Aunque la mayoría de las personas son diestras, hay una buena cantidad de zurdos que destacan por su diferencia. Pero hasta ahora no ha estado claro por qué a algunas personas se les hace más fácil usar principalmente la izquierda para la mayoría de sus actividades manuales. Se cree que la causa está en la actividad cerebral, pero un nuevo estudio muestra otras conclusiones.
De acuerdo a la nueva investigación publicada en la revista eLife, ser zurdo o diestro no tiene nada que ver con el cerebro o con el desarrollo neurológico. El estudio ofrece un giro al argumento que se tenía por cierto, porque al parecer, la lateralidad está arraigada en las funciones biológicas desde antes del nacimiento, pero en la forma de una variación de la actividad genética en la espina dorsal, no en el cerebro.
«Nuestros datos sugieren que el origen de la asimetría hemisférica es espinal y no cortical», señalan los autores en su artículo.
El equipo, compuesto por investigadores de Alemania, Países Bajos y Sudáfrica, y liderado por biofísicos de la Universidad Ruhr de Bochum (Alemania), monitorizó la expresión de genes que ocurre dentro de la espina dorsal de bebés en desarrollo, antes de nacer, entre la octava y la décimo primera semana de embarazo.
Se ha asumido por mucho tiempo que era la actividad genética en el cerebro –dependiendo de cuál hemisferio mostraba mayor actividad– definía si alguien era diestro o zurdo. Sin embargo, observando la actividad de la médula en desarrollo, parece que la asimetría se gesta ahí; algo que no se había detectado antes.
Los autores explican que esta actividad empieza mucho antes que la que tiene lugar en el cerebro, en la zona relacionada con el movimiento (la corteza motora) y tiene su raigambre en la espina dorsal, pareciendo estar centrada en partes de la espina que son responsables de transmitir impulsos eléctricos a las manos, los brazos, las piernas y los pies, y es esta asimetría la que definirá si una persona escribirá con su derecha o su izquierda.
Más aun, el equipo de científicos encontraron la causa de esta asimetría: no está influenciada por mutaciones o rasgos regulares y heredados, sino por factores ambientales que influyen sobre el bebé que crece en el útero.
Aunque no está claro todavía cuáles podrían ser estos factores ambientales (epigenéticos), pero es posible, indican los autores, que provoquen alteraciones en la manera en que funcionan las enzimas en el desarrollo del bebé, lo que a su vez cambia la forma en que se expresan los genes. En consecuencia, esto influye en la asimetría de la actividad genética presente en la espina dorsal.
Por IFLScience
Versión español, El Ciudadano