Hay testimonios que realmente te dejan sin habla, sobre todo cuando es algo que roza lo “sobrenatural”… Ha habido muchos relatos de personas que han experimentado muerte clínica, es decir, permanecer un determinado período de tiempo sin signos vitales, clínicamente muertas, pero que al poco después han conseguido volver, de una manera u otra, de esa etapa, admitiendo haber experimentado unas sensaciones increíbles. Obviamente, y como ocurre en todos los aspectos de la vida, hay muchas personas que reaccionan de forma escéptica frente a esto.

Sin profundizar en la materia de lo que consiguen experimentar dichas personas, sólo diremos que hay un amplio abanico de testimonios en los que se pueden apreciar muy distintas cosas. También hay muchas personas que afirman que lo experimentado depende de las creencias de cada persona, pero, sin embargo, es un tema que muy pocas personas pueden conocer. A lo largo de este artículo queremos comentarle la historia de una mujer que afirmó haber vivido algo realmente asombroso, teniendo unas consecuencias todavía más increíbles…
En el año 2006, concretamente un 2 de febrero, una mujer llamada Anita Moorjani fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos de un hospital de su ciudad natal de Hong Kong. Ella estuvo en coma un período de tiempo, tenía sus ojos cerrados debido a la hinchazón y le costaba respirar con facilidad. También presentaba una gran inflamación en los ganglios, sus órganos no trabajaban correctamente y su piel mostraba algunas lesiones. Su delicado cuerpo estaba siendo devastado por el linfoma de Hodgkin.

Sin embargo, el siguiente 26 de marzo, poco más de mes y medio después, Anita se encontraba bailando y bebiendo champagne en una boda, recibiendo en julio un certificado de que su salud estaba perfectamente. Anita afirma que su rápida vuelta y recuperación de la muerte radica en un profundo cambio de mente y corazón. Entre todas las experiencias cercanas a la muerte, la suya es de las más famosas, y Anita sintió que, durante el coma, abandonó su cuerpo material.
Tanto en su libro “Morir para ser yo” como en la página web de la Fundación de Investigación ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte), Anita afirmó haber podido escuchar una conversación entre su marido y un médico que tuvo lugar a unos 12 metros de su camilla, mientras que sentía estar libre de sufrimientos físicos y se encontraba en una “dimensión” distinta “envuelta en una sensación total de amor”. En el pequeño lapso de inconsciencia, se le brindaron dos opciones: volver a la vida o morir.

“Me di cuenta de que si elegía la vida, mi cuerpo podría sanar rápidamente. Vería la diferencia no en semanas ni meses, sino en algunos días”, dijo. Según su testimonio, eso fue justo lo que ocurrió al despertar. Se dio cuenta de que un gran miedo le había causado el horrible cáncer, y que el amor pudo curarla por completo. “Cuando las personas se someten a operaciones médicas para tratar sus enfermedades, solo se intenta quitar la enfermedad del cuerpo, pero no de su energía, por eso a veces vuelve la enfermedad”, explicó. “Si volvía, debía tener una energía muy saludable”.


Anita ya había probado tratamientos alternativos hasta que, en un momento crítico, tuvo que someterse a la quimioterapia. “La enfermedad de Hodgkin es muy curable. Puede tener una respuesta dramática a la quimioterapia… Si la experiencia espiritual le ayudó, no estoy en condiciones de decirlo, pero fue una notable recuperación. Sin embargo, pienso que fue gracias a la quimioterapia, sin duda, y el drenaje de emergencia del pecho”. Agregó: “Tengo dificultades con términos como “cura milagrosa” y “remisión espontánea”, pero de un modo u otro, se recuperó muy bien”.
