El proyecto de Escuelas Libres ya tiene más de 7 años de vida desarrollándose como una alternativa al sistema de educación formal. Desde los barrios y las poblaciones, un grupo de voluntarios con vocación transformadora ha impulsado una nueva manera de entender la educación en Chile, lejos de las lógicas de libre mercado y los valores propios de una sociedad neoliberal.
Gratuitas y abiertas a niños de entre 7 y 13 años que deseen apoyo escolar, las Escuelas Libres vienen funcionando en centros comunitarios, parroquias o juntas vecinas y albergan hasta 20 niños, que son ayudados y atendidos personalmente por monitores voluntarios.
Así lo explica Marco Álvarez, fundador de Escuelas Libres: «En estos años de acumulación de experiencias en materia de educación alternativa, hemos podido fortalecer nuestro proyecto, bajo esa hermosa lógica de un Chile que aún se construye a pulso. Aún estamos en pañales, pero tenemos todas las ganas de aprender a correr».
La idea de construir una nueva Escuela Libre para niños y niñas migrantes tiene varios años. La inquietud surgió por el aumento sostenido de familias extranjeras que han llegado a nuestro país el último tiempo, algo que resulta aún más visible en algunos barrios del centro de Santiago, como el histórico Yungay. Llenos de esperanza por reconstruir sus vidas y en busca de un mejor porvenir, muchos migrantes se encuentran con obstáculos en diversas áreas de la institucionalidad chilena, incluida la educación formal.
Además, la discriminación sigue siendo un problema gigante para estas comunidades a la hora de integrarse a un país como Chile.
«Lamentablemente, una franja importante de nuestra sociedad, embriagada por los medios de comunicación y un mal espíritu chovinista, no le han dado el recibimiento que se merecen. Ataques xenófobos se han vuelto pan de cada día en el Chile actual, siendo la infancia popular la más perjudicada en esta espiral de violencia racista que nos imponen los poderosos de siempre. Asimismo, el Estado hace oídos sordos o impulsa políticas migratorias insuficientes para abordar la problemática de la gente que viene desde tierras lejanas», argumenta Álvarez.
LA OTRA EDUCACIÓN Y SU RESPONSABILIDAD CON LA INFANCIA MIGRANTE
La organización de la nueva Escuela Libre en el Barrio Yungay, al que los organizadores apuntan como «el corazón de la migración capitalina», comenzó este año, en colaboración con la Fundación Míguel Enríquez, que cuenta con un comodato en el sector.
Por ahora, el grupo trabaja en constituir las comisiones de trabajo para planificar las actividades de la próxima escuela. En cuanto al aprendizaje, los talleres se trabajan desde la perspectiva de las Escuelas Libres de Chile, que abogan por la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.
Álvarez enfatiza que «siempre decimos que nuestro proyecto tiene como columna vertebral la cuestión del combate axiológico. Mientras la educación formal impulsa lo valores de la competencia y egoísmo, nosotros y nosotras, levantamos las banderas de la solidaridad y el respeto«. En este sentido, el enfoque educativo se estructura en base a la educación popular, que desde la alternativa educativa del proyecto piensa en «La otra Educación», que se nutre del proceso de aprendizajes y experiencias acumuladas en actividades permanentes.
«Uno de los ejes centrales de nuestros talleres y materias será la integración de los pueblos y sus culturas. No es que nosotros meramente les vayamos a enseñar nuestra cultura imperante, sino que, a la vez, nos nutriremos de sus propias costumbres y alegrías, que tanto nos haría bien», describe.
Hoy, el sistema no sólo no está preparado para recibir e integrar a niños y niñas migrantes, sino que además tiende a segregar la infancia popular migrante y a perjudicarla en su proceso educativo.
Un ejemplo de ello, señala Álvarez, es que «en vez de generar programas de nivelación de estudios para los menores en el caso de las y los niños haitianos, los deja dos o tres cursos más abajo en referencia a su edad. Esta posición de comodidad para la educación formal, genera un desmedro significativo en las y los menores. Por ello, uno de los desafíos de nuestra nueva Escuela Libre es hacer de talleres de nivelación para las y los niños, con el objeto que en un futuro no tengan que vivir este tipo de situaciones».
ESCUELA SE INAUGURARÁ EN DICIEMBRE PRÓXIMO
En contraste con la educación formal, que a través de sus contenidos y metodologías autoritarias es funcional a la reproducción del modelo neoliberal y las injusticias sociales, «La Otra Educación», tiene por objeto situarse en la trinchera de la construcción de un país más justo y solidario. Esto, dicen, acompañados de numerosas organizaciones socialices «que se domicilian en la esquina del sentido común en virtud de una sociedad mejor».
Para los docentes de las Escuelas Libres, el principal interés de la educación no es que niños y niñas memoricen en base a la imposición de contenidos, algo que Paulo Freire llama «la educación bancaria».
«Todas nuestras actividades van en función de constituirnos y que se lea el “nos” con énfasis, entendiéndose todos los que participan en el proceso educativo, nos constituyamos como sujetos críticos, en el largo y complejo proceso de la emancipación», comentó el fundador del proyecto.
Durante la tarde del próximo sábado 17 de diciembre, la inauguración de la nueva Escuela Libre en el corazón de Yungay se hará realidad, Agustinas 2384. Desde ya, todos y todas están invitados a conocer un poco más del proyecto y a animarse a colaborar y participar, ya que la construcción de una nueva educación es tarea transversal de aquellos y aquellas comprometidos con el futuro.