Aprobación de termoeléctrica Los Rulos genera el repudio de la comunidad de Limache

Las organizaciones sociales contrarias al proyecto cuestionan el proceso de evaluación ambiental de la termoeléctrica. Cambios de opinión de las autoridades y el lobby de la empresa son algunos de los puntos más criticados.

Aprobación de termoeléctrica Los Rulos genera el repudio de la comunidad de Limache

Autor: Felipe Menares

Existe preocupación en la comunidad limachina, luego de que la Comisión de Evaluación Ambiental de Valparaíso aprobara por unanimidad la construcción de la termoeléctrica Los Rulos. El proyecto de la empresa IC Power se sumaría a otras 16 centrales existentes en la región, siempre y cuando cumpla con una disminución en la emisión de material particulado, condición propuesta en la votación por la seremi de Salud, María Graciela Astudillo.

Gastón Soublette.

Gastón Soublette

De todas formas, la decisión sancionada el pasado lunes 6 de febrero generó el rechazo de las organizaciones sociales contrarias al proyecto. Una vez terminada la sesión en la Intendencia de Valparaíso, el escritor y musicólogo, Gastón Soublette, manifestó: «Hagan lo que hagan, mitiguen lo que mitiguen, dióxido de carbono, dióxido de nitrógeno y ozono, eso es lo que nos van a echar encima. Además, nos van a chupar 310 mil litros de agua diarios, en un valle que está afectado por una grave sequía».

El proyecto «Los Rulos» corresponde a una central de ciclo combinado, operada con gas natural para la generación de energía eléctrica. El monto de inversión equivale a US$ 594 millones y se proyecta que la termoeléctrica cuente con una capacidad máxima de 540 MW de potencia bruta.

De acuerdo al sitio web del proyecto, el gas que servirá para la operación de la central provendrá del terminal regasificador de GNL localizado en la zona de Quintero o gas natural proveniente de Argentina. Sin embargo, se utilizará petróleo como combustible de respaldo en caso de emergencia. En total, serán utilizadas 34 hectáreas por la central y sus obras.

Joel González, vocero de la campaña Libres de Alta Tensión y uno de los asistentes a la votación del lunes, sostuvo que el proyecto alterará el patrimonio, la forma de vida, los ecosistemas y la salud de los habitantes de Limache y sus alrededores. «Se pretende instalar en una zona que es parte de la reserva de la biósfera de La Campana-Peñuelas, por lo tanto, esto también debería demandar un plan de resguardo para esta zona», señaló en conversación con El Ciudadano.

Críticas a la evaluación ambiental

El dirigente cuestiona la resolución adoptada por la Comisión Evaluadora, debido a que la aprobación de la termoeléctrica consideró una extensión en los plazos para que la empresa reformule su proyecto. «Lo que ayer se votó fue absolutamente sui generis, porque el voto de las seremis de Salud y Medio Ambiente, que eran votos duros en rechazo a la termoeléctrica, finalmente terminaron votando a favor, pero condicionado: extender un plazo para que la empresa pueda mejorar su plan de mitigaciones», comentó González.

María Graciela Astudillo.

María Graciela Astudillo.

De hecho, el 20 de marzo de 2015, la seremi de Salud, María Graciela Astudillo, emitió un oficio en el cual se pronuncia sobre el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto. Luego del análisis realizado por la autoridad regional, se concluyó que el documento presentado por la empresa debía ser rechazado. «El Estudio carece de información relevante y/o esencial toda vez que no es posible evaluar la presencia o generación de efectos, características o circunstancias que generen riesgo a la salud de la población», se lee en el escrito de Astudillo.

En este sentido, la Seremi detecta 59 observaciones, entre las cuales figuran: «No corresponde desde el punto de vista de seguridad sanitaria del agua, considerar para la etapa de construcción abastecimiento a través  de camiones aljibes»; «Se deja establecido que en la Región no existen Rellenos Sanitarios autorizados para recepción de lodos sépticos, entonces, ¿a qué sitio autorizado se refiere el Titular?»; «el Titular debe demostrar que el proyecto no impactará sobre el escaso recurso hídrico que dispone la zona afectada por la sequía, dado los casi 310.000 lt. que ocupará diariamente la instalación».

Otros cuestionamientos del oficio apuntan a que el «Proyecto no logra justificar la disponibilidad real del insumo agua para consumo humano de la fase de construcción ni operación de la central termoeléctrica» y «No identifica, ni declara las emisiones de SO2 [dióxido de azufre] que generará el uso de la maquinaria pesada Diésel en esta fase de construcción».

Para Joel González, «hoy no existe una evaluación objetiva y real de la calidad del aire donde se va a instalar la termoeléctrica Los Rulos, porque no existen estaciones de monitoreo en norma. Es altamente probable que, si existe contaminación y material particulado en el aire, la termoeléctrica incremente la contaminación, porque además perdió la licitación del gas y la alternativa que tiene es el funcionamiento con petróleo».

Limache despierta

La aprobación al proyecto Los Rulos abre un nuevo escenario de movilización social por parte de las organizaciones que impulsan su rechazo y que han logrado instalar el tema al interior de la comunidad limachina. En septiembre de 2015, más de mil personas se manifestaron pacíficamente en rechazo a la termoeléctrica y a la red eléctrica «Cardones-Polpaico», línea de transmisión de alto voltaje, con una extensión de 753 kilómetros, cuyo trazado comprende las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana.

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Por otro lado, en enero de este año, el biólogo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Salvador Donghi, presentó una solicitud de pronunciamiento ante la Contraloría General de la República, para investigar irregularidades, porque a su juicio existirían presiones por fuera del marco institucional que habrían precipitado la tramitación del proyecto.

En relación a las protestas organizadas en la comuna con motivo de la termoeléctrica, Joel González explica que «Limache es una comuna tremendamente apacible, no tiene ninguna tradición movilizadora y, en los últimos cuatro años, la verdad hemos logrado sacar más gente a las calles de lo que históricamente ha salido por cualquier otra causa. Para nosotros, sacar mil personas a la calle es un tremendo éxito».

Las dudas sobre el alcalde

El dirigente de Libres de Alta Tensión cuestionó el papel del alcalde de Limache, Daniel Morales, a quien acusa de haber suscrito un protocolo de acuerdo con la empresa, orientado a financiar organizaciones locales y recibir dineros para el liceo municipal. «Hoy el alcalde se limpia la boca hablando de que presentó observaciones, pero tampoco ha dicho con claridad que también recibió dinero de parte de la termoeléctrica, cada vez que recibió fondos para las carreras técnico profesional del liceo», aseguró.

Algo similar se lee en una columna de Roberto Silva Bijit, periodista y fundador del medio El Observador. El 1 de septiembre de 2015, publicó una columna refiriéndose a una carta de IC Power que habla sobre diversas instituciones que habrían pedido ayuda económica a la empresa y que ésta estaría interesada en «hacer partícipe al municipio de esta situación y coordinar una especie de convenio para actuar en conjunto».

Según indicó Joel González, IC Power ha financiado insumos para el cuerpo de bomberos de Limache, mamografías para la comunidad, campeonatos de fútbol, insumos para clubes deportivos, además de los recursos para estudiantes de carreras técnico profesionales del liceo.

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Debido a esta denuncia, el dirigente pone en duda la declaración pública emitida el 17 de febrero por el municipio, en la que se alude a 40 observaciones presentadas a la Dirección Regional del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).

Más allá allá de la controversia y del rango de acción del municipio, Joel González apunta a las carencias de una política de Energía en el país. Según sus argumentos, «el Estado de Chile no tiene un modelo de desarrollo energético. Esto está lanzado a la oferta del mercado y son las empresas las que dictan al oído del Estado cuáles son los requerimientos, principalmente, de la industria extractivista de la gran minería».

Y añade que «todos esos proyectos, efectivamente, satisfacen la necesidad energética de las comunidades, pero el gran propósito es la megaindustria».


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