¿Peppa Pig’ está destrozando la imaginación de los niños?

La famosa Peppa Pig está en tela de juicio

¿Peppa Pig’ está destrozando la imaginación de los niños?

Autor: Francisco Ide

La famosa Peppa Pig está en tela de juicio. Según la psicóloga Karen Phillip, este programa infantil podría ser perjudicial para los niños.

maxresdefault

Según declara: «los niños están perdiendo la capacidad de desarrollar habilidades en empatía y leer el lenguaje corporal de otras personas porque ya no están en sintonía con él”.

Dice también que estos dibujos son perjudiciales para el desarrollo de su imaginación: “Los pequeños están perdiendo la capacidad de crear nuevos juegos, nuevos conceptos y nuevas ideas por estar demasiado acostumbrados a ser entretenidos por una fuente externa”.

“Si los padres interactúan con los niños mientras ven Peppa Pig, cantando, bailando e interactuando con ellos, entonces la cosa cambia”. Según esto, ver este tipo de dibujos animados puede no ser perjudicial sólo si se hace acompañado de la interacción de los padres.

Ante estas declaraciones surge la pregunta ¿pueden los dibujos animados ser perjudiciales para el desarrollo de los niños? Giuseppe Iandolo, psicólogo y doctor en Desarrollo Psicológico, Aprendizaje y Educación nos da un mensaje tranquilizador basado en la evidencia de la investigación clínica por parte de estudiosos como Albert Bandura, profesor de Stanford y autor de la teoría del aprendizaje social.

“Los dibujos animados brindan oportunidades para el desarrollo infantil: los de tipo educativo pueden contribuir al desarrollo lingüístico y narrativo, a la dimensión espaciotemporal, así como a la capacidad de solucionar problemas y dificultades a través del modelado”, dice. No obstante, esto no nos exime de una supervisión, sino todo lo contrario. “Más allá de que los contenidos de un dibujo animado sean adecuados, su impacto en la educación del niño dependerá de otros factores, como el grado de implicación de los padres en compartirlos con ellos, explicándolos y supervisándolos”, aclara el doctor en psicología.

No prohibir

En general, Iandolo no aconseja la prohibición o las medidas muy radicales. “No permitir que un niño vea dibujos animados por considerar a priori que son dañinos, además de privarle de una ocasión educativa, podría perjudicarle en su sentimiento de adecuación y relación con sus amigos, y nos reclamará que todos los demás los ven y él no”, explica el psicólogo. Ante esta demanda la mejor solución, explica, “será delimitar los tiempos y el tipo de dibujos, para dejar espacio a otras actividades también fundamentales para desarrollo infantil: el juego, la lectura compartida y la socialización con otros niños”.

Otro tema fuente de intranquilidad habitual de los padres es la propia trama de las historias, en ocasiones muy dramática. Pero esto tampoco debería quitarnos el sueño, puesto que “contribuye al desarrollo emocional del niño”, según aclara el investigador. Temas como el del pobre Marco, que viaja de los Apeninos a los Andes, o incluso la muerte de la madre de Bambi, “activan la búsqueda de una solución o de un significado que mueve toda la actividad psíquica y emocional humana. Más que crear un trauma en el niño, estos temas fortalecen su resiliencia porque informan de posibilidades y acontecimientos de la vida que, junto con los padres, los niños pueden llegar a elaborar atribuyéndole un significado personal”. En cualquier caso, Giuseppe Iandolo considera importante que “la trama de su historia sea coherente y cohesionada alrededor de un tema central que los niños puedan entender y elaborar”.

¿Afectan más las historias o los personajes?

El experto no lo duda: “A corto plazo, durante la visión del dibujo animado, pesan más los personajes”, ya que la influencia de la historia requerirá un proceso de maduración posterior. “Los dibujos animados, en tanto que narran una historia con personajes con los que el niño se identifica, contribuyen a estimular su empatía, pero solo cuando la historia se cierra empieza a afectar el pensamiento narrativo y emocional del niño”. En otras palabras: “Ver una historia estimula la empatía; contar una historia proporciona un nivel aún más profundo de empatía hacia los personajes”. Por esta misma razón a los padres les conviene no solo ver dibujos de vez en cuando con los niños, sino dejar que ellos mismos nos cuenten sus propias interpretaciones. “No existen los dibujos animados perfectos porque el pensamiento narrativo se basa en lo imprevisto y en la imperfección, pero un buen dibujo animado permitirá al niño y a sus padres buscar el significado de la experiencia, tal y como ocurre en la vida real”, añade.

Fuente: El Pais

 


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano