“Se podía escuchar en el bloque de celdas con vistas a la calle Pearl, en el centro de Manhattan violentamente gritando ‘¡Chapo, Chapo!’” cuando era escoltado por agentes de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), reseña el medio estadounidense.
En el corazón del bullicioso Bajo Manhattan, Nueva York, se encuentra uno de los centros federales más seguros de EE.UU. y la nueva casa del narcotraficante mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán,extraditado esta semana a EE.UU. Se trata del Centro Correccional Metropolitano de 12 pisos donde también esperan juicio el jefe de la familia del crimen organizado de Gambino, John Gotti, y varios exasociados cercanos de Osama bin Laden, informa la cadena ABC News.
La prisión está ubicada entre oficinas de los fiscales federales y dos tribunales federales y está protegida por barricadas de acero que pueden detener a un camión de 7,5 toneladas. Las cámaras de seguridad instaladas en la zona, por su parte, son capaces de leer un periódico a distancia.
Además, los presos no tienen que abandonar la cárcel para ser transportados a la sala de juicio, llegan allí a través de corredores que la conectan con los edificios de los tribunales. Sin embargo, Guzmán, que ya se ha declarado no culpable de los 17 cargos que la justicia de EE.UU. le amputa, será trasladado al tribunal de Brooklyn, un trabajo potencialmente riesgoso para el Servicio de Alguaciles de EE.UU.
En cuanto a los «apartamentos» de ‘El Chapo’, está confinado en la Unidad Especial de Viviendas del Décimo Piso, llamada ‘el zapato’ donde, al igual que otra docena de reos, pasa 23 horas en una celda de 6 por 3,6 metros sin poder comunicarse unos con otros, y hasta la comida se come en las celdas.
Para reducir el riesgo de que un prisionero rico como Guzmán pueda intentar corromper al personal de la cárcel, el número de carceleros que tienen acceso al capo mexicano es limitado y cada uno será sometido a exámenes adicionales por parte de altos funcionarios de la cárcel, dijo Linaweaver.
El estricto confinamiento en el Centro Correccional Metropolitano hasta levantó críticas del grupo de derechos humanos Amnistía Internacional, que expresó su preocupación por tales condiciones, que «equivalen a tratos crueles, inhumanos o degradantes».