Tylah Durie es una joven de 16 años que por intentar hacer un cambio en su apariencia, terminó en urgencias. Y ni siquiera se trataba de una intervención quirúrgica: la chica quiso teñirse las cejas, y mientras lo hacía su cara se inflamó en enormes proporciones.
La chica australiana estudia estética, por lo que pensaba saber lo que hacía. Pero no podía prever tal reacción alérgica. Relató su experiencia al Daily Mail, donde contó que comenzaron a picarle las cejas, pero al pasar los ojos había un notorio problema con sus ojos al punto de que no podía ver bien.
Cuando Tylah aplicó el tinte, no pensó en probar cómo reaccionaría su piel primero, en alguna otra parte del cuerpo. No se le cruzó por la mente lo que podía pasar.
«Me desperté casi ciega debido a la reacción. Mis ojos se habían hinchado como globos enormes. Yo estaba llorando y gritando”.
En efecto, la reacción comenzó a darse 30 minutos después de aplicado el tinte. Después de notar lo que sucedía, acudió en busca de ayuda donde le dijeron que sufrió quemaduras químicas por el tinte. Y que podría haber perdido la vista por siempre.
«Era como tener arena de playa dentro de mis ojos, sin poder quitármela. Todo esto, acompañado de una terrible sensación de puntadas en las cejas».
Sin duda esta fue una lección para Tylah, quien había leído las instrucciones del producto, pero no lo probó antes en su piel.