Falta una hora para el mediodía y hay una olla plateada en una berma de la ex calle Clotario Blest. Los pacientes entran de a poco al consultorio, caminando con lentitud. A esta hora predominan las personas de edad, algunos afirmados a su bastón. Para llegar a la sala de espera del centro asistencial deben esquivar esa olla grande, acomodada a pasos de la entrada.
Solo hay quinoa dentro del recipiente. Cuando ya hay varias personas alrededor de Julio Ibarra, el organizador, este empieza a verter los otros ingredientes.
Primero azúcar light; una bolsa completa. Luego varias botellas de malta Morenita, que tiene 5,3 grados de alcohol. Está preparando, cuenta, viagra rural.
Con un cucharón de sopa, lo revuelve. Deshace los grumos del material en las paredes de la olla. Queda una mezcla espesa; él lo sabe. “Vamos a necesitar más malta”, le dice a un joven que parece su asistente. “Yo voy a comprar, hay un botillería acá al lado”, responde el hombre.
La convocatoria a la prensa anunciaba que los adultos mayores de la comuna de Pedro Aguirre Cerda iban a recibir viagra rural. Esto, ahora, y por más simple que parezca (malta, stevia, harina tostada de quinoa), parece que es el viagra rural. El público –los adultos mayores, los viejos– miran este panorama con algo de incredulidad. Se ve una jaba para portar cervezas; una bolsa con kilos de quinoa sobre una mesa blanca que se descascara.
Antes de que lleguen otras cinco botellas de malta, la directora del Cesfam Edgardo Henríquez, Irlandia Silva Jeria, sale a la calle y le pregunta a Julio Ibarra qué está pasando aquí. El asistente de Ibarra, que parece bastante joven, le dice que ya tienen todo hablado con el alcalde de la comuna. Nombra al jefe de gabinete del alcalde. Dice: “Él iba a hacer la gestión con el departamento de Salud para dar la autorización” (ver aclaración de la municipalidad de Pedro Aguirre Cerda en la que explica que no autorizó dicha actividad). Luego interviene Ibarra.
–En todo caso nosotros estamos en la vía pública. Estamos enseñándole a la gente, yo le voy a dar un dato que usted no sabe a pesar de que es directora de este servicio. Solo el 20% de este país tiene acceso a comer la quinoa y los alimentos saludables.
–Lo que pasa es que nosotros no podemos dar alcohol –dice la directora.
–Les vamos a dar una degustación, no es una tomatera –responde Ibarra.
–Yo tengo que saber qué pasa. A mí no me han informado nada, por eso vengo a preguntar.
–Es que no tenemos por qué informar, discúlpeme. Estamos en un punto de prensa. Todos saben: el alcalde, los concejales.
–Es que usted tiene que entender que este centro de salud…
–No eche a perder este momento señora, por favor.
–Caballero, es que entiéndame a mí. Yo soy directora de este centro de salud, tengo una responsabilidad de salud pública. Entonces tengo que saber si hay bebidas alcohólicas.
–Es malta –dice Ibarra.
Pasan un rato conversando. Él le termina por ofrecer un poco de la mezcla. La directora la rechaza.
–La quinoa es un alimento saludable –dice Ibarra.
–La quinoa sí, la malta no –termina la directora, y vuelve a sus oficinas en el consultorio.
***
El año 2005 se publicó un estudio del Instituto de Salud Púbica (ISP) que hablaba sobre la sexualidad entre los ancianos. Aunque se sabe que este tema no se toca mucho en los años de vejez, los funcionarios del ISP decían que veían las proyecciones con optimismo. Después, en 2013, el geriatra Jaime Hidalgo de la Universidad de Chile hizo otra publicación que aportó al debate. En este se daba el ejemplo de Suecia. En aquel país europeo, un 72% de las personas entre 70 y 80 años afirmaba tener interés por el sexo. Para Estados Unidos estas cifras no eran tan diferentes: un 59% de los viejos entre 75 y 85 aseguraba tener este mismo interés.
El apetito sexual no disminuye; está comprobado. Lo que sí ocurre en el caso del hombre, por ejemplo, es que hay más dificultades a la hora de generar una erección, mientras que en las mujeres hay una tardanza en cuanto a la generación de lubricación vaginal.
***
La pócima está lista. Acaba de llegar Manuel Aguilar, concejal por la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Se saca fotografías al mismo tiempo que habla con personas que salen del consultorio. Uno que pasa arriba de una bicicleta le reclama porque le entregaron un diagnóstico en una hoja que ya estaba usada. Aguilar responde que el gasto municipal en tintas y papeles es de más de 10 millones. El hombre se enoja y dice que para la otra será él quien traiga sus propios papeles a la consulta.
Julio Ibarra toma el cucharón y vierte este supuesto viagra rural –que ya tiene más malta; que ya está menos espeso– en vasos plásticos de cumpleaños. Una señora recibe uno de esos en sus manos. Me pregunta a mí si es que esto no va a hacer mal.
–Me acaban de enterrar una jeringa. ¿Será malo que tome de esto?
–Yo creo que sí, señora –respondo.
–¿Y de qué está hecho?
–De harina tostada de quinoa.
–¿Qué es la quinoa?
–Un cereal –le digo sin estar muy seguro.
Efectivamente la quinoa es un cereal. También lo son las semillas de linaza, el trigo, la avena y muchos otros nutrientes.
Una pareja que carga un coche de guaguas recibe un poco de brebaje.
–Si le empieza a picar la rodilla es porque está funcionando –le dice el concejal Aguilar, y todos se ríen.
–¿Esto le sirve a la niña, a la niña que está embarazada? –dice una señora mayor, que acompaña a una joven que se toca una panza incipiente, que empieza a curvarse.
–Por supuesto –contesta el organizador, y le entrega otro tanto de viagra rural, además, a la señora.
Voy al lado de Ibarra, director del Instituto Nacional de Turismo –organización independiente–, y lo pongo en una situación.
–Julio: ¿Esto me sirve si estoy en una fiesta?
–No. Es más a largo plazo.
Luego me explica cosas de la quinoa. “Es una alimento ancestral que tiene vitaminas, proteínas. Lamentablemente ha entrado muy poco al mercado, siendo que es un alimento que acá en Chile los agricultores lo trabajan”, dice.
Otra funcionaria del Cesfam sale a la calle y me pregunta, no sé por qué, si es que yo estoy organizando esto. Cuando le digo que no, y le apunto a Ibarra, le dice que hay personas entrando con olor a trago.