Jamie Henley es una mujer con una historia muy difícil. Nació con un problema que le tiene los dientes tan podridos que ni siquiera los médicos quieren atenderla.
Esta mujer tiene 37 años y su marca de nacimiento facial la ha tenido 30 años sin poder sonreír.
Jamie nació con una mancha de nacimiento que cubre la mitad de su cara, cuello, pecho y espalda. Su marca ha ido creciendo con los años, erosionando en sus encías y causando abscesos crónicos que son potencialmente fatales.
Ningún médico ha querido atenderla por temor a que alguno de sus vasos sanguíneos estallen y pongan en riesgo la vida de la mujer.
Lo pasa muy mal en la calle y en su lugar de trabajo, según ella misma cuenta: «Cuando voy a la oficina, me echan una mirada y me rechazan. Es embarazoso, no me gusta sonreír mucho».
Desde edad temprana, esta mancha le ha acarreado otros problemas como migrañas y problemas de vista. De hecho, es legalmente ciega del ojo izquierdo, teniendo que someterse a cirugía cuando sólo tenía 11 años.
Sus recuerdos de infancia son de niños burlándose de ella y de padres diciéndole a sus hijos que no se sienten junto a ella.
Pero su suerte al parecer va a cambiar, ya que en octubre pasado un dentista especialista de Nueva York se interesó en ayudarla.
Para ello, debe recaudar 6 mil dólares para que pueda tener los canales radiculares, extracciones e implantes antes de que sea demasiado tarde.
«Sólo quiero tener una bonita sonrisa y mi vida podrá seguir adelante», dice Jamie.