Plantea cuatro indicadores de la guerra económica y el comportamiento que las rigieron: 1) la inflación inducida mediante la manipulación del valor de la moneda; 2) el desabastecimiento programado y selectivo de algunos bienes esenciales; 3) el bloqueo financiero internacional; 4) el sabotaje a las transacciones monetarias por la vía de la extracción de billetes de alta denominación y ataques cibernéticos a la plataforma bancaria.
Manipulación del tipo de cambio
Apunta Curcio, apoyada en investigaciones previamente publicadas (algunas de ellas reseñadas por Misión Verdad), que el dólar paralelo incide alrededor de 70% sobre la inflación en Venezuela.
Hace notar que entre agosto de 2012 y diciembre de 2016 este tipo de cambio ilegal varió 33.496%. Léase treinta y tres mil cuatrocientos noventa y seis por ciento.
En el gráfico a continuación muestra los picos con variaciones más altas, que corresponden justamente a procesos electorales. La manipulación es obvia y por lo tanto perniciosa para el bolsillo común.
Las evidencias dicen que desde el 22 de septiembre comenzó una escalada desproporcional del tipo de cambio paralelo o ilegal. Entre el 22 de septiembre y el 1 de diciembre varió 354%, pasó de 1010,2 bolívares por dólar a 4587,73.
«Termina siendo un enigma, por ejemplo, que en menos de 10 días haya aumentado 135% a pesar de que el precio del petróleo, principal fuente de ingresos de Venezuela, mostraba una tendencia creciente. El primer trimestre del año, el precio del hidrocarburo se ubicó en 24,71 dólares y cerró en diciembre en 45,92 dólares por barril», concluye Curcio, quien recuerda que los indicadores de la tasa ilegal no se corresponden ni siquiera con las reservas internacionales de la nación.
Desabastecimiento programado de bienes
La disminución de producción a partir de febrero de 2016 de Empresas Polar es otro indicador que toma en Curcio para demostrar el sabotaje económico por parte de los carteles alimentarios llamados empresas privadas.
La empresa de Lorenzo Mendoza, recuerda la profesora, produce y distribuye los productos que más consumen los venezolanos y concentra el monopolio de los mercados de harina de maíz precocida (que produce el 60% del consumo nacional), arroz, pastas alimenticias, aceite y margarinas. Rubros muy nutritivos, por cierto.
En el gráfico que sigue, se observa que a partir de febrero de 2016 comienza a registrarse una disminución importante de la producción. Es a partir de la primera quincena de septiembre y hasta finales del mes de noviembre cuando se evidencia la mayor caída, la cual representa 76%.
Remata Curcio: «Sigue siendo un enigma que desde 2012, los pequeños trabajadores que siembran y cosechan verduras, frutas y hortalizas hayan logrado abastecer el mercado nacional de estos productos, mientras que las grandes corporaciones privadas, a pesar del ajuste de los precios en más de 3.000% durante 2016 (mucho mayor a la inflación acumulada de los últimos cuatro años) y de su indudable capacidad financiera, hayan disminuido su producción».
Bloqueo financiero internacional
En su artículo para el portal 15yÚltimo, Curcio cita el argumento esgrimido por Citibank a mediados de 2016: «Luego de una evaluación periódica de gestión de riesgo en Venezuela, Citibank decidió cesar como banco corresponsal y descontinuar el servicio de ciertas cuentas en el país» (subrayado de la profesora). Por lo que ella comenta: «El Citibank mantiene activas las cuentas de particulares. También es un enigma por qué una nación que tiene la mayor reserva de petróleo del mundo resulta ser más riesgosa que particulares privados».
En noviembre pasado hicimos un repaso por el prontuario de JP Morgan y las agresiones financieras de Citibank, que profundiza el señalamiento de Pasqualina Curcio hacia las entidades bancarias de Wall Street.
«A estas acciones debemos sumar, también durante el último cuatrimestre del año 2016, la intensa campaña mediática en contra del canje de los bonos de Pdvsa 2017, la cual se basó en la matriz de opinión acerca de la insolvencia de pago o default de la empresa», escribe Curcio y recuerda que esta campaña fue «sistemática y continuada hasta el 24 de octubre, momento en el que se anunciaron los resultados de la operación».
Sabotaje a las transacciones monetarias
Al respecto, dice Curcio, «llama poderosamente la atención el hecho de que el 8 de septiembre de 2016, después de siete meses de haberse implementado en Venezuela un esquema cambiario con dos tramos (Dipro y Dicom), el Banco de la República de Colombia (BRC) comenzó a publicar en su página web el tipo de cambio Dipro, mientras que antes solo consideraba el Dicom. (…) Antes del mes de septiembre por cada bolívar se recibían 4,5 pesos colombianos en Bogotá. Después del 8 de septiembre, y de acuerdo con publicaciones del BRC, por cada bolívar se recibían más de 287,9 pesos colombianos. Esta situación, observada desde inicios de septiembre, se tradujo en una ampliación de la brecha entre el tipo de cambio en la frontera y el de Bogotá. Lo que generó un incentivo mayor para las transacciones en las casas de cambio que operan en Cúcuta».
Por consecuencia, afila: «La escasez de billetes de alta denominación en el marco de una situación inflacionaria generó una alteración de las transacciones financieras. (…) La situación que se generó debido a la escasez de billetes de alta denominación coronó con el ataque cibernético a los puntos de venta el 2 de diciembre de 2016. Este ataque produjo la caída del servicio de Internet y fallas en los puntos de venta y en la plataforma tecnológica de intercambio comercial afectando a más de 2 millones y medio de suscriptores en el país».
Medidas de defensa, maniobras de ataque
Luego de presentar de manera sencilla las agresiones económicas y financieras contra Venezuela, el balance de Pasqualina Curcio es más que evidente: «Desde el 8 de septiembre hasta el 2 de diciembre se registró una intensificación de las agresiones económicas contra el pueblo. Coinciden las mayores variaciones del tipo de cambio ilegal con la ampliación de la brecha cambiaria en la frontera colombo-venezolana y con la disminución de la producción de alimentos de la principal empresa responsable del abastecimiento en el país. Simultáneamente se registró un bloqueo financiero internacional mediante el cierre de las cuentas bancarias por parte del Citibank, así como la sustracción de billetes de alta denominación. El 2 de diciembre las agresiones económicas financieras cerraron esta etapa de intensa ofensiva con el ataque cibernético a las entidades bancarias».
Enumera a su vez las medidas tomadas por el Gobierno Bolivariano que a su juicio contrarrestaron las agresiones económicas, aunque admite que «el alcance de las medidas adoptadas ha sido sólo de defensa».
Por lo que sugiere maniobras de ataque para este 2017 que se dirijan «a destruir las dos principales armas de guerra del enemigo: 1) la manipulación del tipo de cambio ilegal que induce la inflación, 2) el poder monopólico de la producción y distribución de bienes esenciales que genera desabastecimiento programado y selectivo».
REVISE COMPLETO EL INFORME DE Pasqualina Curcio