Este es el proyecto de Hiroshi Ishiguro, el hombre que hizo una copia de sí mismo

Hiroshi Ishiguro es director del Laboratorio de Inteligencia Robótica en la Escuela de Ingeniería de la universidad de Osaka, y sus trabajos han alcanzado repercusión mundial gracias a su originalidad

Este es el proyecto de Hiroshi Ishiguro, el hombre que hizo una copia de sí mismo

Autor: Francisco Ide

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Hiroshi Ishiguro es director del Laboratorio de Inteligencia Robótica en la Escuela de Ingeniería de la universidad de Osaka, y sus trabajos han alcanzado repercusión mundial gracias a su originalidad. Su proyecto más conocido, Geminoid, es un humanoide idéntico a su creador. Este Ishiguro de metal, silicona y plástico actúa como un avatar que captura la voz y los movimientos faciales del científico japonés. Un doble robótico, el sueño de muchos autores de ciencia ficción hecho realidad.

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El científico japonés reconoce que ha desarrollado tal simbiosis con su creación que, en ocasiones, siente en su propio cuerpo las cosas que le ocurren a su robot aunque lo esté operando a miles de kilómetros de distancia. Es como si su cerebro comenzara a considerarlo una extensión de sí mismo; una sensación que le acerca a lo que realmente le interesa: “llegar a conocer qué entendemos por humano”.

En una entrevista declara: “Estoy interesado en la naturaleza humana, por eso he creado una copia robótica de mí mismo, para poder estudiarla con detenimiento.”

“¿Qué es un humano? esa es la pregunta final ¿Por qué sobrevivimos en este mundo? Nuestro objetivo no es ganar dinero, ni comer alimentos deliciosos, nuestro objetivo es comprendernos a nosotros mismos. Mediante el desarrollo de la tecnología podemos mejorar, aumentar nuestras habilidades”.

De momento, los Geminoid interactúan sentados y sólo efectúan movimientos de cabeza, ojos y boca, lo que les limita la expresividad y necesitan ser teledirigidos desde un computador, por lo que, pese a su aspecto hiperrealista, no llegan a ser confundidos con humanos.

Para parecer realmente humanos, los androides deberán poder transmitir emociones y sentimientos, un reto al que ya se está enfrentando el equipo de Hiroshi Ishiguro, quien señala: «Nuestro próximo paso es intentar representar las emociones, la conciencia de los humanos, algo que no se define sólo con determinadas habilidades o cálculos, y que es muy difícil de imitar».

Ishiguro, se muestra confiado en «poder imitar esta clase de conductas humanas mediante los programas informáticos, aunque primero tenemos que estudiar más qué es la conciencia humana. Una vez que definamos esto, podríamos hacer rápidamente una copia, pero aun no sabemos qué es».

Al ser cuestionado sobre la utilidad de este tipo de androides, Ishiguro pone algunos ejemplos, como, en su caso, dar una clase a distancia usando su robot ‘clon’ si no pudiera desplazarse de su domicilio por alguna enfermedad o, en un ámbito más social, hacer compañía a personas que viven solas.

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Este experto en inteligencia artificial relativiza las cuestiones éticas que se pueden derivar de sus avances tecnológicos e incluso comenta con ironía: «Creo que se podría imitar el enamoramiento, aunque yo todavía estoy buscando qué es el amor verdadero. ¿Usted sabe qué es?».

Más allá de consideraciones éticas o morales, Ishiguro es contundente al indicar que los robots terminarán por estar presentes en nuestras vidas, porque «no son más que una extensión de los ordenadores», y que este proceso es imparable.

Pone como ejemplo la expansión de Internet, «un fenómeno que ya nadie puede detener», y subraya que el avance científico es inherente a la sociedad humana, por lo que, simplemente «no podemos detener el desarrollo tecnológico».

 


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