Los intentos por corregir el binominal: Democracia Restringida

Un conjunto de propuestas que apuntan a la democratización del sistema político, están siendo discutidas en el Congreso Nacional


Autor: Director

Un conjunto de propuestas que apuntan a la democratización del sistema político, están siendo discutidas en el Congreso Nacional. Se trata de proyectos presentados por el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, que buscan corregir el sistema electoral binominal, permitir el voto de los chilenos residentes en el exterior y facilitar la participación juvenil en las elecciones por medio de la inscripción automática en los registros electorales.
Estas propuestas han sido debatidas en repetidas ocasiones desde que el 11 de marzo de 1990, Chile iniciara la transición a la democracia. Pero, en todas las ocasiones, se han topado con el obstáculo infranqueable de la derecha –agrupada en la Alianza que “se ha negado tercamente a apoyar cualquier reforma que implique mayor democracia y participación en el país”, según señaló a El Ciudadano el senador del Partido Radical, Nelson Ávila.
Otro obstáculo a las reformas democratizadoras han sido los altos quórums exigidos por la Constitución de 1980, cuando se trata de reformar leyes que tienen que ver con el ordenamiento político.

EL BINOMINAL

El pasado 7 de mayo fue rechazado por la Cámara de Diputados el proyecto -presentado el 5 de abril del año pasado- de reforma del sistema binominal.  Los diputados de la Alianza, votaron en contra de la propuesta que requería del apoyo de 3/5 partes de los diputados en ejercicio para poder seguir su trámite en el Senado. O sea: 72 de los 120 representantes que componen la Cámara. Sólo 60 de ellos –casi todos de la Concertación- apoyaron la iniciativa, contra 37 que la rechazaron.
El sistema electoral binominal, supone la elección de dos parlamentarios por cada circunscripción (de senadores) y distrito (de diputados). Resultan electos los candidatos más votados de las dos listas más votadas. En caso que la lista ganadora obtenga más del doble de los votos que la segunda lista, obtendrá los dos cargos en disputa. Si no es así, tanto la primera como la segunda lista, obtendrán un parlamentario cada una. De esta forma, si la lista más votada obtiene el 60% de los votos y la segunda el 31%, ambas consiguen un representante, con lo que no existe un premio a la menor votación de la lista ganadora.
Así las cosas, y con sólo un tercio de los votos en cada distrito o circunscripción, la Alianza se ha asegurado casi la mitad del Parlamento. Y las minorías, como el Partido Comunista (PC), el Humanista y los independientes se han quedado casi sin representación, puesto que las listas y candidatos que quedan en tercer lugar no obtienen escaños.
Esta situación desincentiva a votar por otras candidaturas que no sean las incluidas en los principales pactos, porque los electores suponen que los candidatos que no forman parte de estos no saldrán electos, situación que ayuda a la mantención del estado de cosas.
Este injusto sistema electoral, se ve reforzado por la nula fiscalización del financiamiento privado de las campañas electorales, el que en su gran mayoría favorece a la derecha y a la Concertación, siendo nulos los aportes para otros sectores políticos. Además, la particular legislación impide a los dirigentes de organizaciones sociales presentarse como candidatos.
Fruto de lo poco restringido del sistema, las elecciones han ido perdiendo interés especialmente para la juventud. Expresión de esto es que sólo un 30,9% de los jóvenes entre 18 y 29 años está inscrito en los registros electorales. Entre los 18 y los 24 años, un 85% no participa de las elecciones. Esto, según cifras del Registro Electoral de 2007. En 1988, cuando se realizó el referéndum que decidió el fin de la dictadura militar, más del 95% de los pertenecientes a este último estrato etario se inscribieron para votar.
El reciente rechazo de la derecha de reforma al binominal causó sorpresa puesto que dicha propuesta había sido apoyada por Sebastián Piñera. El proyecto suponía la ampliación de los escaños de diputados de 120 a 140 y mantenía la composición actual del Senado. El binominal se mantenía igual que ahora en la elección de 120 diputados, dos por cada uno de los 60 distritos. El aumento de 20, provendrían de una repartición proporcional entre los partidos que obtengan más del 5% de los votos. En la práctica, esto se traduciría en que el PC podría elegir uno o dos diputados, siempre que alcanzara este mínimo de votación.
El Gobierno, en la persona del ministro secretario general de la presidencia, José Antonio Viera Gallo, señaló -al conocer del rechazo a la propuesta gubernamental- la reposición del proyecto a través del Senado.
La actitud de la Alianza fue rechazada desde las graderías de la Cámara por militantes del PC, que con lienzos que pedían “fin a la exclusión”, lanzaron algunos epítetos a sus parlamentarios.
El PC reaccionó a este rechazó aprobando, el 10 de mayo en reunión ampliada del Comité Central, una propuesta electoral planteada por los partidos de la Concertación. Esto, de cara a los próximos comicios municipales a realizarse el 26 de octubre del presente año. En la Concertación la propuesta de acuerdo con el PC es respaldada por los presidentes de los 4 partidos de la Concertación. Se estima que de concretarse este acuerdo electoral, podría mantenerse en las elecciones generales de diciembre del próximo año.

OTRAS REFORMAS ESTANCADAS

Algo muy similar a lo ocurrido con el intento de reformar el binominal se verificó el 16 de mayo de 2007, cuando la Alianza dio la negativa a la aprobación del derecho a voto de los chilenos residentes en el exterior. En la ocasión, los 63 votos a favor de esta propuesta no alcanzaron el quórum –de 69 votos- necesario para reformar la Ley de votaciones populares y escrutinios.
Bachelet, anunció en su discurso el pasado 21 de mayo ante el pleno del Congreso, que insistirá ante el Parlamento para que este proyecto sea aprobado: “Ninguna exclusión es buena”, sentenció. En el mismo discurso, Bachelet pidió al país y, en particular a los parlamentarios, “dar el gran salto que le falta a nuestra democracia para una mayor representatividad y legitimidad”. Con este objetivo, solicitó respaldo al proyecto que permite la elección democrática de consejeros regionales -que en la actualidad son designados por los partidos políticos-: “Queremos que los chilenos elijan a sus autoridades regionales, queremos que los chilenos puedan organizarse y presentar mociones de ley”, expresó.
En la misma cita, Bachelet reiteró el apoyo del Gobierno a la iniciativa que permite la inscripción automática de todos los ciudadanos, en los registros electorales, lo que en la práctica permitiría el retorno de los jóvenes a los procesos electorales.
En relación con este tema, es importante señalar que un día antes del mencionado discurso presidencial, los diputados aprobaron en general -por 76 votos a favor, 18 en contra y 8 abstenciones- el proyecto del ejecutivo respecto de esta materia. Debido a esto, la propuesta podrá seguir su trámite en la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara.

“LAS REFORMAS NO AVANZARÁN”

“Creo que ninguna de las reformas políticas -propuestas por el ejecutivo al Congreso- van a ser aprobadas”, señaló en entrevista con El Ciudadano el analista político y académico de la Universidad Diego Portales, Patricio Navia. Y añadió: “El Gobierno no tiene ni la mayoría, ni la fortaleza ni la habilidad para hacer aprobar estas reformas que están en la agenda desde el año 1990”.
Navia ni siquiera cree que la inscripción automática en los registros electorales, será finalmente aprobada en el Senado, pesar que fue aprobada por los diputados: Lo explicó: “En muchas ocasiones han pasado por la Cámara reformas muy complicadas como la del sistema electoral, pero terminan muriendo en el Senado”.

El cientista político, dice que la democracia chilena “tiene un serio problema de legitimidad”. Señala en este sentido, que esta se ha caracterizado el último tiempo “por tener muy poca renovación del liderazgo y muy poca participación desde abajo hacia arriba”, expresando “que esto amenaza las bases mismas del orden político que se instauró después de la dictadura de Pinochet”.
Consultado respecto de las posibles consecuencias que se obtendría a partir de una eventual aprobación de la reforma al sistema binominal, Navia dijo: “Lo que se perdería es mucho más que lo que se ganaría”. Lo explicó de esta manera: “Se legitimaría para siempre un sistema que es en esencia muy poco competitivo, y el único logro sería crear una cuota para el PC, pero eso no solucionaría el problema de fondo”, expresó.
El apoyo a las restringidas reformas al sistema electoral, que ha dado el PC, le han significado numerosas críticas y distanciamientos de dirigentes de diversos sectores sociales. Estos han criticado a este partido de izquierda “por pretender que su inclusión en el Parlamento supone el fin de la exclusión existente en Chile”, como señaló el secretario general de la Confederación de Pescadores Artesanales de Chile, Cosme Caracciolo. Este dirigente, dijo que los comunistas están impulsando la “desmovilización del pueblo”, lo que –a su entender- tendría su origen en los acuerdos que tiene dicho grupo político con el Gobierno y la Concertación.
Según el parecer del senador Ávila, “el binominalismo ha permitido que la derecha, siendo minoría, prácticamente cogobierne, porque sin su anuencia no es posible aprobar nada sustantivo en el Parlamento”. Y añadió: “A lo largo de estos años, al mismo tiempo que las instituciones nacidas de una Constitución espuria se han ido consolidando, se ha producido un desgaste brutal en las fuerzas que componen el conglomerado de gobierno”. Y complementa: “Tal debilidad ha ido poniendo sistemáticamente a merced de la derecha todo lo que el Gobierno lleva a cabo. Y en virtud de ello, y dada la marginación que ha sido objeto el PC, se han ido produciendo acercamientos que buscan lograr un tipo de inclusión que no responde a una cuestión de principios, sino de mera táctica electoral”.

Por Francisco Marín


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