Autora de libro «Incendio en la Torre 5»: “En las cárceles hay un incendio permanente, son una tragedia en sí”

Investigación aborda los factores que influyeron en la tragedia que dejó 81 muertos en la cárcel de San Miguel, dando cuenta de hacinamiento, de advertencias de Bomberos, de inversiones “fantasmas” que nunca se realizaron y de la negligencia del Estado frente al sistema penitenciario chileno. "En las cárceles están todos abandonados, no solo los internos”, señala Tamayo.

Autora de libro «Incendio en la Torre 5»: “En las cárceles hay un incendio permanente, son una tragedia en sí”

Autor: Daniel Labbé Yáñez

El 8 de diciembre de 2010 la Torre 5 del Centro de Detención Preventiva (CDP), conocido como la cárcel de San Miguel, ardió. 81 de los internos que se encontraban en ese momento en su interior murieron. La periodista Tania Tamayo Grez (“Caso Bombas: La Explosión en la Fiscalía Sur” y “Todos somos Manuel Gutiérrez”) indagó en lo ocurrido esa jornada y en los factores que pueden haber influido en que la tragedia se desencadenara.

Foto: Israel Flores

Foto: Israel Flores

Acá profundiza en su investigación “Incendio en la Torre 5. Las 81 muertes que Gendarmería quiere olvidar” (Ediciones B), donde se da cuenta del hacinamiento, del riesgo permanente de enfrentamientos entre bandas rivales, de las advertencias de Bomberos frente a un eventual siniestro, de las precarias condiciones en que viven tanto presos como gendarmes, de las inversiones “fantasmas” que nunca se tradujeron en mejoras, de cuoteos políticos y del abandono en que el Estado tiene al sistema penitenciario chileno.

Los testimonios de los sobrevivientes que hay en el libro son bastante estremecedores. ¿Qué viste en esas personas? ¿Personas con una necesidad de decir, de hablar, dolidas, con rabia?

Libro Incencio en La TorreCreo que era bien diversa la tipología, por nombrarlo de alguna manera, de los sobrevivientes. Algunos están en muy malas condiciones; gente que está viviendo en la calle, por ejemplo, otros están dentro de cárceles chilenas, hablando desde sus celulares, por eso pude hacer algunas entrevistas, y hay quienes están trabajando y tienen sus microempresas, etcétera. Entonces, en términos como de estrato social, hay mucha diferencia, sin embargo, la sensación del incendio y la percepción de que murieron muchos amigos y de que podrían haber muerto ellos les genera a todos una rabia muy similar. Entonces, aunque lucen de manera distinta, hablan de manera distinta -porque hay quienes ya pasaron al ‘mundo civil’, ‘normalizado’ para la sociedad- efectivamente hay un dolor muy grande y muchas ganas de contar. También me tocó gente que no quiso hablar, que estaba muy dañada, particularmente por el tema de la droga y, claro, querían entregar testimonios a cambio de alguna retribución material, a lo que una como periodista no está dispuesta, no corresponde; y no quisieron dar entrevistas y fuimos expulsadas de las poblaciones con las chicas con las que hicimos la investigación. Pero, en general, la mayoría tenía ganas de hablar y de contar lo que vivieron: el dolor, el desastre y las aberraciones que pudieron ver en vivo y en directo.

{destacado-1}Esta tragedia comienza con una pelea, pero me interesa que a grandes rasgos nos menciones los factores que tú identificas que produjeron que esta riña se trasformara en una tragedia finalmente

Lo primero que hay que decir es que en la investigación encontramos que había existido un incendio de las mismas características cuatro meses atrás…

El del 14 de julio   

Así es. Muy parecido, del que no se sabía -de hecho, no aparece en la prensa-, con el mismo sistema de lanzallamas de balones de gas, que era la forma en que los reos podían cocinar. Un sistema muy arraigado, aceptado y sistematizado por Gendarmería y que se llama ‘Economato’, por el cual todos manejaban estos balones de gas. Esa es una de las grandes situaciones o hitos. Pero hay otros que son evidentes, por ejemplo, el hacinamiento, el desorden de los criterios de distribución de los reos que pudimos comprobar cuando miramos los documentos y vimos que efectivamente -a pesar de que en los documentos oficiales se decía que la Torre 5, el cuarto piso, solamente acogía a primerizos, como lo dice un documento del alcaide anterior (René) Salcedo- no era tal, porque ahí iban todos quienes eran condenados. Eso mismo lo corroboraron gendarmes que trabajaban en el lugar, por lo tanto ahí llegaba gente por delitos de compromiso delictual menor, como el famoso caso de Bastián Arriagada por un tema de propiedad intelectual, pero también había violadores, asesinos, etcétera. Por lo tanto, existía ahí un desorden tremendo que, además, generaba distintas jerarquías dentro de los reos, y a su vez hacía que los distintos bandos estuvieran en una especie de riña permanente y ya habían existido estos sistemas de ‘bajar’ del piso a grupos; había pasado algo muy similar un mes antes con otro grupo. Entonces, claro, se dice que la causa fue una venganza y sí, pero ese sistema de ‘bajar’ presos, de pelear, de estar con las lanzas, estaba arraigado. Yo creo que estaban todas las condiciones dadas para que eso ocurriera.

30 09 16 - sufragio carcelEso por el lado de la vida penitenciaria. Pero, por otro, están las permanente negligencias de Gendarmería y de los distintos ministerios relacionados, que van desde compras mal hechas y de arreglos que nunca existieron y que sí fueron pagados a empresas privadas, hasta algunas que son más grandes y que tienen que ver con el sistema penitenciario, de cómo Chile lo entiende y de cómo se hacen incluso especies de comisiones para no pagar las multas en las cárceles concesionadas y vamos llenando otras cárceles, etcétera. Entonces, era un sistema peligroso; yo tengo la impresión de que si eso no ocurría podía ocurrir otra cosa en cualquier momento y tampoco tengo la sensación de que no volverá a pasar. En las cárceles hay un incendio permanente, son una tragedia en sí.

En el libro mencionas una compra para mejorar las redes seca y húmeda de 42 millones de pesos. Bomberos había advertido sobre el mal funcionamiento de las redes, sin embargo, no se hizo nada, aún cuando se invirtió dinero en eso…

Es importante establecer que hubo muchas advertencias de que las condiciones de infraestructuras no eran buenas. Algunas están relacionadas con el Ministerio de Justicia, con la Corte de Apelaciones; hubo advertencias de parte de la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Pero también hubo muchas advertencias de Bomberos. Entonces, hay un momento en que se decide primero ver el estado y arreglar las redes húmedas y secas de 5 o 6 centros penitenciarios, el costo de esto eran 42 millones. Bomberos va y hace una prueba para ver si efectivamente esto había funcionado, porque esa era la condición que ponía la comisión técnica, que Gendarmería pagaba este servicio siempre y cuando Bomberos lo aprobara; Bomberos no lo aprueba, sin embargo, eso se recibe por parte de Gendarmería y esto involucra de alguna manera a dos directores nacionales que pertenecen a distintas administraciones, de la presidenta Bachelet y de Piñera. Por un lado, los arreglos, que no fueron tal, se hacen en el gobierno de Bachelet, sin embargo, es la dirección de Gendarmería de la administración Piñera, de Luis Masferrer, y su director de administración y finanzas, quien firma conforme esta resolución. Lo que dice el empresario que aparece ahí es que, bueno, ‘yo hice lo que la comisión me dijo que hiciera, por lo tanto, no es que yo hubiese incurrido en una falta’, y se le pagan los 42 millones y un par de meses después viene el incendio en donde no habían redes secas en buen estado y tampoco húmedas, y es lo que genera probablemente la muerte de las 81 personas.

Entonces, es bien grave que eso haya ocurrido y requiere un sumario, que se hace después del incendio, sin embargo, no escala en términos de imputación, cuando pasa a la justicia, ni en términos de sumario a las altas autoridades. Entonces, uno pudiera hablar del incendio como esta cosa más voyerista, ver esta situación que ocurre donde gente muere entre peleas y venganza, pero esto va más mucho más allá del incendio.

Cárcel San Miguel

 

En ese sentido, tú das espacio para hablar de las condiciones laborales de los gendarmes, y hay un dato que llama mucho la atención: 44 gendarmes que han intentado suicidarse en el lugar de trabajo entre el 2000 y 2010. También hay un factor que aflora a raíz de esta tragedia y que tampoco es conocido  

Sí, por supuesto. Como en todo, no hay buenos y malos y probablemente lo que prime acá sea no solo una justicia de clase, sino que una situación de clase dentro de las mismas instituciones. O sea, estos gendarmes que son muy jóvenes trabajan en situaciones laborales muy deplorables con turnos que son de 22, de 27 días sin uno de franco, con una situación de desarraigo porque son destinados a ciudades donde no viven, donde no están sus familias. Y efectivamente se están suicidando, que es una cosa bastante cruel. De hecho, hay un estudio que dice que cada dos meses se está suicidando un gendarme en su lugar de trabajo, y algo muy particular, que es la forma, porque se suicidan quitándole el arma a un compañero, ahorcándose en las mismas garitas. Entonces, está pasando algo en las cárceles como si fuera un mundo aparte y efectivamente ahí están todos abandonados, no solo los internos y eso era bien importante para mí rescatarlo en el libro porque uno podría hacer una mirada casi ideológica y decir, ‘bueno, los gendarmes pertenecen a la institución, al Estado’, pero sus condiciones no son buenas tampoco. Me me pareció importante hablar del sistema penitenciario en general.

Tú mencionas la situación en la que estaban los presos, en términos de que había conflictos entre ellos y muchos habían pedido traslados, los que nunca se produjeron; de hecho, hay un caso en donde hasta estaba dictada la orden para que se realizara

Claro, era bien importante establecer la situación que presentaba el cuarto piso sur y el cuarto piso norte de la Torre 5 y pudimos acceder a una cantidad importante de recursos de amparo de internos o privados de libertad que habían pedido cambios porque efectivamente esos eran lugares muy violentos. Muchos de ellos pidieron a la Corte de Apelaciones de San Miguel traslados o protección; fueron todos rechazados, el único que fue aprobado es el de Eduardo Meza Brito, quien obtiene su orden de traslado, esta llega diez días antes del incendio aproximadamente a la cárcel de San Miguel, y por una cosa de lentitud, de negligencia, no se le traslada y Eduardo muere. Entonces, me parecía que era un caso bastante emblemático. Efectivamente no era el único, había muchas quejas cuando iban las visitas de la Corte de San Miguel. Yo no sé si su familia está al tanto de esto, yo traté de ubicarlos, no pude, pero me parecía de un nivel de negligencia tremendo porque él debió haber salido de ahí diez días antes.

Justicia de clase y cuoteo político

Posteriormente a una tragedia así aparecen las autoridades parlamentarias, de Gendarmería, del Gobierno, pero, ¿tú sientes que ha habido el necesario trabajo para que esto no vuelva a ocurrir?

Foto: Israel Flores

Foto: Israel Flores

Después del incendio hay como un foco que se sitúa dentro de las cárceles y era imposible no poder estar al tanto. De hecho, usando la metáfora del foco, llegan como avispas al panal una cantidad importante de políticos los días y meses posteriores al incendio. Pero esto se diluye, se diluyen también las promesas. Me acuerdo que en esa época el presidente Piñera anuncia -como yo lo cuento en el libro- la creación de cárceles modulares, las que nunca se construyeron, y anuncia como que efectivamente se estaba haciendo un estudio, cuando tampoco se estaba haciendo. Pero no es solo la derecha, que uno pudiera esperar que tenga esta indiferencia, sino que también la izquierda. El Partido Comunista, yo nombro algunos…

Tú mencionas un episodio de Guillermo Teillier bien interesante

Sí, porque en el fondo su aproximación al tema es que ojalá salga la cárcel de ahí por los niveles de delincuencia. No hay un discurso que tenga que ver con reinserción, con rehabilitación, etcétera.

Por el riesgo que implicaba para los vecinos…   

Claro, lo mismo el alcalde de San Miguel, Julio Palestro. Yo creo que efectivamente el tema de los privados de libertad no es un tema que le sume a nadie, incluso lo dice el ministro Felipe Bulnes cuando lo entrevisté. No es que acá haya un conglomerado que esté más preocupado que otro y eso te lo puede decir César Pizarro, líder de la agrupación ’81 razones’. Entonces fue bien difícil que efectivamente hubiese un apoyo real, fue casi nulo y, bueno, por algo murieron 81 personas y no hay ningún condenado, que es bastante impresionante. Yo me preguntaba si eso hubiese pasado en el Penal Cordillera o en el anexo cárcel Capuchinos estaríamos hablando de lo mismo y probablemente no. Tiene que ver un poco con el Chile que hemos creado, en donde la justicia actúa de acuerdo a la clase de la víctima.

¿Qué te pasa como periodista que con ese rechazo a nivel social que producen en la gente las personas privadas de libertad?    

{destacado-2} No es que no lo entienda, porque efectivamente hay gente que lo ha pasado muy mal con situaciones que han vivido, pero yo creo que es una mirada muy cortoplacista y muy poco efectiva si, incluso, hablamos desde ese discurso, el de la seguridad máxima, de que aquí en Chile hay una puerta giratoria, etcétera. Primero, porque no es así: Chile debe tener los índices más altos en América Latina de privados de libertad en comparación con la población civil libre. Pero, además, porque si piensas que alguien que cometió un delito de bajo compromiso delictual va a estar en condiciones de hacinamiento y de caos, que es como viven, en situaciones de violencia permanente, probablemente va a salir a cometer un delito peor.

Y respecto de las políticas públicas, ¿qué concluyes luego de tu investigación?

Aquí no hay una seriedad en las políticas públicas. Yo pude comprobar -y eso está en el libro- cómo el cuoteo político, como sistema arraigado, no permite que políticas públicas de reinserción y rehabilitación serias, se mantengan a largo plazo, porque cada vez que viene una administración nueva viene con sus ideas, con su gente, y borra lo anterior. Por lo tanto, estamos en un país que no está pensando su sistema carcelario. Y, por último, me parece importante mencionar que en términos de la Constitución el privado de libertad debiera tener los mismos derechos que cualquier otro chileno, con excepción de la libertad misma. Sin embargo, si tú a esa prisión le agregas o le adaptas condiciones de insalubridad máxima, castigos en celdas que son efectivamente inhumanos -porque Gendarmería tiene un máximo de diez días para castigar, pero van a acoplando y pegando estos períodos hasta llegar a 30 días-, esa gente, ya casi como a niveles psiquiátricos, va a salir muy afectada y, probablemente, a cometer más delitos. Entonces, yo no entiendo ese discurso de ojalá estén todos en malas condiciones, porque son todos unas ‘bestias’, que es lo que se dice, y no es así. No se está trabajando a largo plazo y yo creo que eso es muy delicado y muy delicado que la ciudadanía no lo entienda así.

Daniel Labbé Yáñez


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