Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Science describió cómo un equipo de investigadores de la NASA realizaron mediciones con espectrómetros infrarrojos aéreos para analizar cerca de 250 grandes fugas de gas metano (CH4), las que habían sido detectadas previamente en los estados de Utah, Arizona, Nuevo México y Colorado, en Estados Unidos, informa RT.
Los resultados del estudio indicaron que el origen de la mayoría de esas fugas estaba en instalaciones de gas natural, como pozos, gasoductos o tanques, donde se aplica la técnica de extracción de fracturación hidráulica, también conocida como fracking, que consiste en romper la roca del subsuelo mediante una gran presión hidráulica, con el fin de aumentar la extracción de combustibles fósiles.
Al analizar los datos obtenidos mediante los espectrómetros, que vuelan a alturas de entre 1.000 y 2.000 metros, los autores de la investigación concluyeron que dos tercios de las emisiones de gas metano registradas en los Estados observados, son causadas en un 10% por las fugas de estas centrales mineras, y que las de origen natural representan una cantidad muy baja de CH4, en comparación.
El gas natural, que se usa masivamente como combustible, tiene como principal componente al metano. Este gas produce efecto invernadero, incidiendo significativamente en el aumento de las temperaturas globales y el cambio climático. Debido a que es 86 veces más potente que el dióxido de carbono en retener el calor, representa una amenaza considerable para el planeta.
Un reciente estudio climático publicado en Environmental Research Letters reveló que, si bien se ha trabajado por detener los niveles de CO2, las emisiones de gas metano han aumentando de manera crítica en los últimos años. Los científicos han señalado que no conocen la causa puntual, pero afirman que en comparación a las causas naturales, la acción humana es la mayor responsable.
El Ciudadano