El líder israelí se encuentra bajo sospecha de haber recibido regalos y beneficios de empresarios, al menos uno israelí y otro extranjero, que han aparecido en dos investigaciones policiales sobre casos de soborno y fraude.
Tras el interrogatorio, la Fiscalía decidirá si abre una investigación criminal, en la que podrían imputarse delitos de fraude, ruptura de la confianza y aceptación ilegal de regalos.
«Todavía no celebren», ha afirmado el primer ministro israelí a la oposición horas antes de ser interrogado, en referencia al revuelo político y mediático que han generado las acusaciones, en las que también estarían implicados varios miembros de su familia. «Seguirán haciendo salvajes acusaciones y yo seguiré gobernando el Estado de Israel».