Toda lucha contra una enfermedad, es una dura experiencia que nadie está preparado para enfrentar. El cáncer de mama afecta a millones de personas, miles cada año, y si bien hay muchas victorias entre los casos que se dan, esta enfermedad deja cicatrices que son físicas, pero también duelen hasta lo mental.
Por eso, hay pequeñas prácticas que se están volviendo populares entre las sobrevivientes que pueden parecer superficiales, pero son muy potentes.
Una de estas son los tatuajes de pezón. No en el pezón, sino de. Es decir, volver a tatuarse la aureola del pezón donde ya no está, cuando la masectomía ha borrado su rastro. Hoy hay artistas del tatuado que se han inclinado hacia este nicho, donde la carga emocional es fuerte.
Una nueva especie de terapia. Lisa Chavis era una sobreviviente de cáncer de mama que pensó que lo mejor era llevar a cabo la cirugía que la dejó sin rastro de pezón. Y era lo mejor, pero la carga psicológica fue fuerte, sintiéndose como con los pechos de una muñeca Barbie.
Una de las opciones era usar prótesis, o algunos stickers provisionales. Pero hoy más mujeres optan por esto, por el tatuaje, al parecer la opción menos invasiva y con un aspecto más natural.
«La técnica de tatuaje en 3D [del pezón y la aureola] que se presenta es, en nuestra opinión, un importante avance a la hora de obtener mejores resultados estéticos para las mujeres que se someten a una reconstrucción de mama».
Los tatuadores como Lakeman primero dibujan la aureola, intentando que en ambos pechos sean similares, y elige colores adecuados para darle un efecto tridimensional. Sólo debe esperar la cantidad de días normales que se esperan para el resultado y reacción de cualquier tatuaje.
«Simboliza totalmente el punto fial de su viaje. La mayoría de mujeres llora [cuando ha finalizado el procedimiento]. Por fin ha terminado todo. Es un momento de esperanza. Y para la mayoría de mujeres es un día muy importante que no olvidarán jamás», cuenta un tatuador a Broadly.
«Creo que es muy importante que las mujeres aprendan a aceptar los cambios, por difíciles que sean. Estos tatuajes son para mí como una fiesta. No me siento diferente a como era antes del diagnóstico y eso es maravilloso».