Pangui”, que -a vista y paciencia de la patrullera de la Armada- se lanzó velozmente contra los pequeños botes con la firme intención de hacerlos zozobrar, poniendo en peligro la vida de los tripulantes, que se vieron obligados a reaccionar ante la provocación.
A TRIBUNALES LOS AFECTADOS
Sin sorpresa, el 28 de julio fueron citados a declarar en calidad de testigos en la fiscalía de San José, Sergio Díaz, Cristian Vargas, Emardo Pino y Edgardo Muñoz, quienes fueron acompañados por mujeres que apoyan estas heroicas luchas. Contaron con la asesoría del abogado ambientalista Wladimir Riesco. “Parece ser una investigación aislada, pero se estima que es parte de una investigación mayor, ya que -según dirigentes de la zona- han llegado en los últimos meses personas a Mehuín solicitando información sobre personas de la localidad”, señala el profesional. En la oportunidad, carabineros tomó declaración a los comuneros mapuches Boris Hualme y Tito Lienlaf. Se les consultó sobre los hechos ocurridos el 13 de diciembre del 2005, cuando un bus que presta servicios a la planta Valdivia, se dirigía con alimentos para ser repartidos a la organización Rayen Mapu de Alepué, siendo interceptado por un grupo no identificado lanzándole piedras. Hualme y Lienlaf aclararon que ese día el primero se encontraba trabajando en las Islas Guaitecas, mientras que Lienlaf acudía a reuniones de la etnia lafkenche en Temuco.
Aún sin conocer el desenlace de esta historia, los habitantes de Mehuín serán recordados dentro del largo historial de la lucha obrera de Chile, cuyos gobernantes no han aprendido a escuchar la voz del pueblo.
¿Qué razones hay para negarles la salida al mar a los bolivianos, si el gobierno sólo lo quiere para matarlo? -reflexiona una ciudadana mehuinense.
REMOLCADOR DE CELCO LLEGARIA A MEHUIN ACOMPAÑADO DE DOS PATRULLERAS
Al cierre de esta edición, los pescadores estaban a la espera de un nuevo intento de la planta de celulosa por realizar los señalados estudios de impacto ambiental. La información con que cuentan los integrantes del Comité de Defensa del Mar es que esta vez la empresa habría contratado un remolcador, el que contaría con la protección de dos lanchas patrulleras de la Armada.
“Hay una situación de alerta en la comunidad, a la espera de la vuelta de la embarcación. Esto es algo que hemos hecho público, los pescadores la van a esperar y si hay que salir, eso se va a hacer”, dijo un vocero del Comité.
Eliab Viguera, desde la zona costera, puso en duda las recientes declaraciones del gobernador de Valdivia, en relación a desconocer lo que ocurría con los operativos policiales en la localidad.
“Si el gobernador no los envía (a los buses de carabineros) y la Prefectura de Carabineros tampoco, ¿quién los envía?”, preguntó.
“Los pescadores tenemos derecho al trabajo sobre las 5 millas marinas y en ese ámbito la autoridad marítima no podrá detenernos en nuestras faenas. Es nuestra zona y en ella trabajamos y no permitiremos que un particular se venga a apropiar de algo que por ley es de los pescadores”, sentenció.