Millones y millones de dólares gastados en tratar de aparecer como una empresa social y ambientalmente responsable no es más que intentar revertir lo que a puro pulso hemos hecho organizaciones y personas que defienden la vida en el Valle del Huasco desde el 2001.
Ese año Barrick presentó la primera versión del proyecto Pascua Lama a la débil institucionalidad ambiental regional de Atacama, y en ese Estudio de Impacto Ambiental, la transnacional omitió los glaciares. Esa fue su primera mentira irresponsable.
Desde ese momento los glaciares fueron apropiados por la comunidad como símbolo de vida en contra de la propuesta de Barrick de destruirlos. La resistencia leyó miles de páginas de puros tecnicismos mineros para denunciar la omisión de la transnacional. Luego vino un increíble Plan de Manejo de Glaciares donde la minera argumentaba “científicamente” que podía dinamitar un trozo de glaciar para ponerlo en otro de cota levemente inferior y así asegurar la existencia de los glaciares. Tras eso quedó totalmente sepultada la imagen de Barrick no solo en el valle del Huasco, sino a nivel internacional.
El costo de esta primera mentira irresponsable fue mucho más de lo que calcularon en un primer momento y hoy supera con creces los millones de dólares gastados durante el mes de marzo de este año. Hoy la resistencia contra la transnacional no solo sigue viva y en pie de lucha como hace diez años, sino que se ha expandido a tal punto que, me atrevo a asegurar, la campaña de difusión de esta transnacional ha sido absolutamente inocua para los chilenos y chilenas.
Porque hay que ser muy ingenuo para creer ese discursito barato de una transnacional minera que extrae oro con camiones de alto tonelaje y convive con el agua limpia de un río, agricultores con sus frutos sanos y ancianos disfrutando una tarde tranquila sin ruido de tronaduras y sin contaminación. Realmente nadie lo cree. Todo eso acompañado de la reiteración de “Somos Barrick”, “nuestro compromiso con la minería responsable” con una voz profunda como si fuera Dios.
Reiterar no asegura la penetración de un mensaje. La comunicación es mucho más que eso, necesita de un contenido. Y justamente, la diferencia entre lo construido a puro pulso por la gente y la otra creada entre cuatro paredes por “los expertos” de las comunicaciones, es que la publicidad de Barrick carece de contenido. Lo que se ha edificado desde las organizaciones sociales, la gente sencilla y común del valle del Huasco, es puro contenido, es esencia, savia pura, claridad y sencillez, rabia contenida, y eso es lo que se transmite y motiva a la gente a sumarse a esta lucha, una lucha contra una empresa que impone un modelo cultural, económico y social injusto.
Si bien este año muchos medios de comunicación cedieron al dinero sucio y fácil de la transnacional y se dejaron utilizar en la difusión de un mensaje sin contenido y mentiroso para ayudar a la pobrecita Barrick Gold, que necesitaba limpiar su imagen tan dañada justo antes de la reunión anual de sus accionistas que se realiza este 27 de abril en Toronto, el contenido en la gente sigue intacto: Barrick destruye glaciares.
Esto no sólo está arraigado en el inconsciente colectivo, fue la sanción que recibió la transnacional este año por incumplir las medidas ambientales que la autoridad impuso para aprobar el proyecto Pascua Lama.
Una fiscalización a un mes de iniciada la construcción del proyecto binacional en 2009 dejó al descubierto situaciones realmente escandalosas, como que Barrick tenía una captación ilegal de agua, que pasaba sobre la naciente de un río con maquinaria pesada y como que los camiones no iban siquiera con un toldo para evitar levantar polvo y, de esa forma, proteger los glaciares. Por eso y otras irregularidades, este año 2011 fue sancionada por más de once millones de pesos. Algo irrisorio si hablamos de glaciares milenarios que dan vida a más de 70 mil habitantes en el valle del Huasco. La pregunta se eleva otra vez, ¿cuánto vale un glaciar?
Justo un mes después de la sanción de la autoridad ambiental, Barrick inicia su campaña publicitaria de lavado de imagen. Pero también la inicia un mes antes de la junta anual de accionistas, no solo para hacerse publicidad y difundir su mensaje mentiroso sino también para repletar la mayor cantidad de medios de comunicación posibles y así evitar que la resistencia pudiera dar alguna opinión a través de estos medios que estaban recibiendo dineros de la transnacional canadiense.
Esto habitualmente se llama censura previa, cooptación o al menos medios serviles y vendidos. Pero en Chile simplemente es algo normal que una empresa que no vende nada en el país haga publicidad por los medios de comunicación más importantes. Digo que no vende nada porque Barrick, en esa campaña publicitaria solo ha lavado su propia imagen, ni siquiera nos ha hecho una oferta interesante para comprarle el oro extraído de las entrañas de América. El oro es su rubro, no la responsabilidad como valor.
En definitiva, lo único que queda absolutamente claro es que no por repetir una consigna, la gente la va a repetir así sin más. Eso es pensar que los ciudadanos somos tontos. Por eso sostenemos que ellos gastaron esos millones y no los invirtieron: el objetivo de meternos en la cabeza que Barrick es una “minera responsable”, no lo lograron. Pero para ellos la situación es peor, porque la gente ha acumulado más rabia al verlos y escucharlos por esos medios de comunicación serviles, que ahora lo único que quiere es manifestarse una y otra vez para que esta transnacional se vaya y nos deje en paz.
Por ahora, todos invitados a sumarse este miércoles 27 de abril frente a las oficinas de Barrick a hacerles el cierre simbólico de las faenas (Lyon 222, Providencia, a las 10:30 am).
Por Javier Karmy
Texto de autoría externa. Recibido y publicado por