Pasó inadvertido en Chile. Uno de los gestores del asesinato del Canciller Orlando Letelier, el terrorista Luis Posada Carriles, quedó en libertad en Estados Unidos, a pesar de su ingreso ilegal a esa nación y de estar requerido en tres países por atentados y crímenes contra civiles.
Hace años, en una petición que cada vez parece más solitaria, el senador Juan Pablo Letelier, hijo del Ministro de Relaciones Exteriores de Salvador Allende asesinado en Washington en una operación de la Dina, está pidiendo la extradición de Posada Carriles, de nacionalidad venezolana pero de origen cubano, para que declare sobre el crimen de su padre.
El prontuario de Posada Carriles exhibe un proceso en Venezuela por la voladura de un avión civil en Barbados, atentado que mató a 73 personas; una condena en Panamá a ocho años de cárcel por intentar asesinar a Fidel Castro durante un acto en una universidad; en Cuba fue responsabilizado del atentado a un hotel, que costó la vida a un joven turista italiano; además fue investigado por tráfico de armas y acciones ilegales en Centroamérica; fue encarcelado y procesado por violar leyes migratorias de Estados Unidos.
El personaje ha sido perseguido e investigado por la policía venezolana y panameña, por el Ministerio del Interior de Cuba, por el FBI y la Sección Antiterrorista del Departamento de Justicia estadounidense.
De Venezuela, Posada escapó debido a que trabajaba con la Disip, la policía represiva y anticomunista que operó durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. En Panamá se reclama que Posada regrese a cumplir su condena de ocho años de cárcel, después que la derechista ex presidenta Mireya Moscoso lo indultara, estando condenado por la Justicia de ese país por organizar un atentado con explosivos contra Fidel Castro, acción que se materializaría en un recinto universitario lleno de jóvenes que asistían a una conferencia del Jefe de Estado cubano durante el desarrollo de una Cumbre Iberoamericana.
También en La Habana, se le requiere por el atentado con bomba contra un hotel, donde murió el joven turista italiano Fabi Di Celmo.
Y en Chile se sabe de su participación en la planificación e instigación del crimen de Orlando Letelier y su secretaria Ronni Moffit, ocurrido en Washington en 1976.
EL PRONTUARIO DEL PASTELITO
Posada es considerado uno de los terroristas más peligrosos del continente ya que tendría a su haber una gran cantidad de civiles asesinados. Siempre militó en organizaciones anticomunistas y armadas. Habitualmente encuentra refugio en Estados Unidos, a pesar de que ese país tiene una campaña mundial “antiterrorista” que parece cada vez más no incluir a quienes simpatizan con las políticas de la Casa Blanca.
Son tantos los crímenes y delitos que se le adjudican, que Luis Posada Carriles anduvo prófugo mucho tiempo. Encontró refugio temporal e ilegal en México, con ayuda de anticomunistas de ese país. De acuerdo a investigaciones y versiones de prensa, Posada recibió garantías de grupos anticubanos radicados en Miami y de ultraconservadores estadounidenses de que en territorio de EE.UU. podría estar seguro.
Así que tomó un barco camaronero en México, llamado “Santrina” y partió hacia Estados Unidos, cruzando por el río Miami, ingresando ilegalmente a ese país. Inmediatamente sus amigos, entre los que se encontrarían funcionarios y legisladores, respaldaron que presentara una solicitud de asilo y residencia en Estados Unidos.
Sin embargo, la situación era insostenible. Las autoridades acusaron a Posada de once cargos de perjurio, fraude y obstrucción a la justicia, por su ingreso ilegal al país, mentir a los funcionarios estadounidenses, evadirse y efectuar acciones para evadir la Ley. El juicio se llevó a cabo en El Paso, Texas.
Los fiscales presentaron pruebas contundentes. Altos oficiales del Ministerio del Interior de Cuba aportaron amplios antecedentes, evidencias y peritajes sobre los delitos cometidos por Posada.
Pese a todo, fue absuelto por una corte judicial de Texas, quedando libre en territorio estadounidense. Resultó tan cuestionable el fallo, que hasta un vocero del Departamento de Justicia de ese país señaló que el organismo estaba “decepcionado por la decisión”. Las pruebas eran tan evidentes, incluido su ingreso ilegal a Estados Unidos, que hasta la Sección Antiterrorista del Departamento de Justicia estadounidense esperaba alguna condena.
Los fiscales, entidades acusadoras y las autoridades venezolanas y cubanas, barajaban esa posibilidad, primero porque en Estados Unidos suelen quedar libres terroristas que han trabajado en sus entidades de Inteligencia, con las dictaduras o con la derecha latinoamericana, y segundo, porque la jueza que llevó el caso, Kathleen Cardone, llegó a ese puesto nombrada por George W. Bush, ya había exculpado a Posada y tendría vinculación ideológica con republicanos y conservadores anticomunistas, aliados del acusado.
Posada Carriles, al salir del juicio, totalmente libre de cargos, se fue a la oficina de su abogado y junto a otros socios políticos se abrazó, tomó fotos, y declaró que “mi camino aún no ha terminado; la naturaleza de la lucha ha cambiado, pero aún es la misma”. Tiempos atrás en entrevista en el New York Times, había reconocido su participación en atentados contra Cuba. Días después de ser absuelto, celebró una cena rodeado de anticomunistas, anticubanos, republicanos y ultraconservadores.
Una vez más quedaban atrás el asesinato de 73 pasajeros de Cubana de Aviación, el crimen de Orlando Letelier, la muerte de Fabi Di Celmo, y el intento de atentado en Panamá que no sólo hubiera acabado con la vida de Fidel Castro, sino de decenas de estudiantes que concurrían a su conferencia en la sede universitaria.
ASESINAR A LETELIER
En Chile, la prensa conservadora, los partidos de derecha y el gobierno de Sebastián Piñera, que reivindican a cada momento su preocupación y lucha contra el terrorismo, no dijeron nada respecto a este caso, pese a que el inculpado aparece ligado a la instigación y organización del asesinato de un ex canciller chileno.
Ello a pesar de que hace tiempo se pidió la extradición de este personaje para que comparezca por el crimen del ex Canciller de Chile.
Luis Posada Carriles formó y lideró el Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas (Coru) de corte anticomunista y anticubano, con la primera intención de desarrollar acciones contra la Revolución Cubana.
Pero luego el Coru, Posada y Orlando Bosch, que también tuvo participación directa en la voladura del avión en Barbados, comenzaron a trabajar para la Disip venezolana y para la CIA estadounidense. Todo con la finalidad de efectuar operaciones encubiertas y actos terroristas “contra los subversivos y los comunistas”.
Fue parte de operaciones encubiertas en El Salvador, Guatemala y Honduras, cuyos objetivos tenían que ver con golpear a organizaciones y dirigentes de izquierda, de derechos humanos y agrupaciones sindicales y campesinas. De acuerdo a un reporte del diario La Jornada, “además de ser empleado de la CIA, vale recordar que Posada Carriles participó en la invasión de Bahía de Cochinos, promovida por Estados Unidos; fue oficial en el ejército de Estados Unidos y en 1976 se mudó a Venezuela para encabezar el servicio de inteligencia de ese país”.
La documentación y evidencia existente y pública, podría apuntar a que el gobierno y la Justicia chilena pidieran la extradición de Luis Posada Carriles para ser interrogado sobre el crimen de Orlando Letelier, ocurrido el año 1976 en Washington. El National Security Archives de la Universidad George Washington difundió documentos que relacionan a Posada y Bosch con el crimen de Letelier. Son parte de antecedentes desclasificados y manejados por autoridades estadounidenses que relacionan a esos anticomunistas y a los miembros del Coru con el crimen del ex Ministro de Relaciones Exteriores de Chile.
Un informe del FBI enviando al Departamento de Estado señaló que “después de la llegada de Bosch a Caracas, él declaró que ‘ahora que nuestra organización ha salido del trabajo de Letelier con una buena imagen, vamos a tratar algo más’”.
Tanto el FBI, como la CIA y los documentos desclasificados apuntan a una reunión de miembros del Coru, entre ellos Posada Carriles, en Bonao, República Dominicana, donde se hizo una reunión en la cual se habría planeado el asesinato de Letelier, argumentándose entre otras cosas, que estaba dañando la política antisubversiva de Estados Unidos, que trabajaba para la KGB soviética, que estaba influenciando al público estadounidense y desprestigiando peligrosamente a la dictadura de Augusto Pinochet.
Manuel Contreras, jefe de la Dina, escribió que “no cabe duda que se planificó el asesinato de Letelier” en el encuentro de Bonao.
El senador Juan Pablo Letelier, hijo del Canciller muerto, desde 2005 que pidió a las autoridades chilenas “que actúen” ante este caso, planteando que el Consejo de Defensa del Estado (CDE) estudie acciones legales y pida apoyo a los Departamentos de Estado y de Justicia de Estados Unidos.
Letelier manifestó hace ya tiempo que “deben investigarse las declaraciones del agente del FBI, Cornick Carter, que ha sindicado que el señor Posada Carriles tuvo responsabilidad, a lo menos encubrimiento, en las relaciones entre la Dina y estos grupos anticastristas” que aparecieron ligados al asesinato de Orlando Letelier y su secretaria.
“Nosotros como familia –dijo el senador- somos partidarios de que los juicios se hagan en Chile, pero no perdemos de vista que en este caso no sólo fue el asesinato de un chileno, sino también de una ciudadana norteamericana”.
Roberto Hernández Caballero, teniente coronel del Ministerio del Interior de Cuba, dijo hace un tiempo a la agencia Prensa Latina, que en el continente actuaron terroristas anticomunistas como Guillermo Novo Sampoll, Gaspar Jiménez Escobedo, Alberto Hernández, Francisco Hernández Calvo, Pedro Remón y Roberto Martín Pérez, y que «todos ellos se convirtieron en verdugos de la política norteamericana dispuestos a matar al que el amo (Estados Unidos) sentenciara a muerte», rememorando el asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier.
El Teniente Coronel manifestó que a pesar de ello, la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y el gobierno estadounidense le dieron empleo para abastecer de armas a la contrarrevolución en Nicaragua, que suscitó el escándalo Irán-Contras, en 1987.
En estas semanas Posada Carriles se está estableciendo en Miami, asiste a comidas en su honor que le hacen anticubanos y anticomunistas y da entrevistas de prensa donde reitera su rechazo a la Revolución Cubana y reivindica atentados y acciones armadas.
Reporte.cl