Gobierno y Nueva Mayoría: Sin relato ni conducción

Este año vino a ser el derrumbe tanto del gobierno como de su coalición política. La descoordinación y desconfianza entre el La Moneda y los partidos ha sido evidente, lo que finalmente se convirtió en la quinta columna de esta administración. De hecho "el programa" ya no junta adhesiones, solo polvo.

Gobierno y Nueva Mayoría: Sin relato ni conducción

Autor: Jose Robredo

Si el año pasado el gobierno venía tambaleando a partir de los casos de financiamiento irregular de campañas políticas, donde personeros, autoridades y operadores del oficialismo fueron protagonistas,  y el posible tráfico de influencias, donde el hijo y nuera de la presidenta dieron la nota; este año representa la puesta de rodillas de una gestión que no fue capaz de levantar la cabeza.

Durante 2016 se hizo evidente la incapacidad de sostener un relato por parte de La Moneda, de articular políticamente a su coalición de gobierno, que dada su «diversidad» se convirtió por momentos en el peor dolor de cabeza para la administración de Bachelet. Todo esto se reflejó en el freno a las reformas propuestas al país en el ya olvidado programa de gobierno, y en el giro hacia el conservadurismo de la vieja Concertación.

bachelet

Mientras que en la Nueva Mayoría, los débiles lazos que unían a sus miembros, terminaron por convertir al conglomerado más en un problema que en un apoyo para el gobierno. De hecho, las reformas emblemáticas de La Moneda – laboral, educacional, aborto o proceso constituyente – han contado con importantes reparos de diferentes sectores de la coalición.

Durante estos doce meses quedo claro que el proyecto que representaba la Nueva Mayoría, no contaba con bases políticas para llegar a buen puerto con las reformas. Más aun, electoralmente el proyecto tampoco rinde – lo que quedó en evidencia en las pasadas municipales – y con serias dudas de que la cosa cambie durante 2017.

En conversación con El Ciudadano, el académico e investigador del Instituto Igualdad Ernesto Águila (PS), señala que «Este gobierno ha sido el intento más serio de desarrollar ciertas reformas estructurales al modelo y este impulso se pierde. Ahora aun año de su termino muestra una profunda debilidad y desorientación y con ello frustra los anhelos de cambio y transformaciones de fondo«.

«Lo que queda como disyuntiva hacia el 2017 es que si se va a proseguir en este camino haciendo rectificaciones políticas y técnicas dando protagonismo a la sociedad o restaurar un orden más conservador a través de la derecha o a través de lo que fue el modelo binominal de la Concertación» explica Águila respecto al escenario que se abre tanto para el gobierno como para la coalición.

En esta misma línea, el cientista político y académico de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Rodrigo Gangas, expresa a este medio que «parte del fracaso del gobierno en sus niveles de aprobación tiene que ver con el tema de las expectativas que construyó con el proceso de reformas que no tenían el piso político para llevarlas a cabo».

«Se puede decir que la coalición es súper diversa, por la cantidad de partidos que la componen, pero todos adquieren una actitud muy institucional, dado que todos provienen de una matriz concertacionista. Ahí se puede encontrar el fracaso», recalca Gangas al referirse al carácter del conglomerado de gobierno.

La respuesta NM: Dispersión y bloqueo

Ante los desvaríos del gobierno, los integrantes de la Nueva Mayoría apostaron -al menos una parte importante de los partidos – a seguir su propia ruta con el fin de salvar el reducido capital político que iba quedando, teniendo en cuenta los procesos electorales de 2016 y 2017.

En palabras de Gangas esto se genera pues «Este fue un gobierno que durante el 2016 acrecentó las diferencias al interior de la coalición y eso se da en dos ámbitos: en la pésima gestión política y, por otro lado, está lo frágil y la incapacidad de ponerse de acuerdo en torno a un programa de reformas por parte de la Nueva Mayoría» y agrega que «Estas dos dimensiones reflejan el fracaso de la Nueva Mayoría durante el 2016».

A su turno, Ernesto Águila sostiene que «La Nueva Mayoría, como superación de la Concertación, no ha logrado ni va a lograr ser una superación consistente de la Concertación, pues la disputa de la hegemonía del sector más progresista y el más conservador ha terminado en un empate a cero«.

«La mayor oposición al gobierno ha estado liderada por sectores de la propia coalición. La Nueva Mayoría no ha logrado ser una superación de la Concertación en términos de construcción de una hegemonía distinta al interior de esta coalición de centroizquierda que ella representa», recalca Águila al describir el escenario en el que se mueve hoy la coalición de partidos oficialistas.

Por otra parte, este contexto no ha generado cohesión, sino que todo lo contrario. Lo que para Rodrigo Gangas se expresa en que «es interesante ver como lo que pasa con los partidos, donde se evidencia cierto individualismo y personalismos, donde cada cual busca ser el candidato que busca salvar esa coalición»

Además agrega que, dado que para la Concertación el objetivo era, en cierta forma, sostener el modelo «nunca tuvo ese problema, siempre se alineó».

En este sentido, para Águila se genera el principal conflicto del actual conglomerado de gobierno, y que tiene totales consecuencias en la gestión de gobierno, donde el intento por superar el legado de la Concertación no cuajó, y que en sus palabras «era la intención original de la Nueva Mayoría, pero los poderes asociados al poder empresarial al interior de la Nueva Mayoría son demasiados fuertes para que en el actual contexto de fuerzas pudiera instarlarse una hegemonía más de izquierda«.

Y a partir de esto, según Águila la Nueva Mayoría «Más que un bloque por los cambios se convirtió en un bloqueo de los cambios».

Los resultados quedan a la vista.

José Robredo H. 

@joserobredo

El Ciudadano 

 

 


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano