La reciente aparición en “Call of Duty”, videojuego en que hace las veces de un disc-jockey que ayuda a los jugadores a salir de un parque infestado de zombies, lo explica todo. David Hasselhoff está en bancarrota. En la ruina.
El ocaso de una estrella que supo ser admirada, que supo brillar, pero actualmente vive en una constante pesadilla. Porque el dinero no es todo… pero cómo ayuda.
Con menos de 4.000 dólares en su cuenta bancaria, Hasselhoff habría solicitado a un juez reducir la cuota mensual que debe pagarle a su ex esposa, Pamela Bach. Suena razonable, porque es matemáticamente imposible abonar 21 mil cuando tienes 4 mil.
Esa gigantesca diferencia produjo un colapso emocional en el actor, al igual que en 2009, cuando fue ingresado a un hospital por adicción al alcohol y se salvó de milagro.
Colapso emocional que derivó en que, quien fuera reconocido por los éxitos “El Auto Fantástico” (Knight Rider) y “Los Guardianes de la Bahía” (Baywatch), tenga que salir en la búsqueda desesperada de trabajo. Nada fácil a los 64 años.
Las cuentas no cierran y el dinero escasea: si bien Hasselhoff admitió que gana algo más de 100 mil dólares mensuales, Bach, los impuestos y sus hijas Taylor y Hayley, de quienes también debe hacerse cargo, le impiden ahorrar.
Igualmente, no todas son malas noticias para el actor: el falso documental “Hoff the Record”, donde Hasselhoff se interpreta en una versión exagerada a sí mismo, ganó el premio Emmy internacional a la mejor comedia.
Versiones encontradas
Más allá del dinero en efectivo, el portal TMZ indicó que el actor posee, entre las diferentes propiedades y bienes, cerca de 1.5 millones de dólares. Pero para Bach, esta suma es considerablemente más alta, superando los 100 millones de dólares.
La ex esposa de Hasselhoff denunció, como en el rodaje de una cinta, que se trata de una actuación más de David para aparentar que está sumido en la pobreza. De esa forma, aseguró, intenta reducir la onerosa cuota alimentaria que tiene que afrontar desde que se divorciaron, hace ya 10 años.