El presidente de la comisión de DD.HH. de la Cámara Alta del Congreso Nacional, senador Alejandro Navarro, presentó un proyecto de ley para generar la posibilidad que las mujeres con hijos menores de 3 años no cumplan condena en la cárcel sino que ésta sea reemplazada por otra medida cautelar, como la reclusión domiciliaria.
La acción fue motivada, según el senador, luego de interiorizarse del caso de una mujer mapuche que tuvo que dar a luz a su hija esposada y, asimismo, conociendo la realidad de 122 niños y niñas que viven con sus progenitores en recintos penales.
“Independiente del delito que haya cometido su madre, hacer pasar a un niño la condena del encarcelamiento es una violación a los DD.HH.” , aseveró el senador Navarro.
En palabras del hermano de la afectada, José, la situación es incierta. La Corte de Apelaciones de Concepción aún no se pronuncia por la orden de no innovar que busca, nuevamente, el traslado desde el hospital hacia la cárcel de Arauco. Recordemos que Lorenza Cayuhan permanece internada desde el pasado 14 de octubre en la clínica de la mujer del Sanatorio Alemán de Concepción, lugar donde engrillada tuvo que dar a luz a su hija Sayen.
Su madre, a pesar de la reticencia de gendarmería, fue informada a última hora del parto, gracias a una doctora que intercedió. Una vez en el hospital, una de las matriarcas de la comunidad Mawidache de Alto Antiquina, Cañete, pudo ingresar a pabellón. Eso sí, acompañada de un gendarme, violando los más mínimos acuerdos sobre DD.HH.
La presión de Bosques Arauco y Forestal Volterra habían llegado muy lejos: no sólo se condenó a 5 años a una comunera y a parte de su familia por una supuesta emboscada y robo a personal de la forestal; hoy se vulneran los derechos de Sayen, reseñados en la convención de los Derechos del Niño.
Un indulto presidencial, solicitado tanto por la Defensoría Penal como por la familia de la comunera, busca revertir la situación, otorgándole mejores condiciones a la lactante. De lo contrario, Sayen pasará a ser una más de las niñas que se ven obligadas a vivir con sus madres, en centros de reclusión de dudosa calidad y sin los mínimos cánones necesarios para la crianza, apego y desarrollo que un bebé requiere.