La seguidilla de siniestros de fuego ocurridos en el país, específicamente en la Región de Valparaíso, han puesto como fondo del debate las razones por las cuales se producen los incendios. Esta semana El Ciudadano publicó una columna que hablaba sobre las medidas de Jorge Sharp para erradicar los monocultivos. “Sin duda alguna que una superficie forestal monoespecífica (compuesta por una única especie) facilita la propagación e intensidad de un incendio. Esto será más usual en el actual escenario de megasequía y aumento de temperaturas”, escribía Carlos Zamorano-Elgueta, ingeniero forestal e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resilencia.
El tema de la sequía y las condiciones climáticas cambiantes pueden generar un impacto no solo en este tipo de plantaciones exóticas. También ataca a las especies nativas, que no están cerca de plantaciones de eucaliptos ni tampoco de plantaciones de pinos.
El día de hoy, precisamente, se dio a conocer los resultados de un estudio que habla sobre el problema que está ocurriendo con las araucarias del Parque Conguillio.
Régimen de hambre: el estado actual de las araucarias del Conguillio
La Conaf ha alertado en varias instancias acerca del deterioro de las araucarias en la zona centro-sur de Chile.
El estudio realizado por el Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas (CAEV), de la Universidad Austral, en el Parque Conguillio, viene a ratificar la certeza y veracidad la advertencia.
Hay que recordar, también, que esta reserva de la naturaleza es visitada por turistas de todos los lugares del mundo. Se caracteriza por tener una fauna diversa. Destacan animales como la lagartija café de rayas, el cisne de cuello negro y el tollo de agua dulce, entre otros. En cuanto a flora no se queda atrás. En este lugar florecen a lo largo de la historia los cipreses, los lleuques y las araucarias. Sin ir más lejos, hay un ejemplar de esta última especie que, según estudios, posee más de 1.800 años de edad.
El problema que se presenta actualmente en algunos ejemplares de araucarias es el carbon starvation. Este fenómeno es una suerte de régimen de hambre, algo así como una dieta humana pero obligada, sin posibilidad de echar pie atrás.
Los expertos de la Austral hicieron este estudio luego de comprobar que muchos de los ejemplares presentaban daños en el follaje.
Para esto es necesario entender los cambios climáticos que se han venido sucediendo en la zona.
“En la Araucanía, zona cordillera, hay un déficit de agua de un 30% en promedio en comparación con la precipitación histórica (últimos 50 años). Es una megasequía de casi 6 años que no teníamos registros desde el principios del siglo pasado”, dice el doctor Mylthon Jiménez-Castillo, investigador del CAEV.
A partir de esta sequía, las especies entran en este régimen de hambre, que implica que las araucarias cierren los poros de sus hojas para evitar la deshidratación. Pero esto trae consecuencias: complejiza el proceso de fotosíntesis, mecanismo mediante el cual todas las plantas generan su propio alimento (el carbohidrato principalmente, para el caso de las araucarias). Al no poder producir este nutriente, las hojas cambian el verde por un tono café. Se empiezan a secar, y ese proceso de secado se proyecta, de a poco, hacia la totalidad del árbol. Hasta que muere.
El sida de las araucarias
Al igual que la enfermedad de VIH, que va debilitando el sistema inmunológico, esta sequía puede tener consecuencias en el proceso de vida de un árbol como este. Inclusive si es que vuelve el agua y se acaban los períodos secos.
“La gravedad es más allá del régimen de hambre. El problema es que a lo mejor, por decir algo, el clima mejora y favorece a la araucaria. Pero la planta está débil. No va a morir por carbon starvation. Es como que tú estuvieras con las defensas bajas y te agarra un rotavirus. En este caso tú no tienes energía para funcionar, no fabricas defensas”.
Las araucarias están muriendo.