Las organizaciones sociales en conflicto con la industria salmonera, realizaron su primer encuentro los días 14 y 15 de enero en Cobquecura, ubicada en la Región del Bío Bío. La convocatoria estuvo marcada por la retroalimentación de los distintos conocimientos y aportes que representan las organizaciones participantes, como Ecoceanos, GreenPeace, Chiloé está privao, Vigilante costero, Comité defensa del mar de Cobquecura, entre muchos otros.
A partir del encuentro emitieron una declaración pública con las principales conclusiones, entre las que destaca el llamado a no comprar salmón chileno por el daño que produce la industria al medio ambiente y a la salud de las personas al usar 400 veces más antibiótico que la producción noruega, la demanda de que la Ley de Pesca sea anulada, ya que privilegia sólo a ciertos grupos de poder económico, y el respeto a los derechos humanos de quienes habitan los territorios afectados y destruidos por la industria del salmón.
A continuación, algunas de las principales declaraciones y denuncias del “Primer Encuentro de Comunidades y Movimientos Sociales en Conflicto con los Monocultivos Industriales del Salmón”:
– Denunciamos, de acuerdo a múltiples experiencias que constan en diversos puntos del sur de Chile, que la industria salmonera trae consigo la destrucción ambiental, el desplazamiento de las economías locales y especies nativas, la propagación de diversas infecciones, abuso y descontrol en la aplicación de antibióticos para afrontar sus plagas, daño a la salud de las personas por su consumo, contaminación severa, explotación y saqueo.
– Llamamos a la población local e internacional a no consumir salmón de Chile. Como ya se ha dicho, esta especie exótica trae plagas, como el Síndrome Rickettsial, llamado “piojo del salmón”, cuyas dosis de antibióticos supera alta, amplia y gravemente el estándar internacional permitido, con riesgo a la salud de la población. Asimismo, los monocultivos de salmones en su crianza contaminan los espacios naturales (concentración de toneladas de fecas, alimentos artificiales y antibióticos). La especie del salmón es carnívora y al producirse un evento de escape de las instalaciones industriales depredan múltiples especies nativas en el mar abierto. Son millones los salomones que existen en condición de escape por razones de negligencia humana o factores naturales. La industria salmonera está relacionada con múltiples factores de desigualdad e injusticia social y de grave contaminación como ha ocurrido en Chiloé, con miles de toneladas de mortandad y debacle. La cadena salmonera también involucra la intervención e impactos en cientos de ríos y esteros en el sur de Chile para el desarrollo de pisciculturas para la crianza de las especies.
– Exigimos asimismo la anulación de la Ley de Pesca. Es impresentable que en un País cuyo estado se presenta como “democrático”, se mantenga en vigencia un cuerpo legislativo construido bajo la corrupción, con prácticas perversas y mafiosas a favor de los intereses de los principales grupos económicos vinculados a los intereses pesqueros. A su vez, exigimos el fin a los mecanismos de represión y criminalización a la protesta social. En el presente, se mantiene como práctica estatal, el uso de mecanismos represivos contra legítimas luchas y causas de resistencia que defienden derechos, estando detrás de estas acciones poderes fácticos relacionados a los principales grupos económicos y políticos que manipulan la institucionalidad a favor del saqueo y del control público.
– Exigimos que se respeten los derechos humanos de los habitantes de los diversos territorios y que las prioridades en materia de desarrollo debe ser siempre con relación al interés público y colectivo, como derecho inalienable e irrenunciable, que vaya de acuerdo a las necesidades locales en cuanto al fortalecimiento de las economías locales, a la integridad de las personas, a la integridad cultural y social, al cuidado de las últimas reservas de la naturaleza que quedan y de las especies nativas y endémicas indispensables para la supervivencia, condiciones que son incompatibles con las prácticas de las industrias extractivistas, razón por las cual exigimos su retirada.