Tuvieron que pasar los planteos de las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, Amnistía Internacional, el parlamento europeo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y hasta un reciente informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Todo esto hasta que la Corte Suprema de Justicia decidió intervenir en el caso de detención de Milagro Sala.
La Corte pidió a la justicia de Jujuy un informe detallado de las condiciones de detención. Se lo exigió al titular de la Unidad del Servicio Penitenciario de esa provincia. El documento -firmado por los cinco ministros- pide detalles sobre el estado de salud de la dirigente social y sobre la atención médica recibida.
Como garantía de cumplimiento de la medida, desde la Corte Suprema dieron intervención a un juzgado federal jujueño que deberá recabar la información en un plazo máximo de cinco días. En el documento se dice que el juez federal está autorizado para pedir la colaboración de todas las dependencias del Poder Judicial, incluido el Cuerpo Médico Forense.
El pedido parece responder a los rumores sobre una autoagresión de Milagro Sala el último fin de semana de febrero. Las lesiones se las hizo después de enterarse que el gobierno de Gerardo Morales le había iniciado tres nuevas causas. La dirigente contó en entrevista telefónica con Radio Rebelde: “Me puntié el estómago por indignación, me inventan causas. Desde que estoy acá me arman una causa por mes”. Y agregó: “Primero agarré un cuchillo, me lo quitaron y tomé las tijeras. No me pude hacer mucho daño porque justo me las quitaron”.
También contó que ahí “adentro le pagaron 500 mil pesos a una mujer” para que la “hostigue todo el tiempo” y “su abogado es funcionario del gobernador Morales, que me quiere muerta”.
Sala no tiene dudas sobre este punto: “Hay gente que me quiere muerta, afuera o adentro. Yo la tengo muy clara y aplico la teoría del samurai. En Japón se mataban ellos antes que el enemigo, por eso lo de las tijeras. Le pido perdón a los argentinos por mi arrebato”.
“Hay que trabajar para que no haya más presos políticos -agregó la dirigente- no soy yo sola acá adentro, hay otros siete compañeros. Ahora estoy escribiendo un libro, me la paso en mi celda, es mentira que quiero liderar el pabellón. Estoy presa por el capricho de un señor que tiene un odio visceral a las organizaciones sociales y destruyó nuestras piletas y centros de salud con 150 ex militares. Ni siquiera permiten armar algo en el penal el 8 de marzo por el Día de la Mujer”.
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