Científicos han confirmado que Totten, uno de los glaciares más grandes dentro de la cubierta de hielo de la Antártida Oriental –la masa de hielo más voluminosa del mundo–, se está derritiendo increíblemente rápido desde abajo.
Con un informe en la revista Science Advances, el equipo internacional destaca que aguas oceánicas inusualmente cálidas están fluyendo hacia el glaciar, socavando su base a 220.000 metros cúbicos por segundo. Esto es suficiente para provocar que Totten pierda miles de millones de toneladas de hielo al año.
Los glaciares que se derriten, como Totten, contribuyen directamente al aumento del nivel del mar, y lo peor es que si se destruyen los que están cerca de los límites del continente, las masas de hielo que están detrás de ellos empezarían a arrastrarse hacia el mar.
El área geográfica de Totten y la cubierta de hielo de la Antártida Oriental son aproximadamente del tamaño de España. Si toda esa masa cae al océano, el nivel global del mar se elevaría en 3,5 metros.
El equipo, liderado por la Universidad de Tasmania y la Universidad de Texas en Austin, logró recolectar estos datos navegando su embarcación de investigación hacia una de las fisuras que se han abierto hacia el mar. Así, escabulléndose por debajo de Totten, fueron capaces de observar por primera vez las dimensiones de la erosión en tiempo real.
Como muchos de los glaciares de Groenlandia, Totten se está erosionando desde abajo por causa de aguas marinas cada vez más cálidas y ácidas, lo que se relaciona directamente con nuestro frenético flujo de emisiones de gases de efecto invernadero hacia los océanos.
Totten está arraigado muy por debajo del nivel del mar y se apoya en el lecho marino, que es relativamente sólido. En cierto punto, este lecho es plano, pero en otros tiene una inclinación bastante brusca. Si la parte posterior del glaciar se erosiona hasta un punto en que sólo descanse en un área de inclinación, empezará a moverse a una velocidad sin precedentes.
Como ha revelado la investigación reciente, en la región central del glaciar se encuentra una zona en declive, y la última vez que éste estuvo en equilibrio en su punto crítico, fue hace 3.500 millones de años. Entonces, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera era alrededor de 400 partes por millón, idénticos a como son ahora.
Por donde se mire, esto es mala noticia. Este enorme glaciar se está desintegrando y podría comenzar un colapso inexorable e irreversible hacia el océano.
Fuente, IFLS
El Ciudadano