¿Por qué las mujeres lideran la oposición a Trump?

«Lucharemos por proteger el derecho que nuestras madres ganaron»; «Construyan el muro… alrededor de Trump»

Medio millón de mujeres y hombres en Washington, otro medio millón en Los Ángeles y otros cientos de miles en varias ciudades de Estados Unidos, marcharon este sábado 21 en la gran Marcha de las Mujeres contra el gobierno de Trump; una de la mayores protestas que se han visto en ese país desde las manifestaciones contra la guerra de Vietnam. La marcha también recibió apoyo de Canadá y otros países, con mujeres (y hombres) que salieron a las calles en Londres, Buenos Aires, Berlín y otras importantes ciudades del mundo.

El movimiento de resistencia ya se había hecho notar el viernes 20, cuando Donald Trump asumía oficialmente su cargo, motivado por las más diversas causas políticas: derechos de los inmigrantes, minorías étnicas y comunidad LGBT; derechos de los trabajadores y defensa del medio ambiente.

Pero la Marcha de las Mujeres marcó presencia en los medios y las redes el fin de semana. Su impresionante convocatoria, en contraste con la baja popularidad de la ceremonia de inauguración y del propio gobierno de Trump, demostró que el poder ciudadano y la organización de base aún vive en el espíritu de los estadounidenses.

¿Pero por qué el movimiento de oposición a Trump está liderado por las mujeres? Uno de los más vergonzosos y sexistas incidentes que marcaron la carrera de Trump a la presidencia, fue cuando se filtró una conversación grabada en la que el magnate había hablado con un presentador de televisión sobre lo fácil que era «agarrar a las mujeres por el coño cuando eres una ‘estrella'».

‘Pussy’ significa ‘gato’ en inglés, y también es una forma de llamar a los genitales femeninos. Durante las protestas del sábado, miles de mujeres, incluida Madonna, una de las figuras famosas que llevaron la voz en la jornada, iban con un gorro de lana con orejas de gato. El pussy hat se convirtió en un símbolo distintivo de la marcha y una respuesta irónica ante los dichos de Trump, que cuando se conocieron el año pasado, provocaron un repudio unánime en la opinión pública.

Antes y durante su carrera por la presidencia, el empresario de casinos, hoteles y concursos de belleza femeninos, demostró su postura machista en varias ocasiones, en entrevistas y discursos, donde destacaron comentarios misóginos y sexistas que se hicieron foco de crítica y debate en los medios de comunicación y las redes sociales. Durante la campaña electoral, se develaron varios casos de mujeres que afirmaron haber sido víctimas de abuso y acoso sexual por parte de Trump en diferentes instancias.

Más de un millón de mujeres y hombres marcharon por las calles de Estados Unidos (principalmente en Washington). También se sumaron protestas en algunas ciudades del resto del mundo

Nunca el feminismo había sido tan popular como en los últimos años. La causa feminista adquirió nueva fuerza, con mujeres de todas las edades y ámbitos de la cultura (desde la política hasta la música pop), que han liderado y viralizado una crítica consistente contra una cultura global que no abandona su carácter patriarcal y de privilegios masculinos.

La injusticia y la violencia contra las mujeres se han visibilizado y vuelto temas prioritarios en las opinión política mundial y la Marcha de la Mujeres en Estados Unidos es un fenómeno en sintonía con este escenario. Marchar contra un mediático magnate republicano que amenaza las libertades civiles, promueve el machismo de manera visceral y ahora es presidente del país más influyente del mundo, no es sólo una motivación, es también una obligación.

No solo se trata de los dichos del presidente, sino de las decisiones políticas de su administración. Trump es la cara de un gobierno conservador que pone en peligro los derechos reproductivos y la salud de las mujeres en Estados Unidos y el mundo, amenazando con un retroceso en el camino de la igualdad.

Donald Trump y Mike Pence; presidente y vicepresidente de Estados Unidos

Donald Trump ha sido inconsistente con respecto al aborto; ha emitido declaraciones radicalmente conservadoras que más tarde ha desmentido o rectificado, pero su vicepresidente, Mike Pence, es vehementemente contrario a la interrupción del embarazo. Es un fuerte opositor al programa Planned Parenthood, al aborto seguro y legal y al acceso de las mujeres a la salud y la defensa de sus derechos. Durante su campaña electoral, Pence prometió que si Trump ganaba, el país vería a «‘Roe v. Wade’ relegado al montón de cenizas de la historia», haciendo referencia al emblemático caso judicial de 1973, cuyo fallo dio inicio a un cambio de legislación por el cual ya no se negaría el derecho de las mujeres a inducir un aborto.

En su página oficial, la organización Planned Parenthood dice que «facilita servicios vitales de atención de la salud reproductiva, educación sexual e información a millones de mujeres, hombres y jóvenes en todo el mundo». Ahora, tres días después de haber asumido, el presidente firmó una orden ejecutiva, instaurada anteriormente por Reagan, que retira los fondos para las acciones internacionales de esta y otras organizaciones.

«La administración Trump es una tremenda amenaza contra los derechos en salud reproductiva y la justicia», dice Kelly Baden, directora de política y apoyo en el Centro de Derechos Reproductivos, al medio The Guardian. «Parecen tiempos oscuros, y es porque la amenaza es muy real», señala Baden. «Pero también hay mucha energía y motivación en este momento, y eso nos debería dar esperanza a todos».

El Ciudadano