Tres teorías que han sido confirmadas gracias a las redes sociales

Seguro que más de una vez has escuchado la teoría de los seis grados de separación

Tres teorías que han sido confirmadas gracias a las redes sociales

Autor: Priscilla Villavicencio

REDS SOCIALES

Seguro que más de una vez has escuchado la teoría de los seis grados de separación. Esa que asegura que cualquiera puede estar conectado con cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios. ¿Es cierta? Es imposible comprobarlo con total certeza, pero las redes sociales han ayudado a los expertos a dar un ‘sí’ con casi total seguridad.

La teoría de los seis grados de separación

La catedrática asegura que se habla de este teorema desde hace mucho tiempo, pero que Stanley Milgram fue quien le puso ese nombre en 1967. Él fue el primero que conjeturó que, si coges dos personas del mundo al azar, podrían comunicarse en menos de seis pasos enviando cartas a gente que sí conocen. “Es una teoría con la que se habían hecho algunos experimentos que no habían dado muy buen resultado, pero tampoco echaban abajo la afirmación. Porque la probabilidad de que alguien reciba una carta y la envíe es baja, ya que muchas veces, por pereza, no lo hace”, subraya Grima.

Lo que trataba de probar Milgram es que el mundo es muy pequeño y que todos estamos muy conectados. Pero la catedrática observa que la teoría de los seis grados de separación no se podrá demostrar jamás porque para ello habría que conocer el nombre de toda la humanidad, que constituiría una base de datos prácticamente inmanejable, y además tener una lista de conocidos de todo el mundo. Y eso es imposible.

“Si yo te pregunto cuánta gente conoces, serías incapaz de hacer tu lista porque siempre te olvidas a alguien. Demostrar eso empíricamente es imposible. Sólo se pueden hacer experimentos por la gracia de hacerlo”, admite. Pero la llegada de Facebook ha cambiado todo porque esa red social sí tiene el nombre de todos sus usuarios y la lista de amigos de cada uno. Eso constituye una enorme base de datos con la que se pueden hacer aproximaciones bastante buenas.

“Las últimas mediciones, de febrero de 2016, dicen que la distancia media en Facebook es de 3,47, que es muy brutal”, asegura Grima, quien matiza que las redes sociales tampoco pueden demostrar esta teoría, pero sí han permitido “hacer comprobaciones que hacen pensar que a lo mejor sí estamos todos muy conectados”.

La paradoja de la amistad

La catedrática asegura que siempre se ha sospechado que esta paradoja se da en las relaciones humanas, pero que las redes sociales han permitido cuantificarla. Lo que dice este teorema, en resumen, es que tus amigos tienen más amigos que tú.

Pero hay que matizar: no es que cualquier amigo tuyo sea más popular que tú, sino que, si haces la media de amigos de tus amigos, en un porcentaje superior al 83% de los casos sale superior al número de amigos que tienes tú. Y eso lo puede comprobar cualquier que tenga Facebook y sepa hacer una media aritmética.

Evidentemente, a cualquier conocido tuyo también le pasará lo mismo. ¿Cómo es posible? Grima lo ejemplifica con su propio caso: “Yo soy amiga en Twitter de Ángel Martín, que tiene muchos seguidores. Así que cuando yo haga mi media, él me la revienta”. En este sentido, apunta que son muy pocas las personas que no tienen a nadie más popular en su red de contactos. Y pone como ejemplo a Justin Bieber.

La experta explica que la paradoja de la amistad se ha utilizado hasta en estudios para campañas de vacunación. Dice que se ha estudiado que, cuando no hay dinero ni tiempo para vacunar a todo el mundo, se puede hacer la llamada “inmunidad de grupo”: administrar lo que se tiene a un grupo de personas, pedirles que indiquen quién es su amigo más popular y vacunar a esos. “Es intentar inmunizar al mayor número posible, para que aunque no estés vacunado estés rodeado de gente que sí lo está”, indica.

Grima señala que la paradoja sirve también para alertar a los jóvenes contra las enfermedades de transmisión sexual: “Tus amantes han sido más promiscuos que tú. Así que precaución”.

La ilusión de la mayoría

Te habrá pasado en más de una ocasión: acudes a votar a tu colegio electoral y vuelves a casa convencido de que tu partido va a ganar las elecciones. Pero por la noche te llevas un chasco. Si has vivido esa sensación, has sido víctima de la ilusión de la mayoría, otra teoría que los expertos intuían y que con las redes sociales se ha vuelto más evidente.

“Una vez vi un tuit que lo resumía totalmente. Lo leí la noche del 19 de noviembre de 2011, antes de la primera victoria de Rajoy. Era fantástico. Decía: ‘Según la gente de mi timeline, mañana arrasa IU, el PSOE queda de segunda fuerza muy lejos y el PP desaparece”, explica Grima, quien subraya que la ilusión de la mayoría se produce porque, normalmente, nos rodeamos de gente que piensa lo mismo que nosotros.

Hay algunos gráficos, obra de Kristina Lerman, Xiaoran Yan y Xin-Zeng Wu, que explican muy bien cómo funciona la ilusión de la mayoría. En este que puedes ver aquí, señala Grima, si a alguien le preguntan desde fuera qué es lo normal, qué piensa la comunidad, dirá sin duda que la mayoría piensa blanco. Y con razón.

grafico

Pero si te fijas en las conexiones, si preguntas a los blancos te dirán que un 75% de sus amigos piensa en rojo porque los puntos rojos son gente muy conectada. “Entonces, si dos o tres youtubers lanzan un mensaje similar, puede que para un adolescente esa sea toda su realidad”, asegura la experta. Además, subraya que, si ella fuera ministra de Sanidad, pagaría al Rubius y a dos o tres más para que lanzaran mensajes contra la bebida. “Tendría más éxito y más impacto que cualquier campaña del Ministerio porque son nodos de los que provocan la ilusión de la mayoría”.

Las redes como medición

Los expertos también subrayan la importancia de las redes sociales para tener datos actualizados al segundo de rutinas e intereses mucho más rápido que el Instituto Nacional de Estadística o que cualquier encuesta tradicional.

Clara Grima pone como ejemplo un grupo de trabajo de la Universidad Carlos III de Madrid encabezado por Esteban Moro, que a través de un gráfico geolocalizado de Twitter consiguió inferir la tasa de desempleo. Lo consiguieron estudiando el tráfico de Twitter en base a comportamientos humanos que van asociados al desempleo.

“Hicieron unas premisas: la gente que trabaja tuitea más temprano, mientras que los parados tuitean más tarde. Y las horas de la mañana son las más duras psicológicamente para el desempleado. Y por las mañanas era cuando más se tuiteaba”, asegura. De esta forma, continúa, hicieron un mapa del desempleo que clavaba el que se realizaba a partir de datos del INE. “Evidentemente, no es un cálculo riguroso, pero es una aproximación que se hace desde las redes sociales”, matiza Grima.

El mismo Esteban Moro ha participado en otro estudio más reciente que indica que Twitter actúa como ‘termómetro’ del nivel de daño que un desastre está causando en una zona, incluso horas antes de que lleguen los primeros equipos de evaluación. Del mismo modo, dice el estudio, si Twitter muestra ciertas señales de agitación entre los afectados por un desastre al poco de producirse, se puede saber dónde ha golpeado más y, así, distribuir mejor el envío de las ambulancias y los equipos de rescate.

Muestras de que las redes sociales no siempre están inundadas de ruido.


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