La oposición reclama reformas radicales al gobierno de Azerbaiyán, que responde con mano dura para evitar un levantamiento popular como los que sacuden a Medio Oriente y África del norte.
Líderes de la oposición y activistas de derechos humanos organizaron grandes protestas en marzo y principios de este mes, pese a las restricciones de realizar movilizaciones callejeras. Tienen previsto hacer otras, pese a la gran cantidad de manifestantes detenidos.
“La mayoría de la población está indignada por el fraude sistemático en las elecciones, la falta de libertad de expresión y de reunión y el acoso a la prensa, que los opositores vayan a prisión, la corrupción en la justicia y su dependencia en el Poder Político, así como su falta de autoridad”, dijo a la directora del Centro de Estudios Nacionales e Internacionales, Leila Alieva.
Azerbaiyán es el país más grande del Cáucaso. Al este limita con el mar Caspio, al norte con Rusia, al noroeste con Georgia, al oeste con Armenia y, al sur con Irán. Sus abundantes recursos de gas y petróleo le dejan 50 millones de dólares al día. Alrededor de 99 por ciento de sus ocho millones de habitantes son musulmanes.
El actual presidente Ilham Aliyev reemplazó a su padre, Heidar Aliyev, en 2003 en comicios disputados. El régimen es acusado de corrupción. De hecho, en uno de los documentos diplomáticos divulgado por Wikileaks se describe al mandatario como jefe mafioso.
Además, organizaciones responsables de supervisar los comicios denunciaron que hubo fraude.
Una gran parte de la población vive en la miseria, pese a las riquezas petroleras del país. Los salarios estatales son muy poco realistas, dijo Alieva. La educación y el sistema de salud colapsaron bajo el aumento de sobornos. Sus recursos naturales le permiten al Gobierno comprar apoyo social y político.
Un cuarto de la población vive en Rusia debido a las condiciones económicas, que cada vez son peores, apuntó.
“El Gobierno restringe duramente la libertad de reunión”, dijo a IPS el especialista en el Cáucaso, Giorgi Gogia, de la División de Europa y Asia central de la organización Human Rights Watch (HRW).
“No autorizaron ni una sola manifestación en el centro de Bakú durante varios años. Además, la policía se apura a dispersar, a menudo de forma violenta, las protestas no autorizadas. La represión se intensificó este año después de que la oposición y organizaciones juveniles anunciaran su intención de reclamar reformas al Gobierno”, añadió.
VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
Las violaciones de derechos humanos documentadas por HRW incluyen tortura, tratos degradantes en comisarías y la casi total impunidad de la policía.
“Las últimas protestas en Azerbaiyán se inspiraron en las revueltas populares de Medio Oriente y África del norte, pero es difícil decir si están listos para un cambio de régimen”, señaló Gogia. “Una cosa es clara, el Gobierno se toma las manifestaciones en serio y están decididos a aplastar todo intento de levantamiento contra el régimen”, añadió.
El Consejo de Europa, una organización de 47 naciones que promueve los derechos humanos, cuenta con un enviado especial para estudiar el problema de los presos políticos en Azerbaiyán.
“Pero Bakú se niega a cooperar con el funcionario y no le ha permitido ingresar al país”, indicó Gogia. “Es uno de los pocos ejemplos de miembros que se niegan de forma rotunda a cooperar con procedimientos especiales”, añadió.
“Las elecciones legislativas realizadas a fines del año pasado no mostraron ninguna mejoría”, indicó Sam Patten, de Freedom House. “Es posible que hayan regulaciones adicionales para restringir más la actividad independiente de organizaciones de la sociedad civil”, dijo a IPS.
Las detenciones en las manifestaciones a principios de este mes no parecen indicar que el Gobierno relaje su posición tras la llamada “primavera árabe”. Al contrario, se vuelve más duro, indicó Patten.
LOS JÓVENES EN CONTRA
Las protestas pueden aumentar pese a los mensajes intimidatorios del Gobierno, apuntó. La población de Azerbaiyán es extremadamente joven y tiene buen manejo de Internet.
El Gobierno advirtió a los azerbaiyanos que se mantengan al margen de los sitios de redes sociales. Incluso, un programa de televisión sugirió que la excesiva exposición a Facebook puede causar impotencia.
“Otro asunto delicado es la posición oficial del Gobierno respecto del Islam”, remarcó Patten.
“Azerbaiyán reprimió la religión por temor a un crecimiento del extremismo. Pero la religiosidad aumenta, en especial entre los jóvenes que consideran al Gobierno como insidiosamente corrupto e incapaz de responder a las necesidades de la población”, añadió.
“La mayor represión de organizaciones religiosas puede causar inestabilidad”, apuntó. “Aliyev se reunió hace poco con varios clérigos, algo inusual para él y un reconocimiento tácito de la necesidad de permitir una mayor libertad religiosa a la vista de los acontecimientos de Medio Oriente”, añadió.
Por Kester Kenn Klomegah