Puede que la mayoría de los profesores prefieran que sus estudiantes estén quietos y sentados mientras aprenden, pero esto no significa que necesariamente sea esa sea la mejor manera de hacer una clase. Unos investigadores daneses descubrieron que integrar los movimientos de todo el cuerpo en el aprendizaje de las matemáticas puede estimular el rendimiento de los niños y niñas. Los autores publicaron su estudio en la revista Frontiers of Human Neuroscience.
Todo el mundo sabe que mantenerse activos es beneficioso para la salud de todo el cuerpo. Los estudios recientes han demostrado que estos beneficios también influyen en el desempeño cognitivo, a todas las edades. El ejercicio intenso puede ayudar a mejorar la capacidad de alerta y las habilidades motoras, el pensamiento agudo y el desempeño académico.
Para confirmar si el ejercicio ayuda a mejorar el aprendizaje, un grupo de científicos de la Universidad de Copenhagen creó un curriculum de matemáticas centrado en el movimiento, que tuvo una duración de seis semanas y estuvo dirigido a estudiantes primarios. Trabajaron con 165 niños y niñas de 7 años promedio y los dividieron en tres grupos. Un grupo recibió lecciones de matemáticas tres veces a la semana, en las que los niños tuvieron que usar su cuerpo saltando, desplazándose por la sala y tirándose al suelo mientras resolvían problemas matemáticos.
Un segundo grupo tuvo clases de forma sedentaria, pero agregando actividades motoras en sus lecciones, como usar piezas de LEGO para ayudarles a resolver los problemas. El tercer grupo –el grupo de control– tuvo clases de la manera tradicional.
Todos los estudiantes rindieron pruebas estandarizadas de matemáticas antes del experimento, justo después y ocho semanas después. Aunque las pruebas estandarizadas no son el mejor método para medir los conocimientos de los estudiantes, sirvieron para dar una idea cuantitativa básica de las mejoras en el rendimiento.
Todos los grupos habían mejorado sur resultados una vez transcurridas las seis semanas del experimento, pero hubo una clara diferencia entre los tres. Los niños del grupo que estuvo físicamente activo tuvieron las mejores calificaciones, mejorando el doble que el segundo grupo –el de los bloques de LEGO. El aumento en los resultados del grupo motor no fue muy descollante (7,6%) pero igualmente fue significativo.
«Necesitamos tener esto en mente al desarrollar nuevas formas de educación» dijo en un comunicado el conductor del estudio, Jacob Wienecke.
El resultado no fue universal: los estudiantes que siempre han tenido dificultades para las matemáticas, también las tuvieron luego del experimento y de la prueba. «Se debe tomar en cuenta la comprensión de cada individuo. De lo contrario, arriesgamos un resultado desafortunado en el que se mantiene una diferencia entre los estudiantes que ya tienen una ventaja y los que les falta para comprender algunos conceptos».
Fuente, mental_floss
El Ciudadano