Graham MacIndoe se graduó de arte en el College de Edimburgo, en Escocia. Se trasladó a EE. UU. en 1992 y tuvo una carrera próspera fotografiando a actores de Hollywood y varios artistas internacionales.
Sin embargo, para mitigar el estrés que le provocaba su estilo de vida, comenzó a usar alcohol y drogas, como el crack, la cocaína y, sobre todo, la heroína, que llegado un momento logró dominar su vida hasta volverse más importante que toda otra cosa.
Estuvo preso por posesión de drogas y su vida se fue a pique.
Hoy, totalmente limpio de drogas, gracias a siete años un programa de rehabilitación en la cárcel y al apoyo de su compañera, Susan Stellin, tiene una exposición con 25 fotografías que lo retratan en ese oscuro momento de su vida.
Son una serie de autorerratos en que el fotógrafo busca mostrar la adicción “desde el interior, una perspectiva que la mayoría de la gente nunca ve”, en sus propias palabras.
Graham admite que “incluso en la nebulosidad de la adicción estaba pensando como un fotógrafo… pensaba en cómo se percibirían estas imágenes”.
Usando una cámara digital básica con autodisparadores, Graham se registró mientras participaba en sus rituales personales de consumo de drogas.
El resultado es un conjunto inquietante de imágenes que revelan la miseria y la cruda realidad de la adicción. En las palabras del fotógrafo:
“Aunque las imágenes fueron tomadas durante un momento difícil, estoy agradecido de haberlas hecho en ese período y espero demostrar que la recuperación es posible, incluso desde las la adicción más profunda”.
Su exposición se realizará este año en la Galería Nacional de Escocia y se titula “Coming Clean”, para reflejar su desintoxicación.
Fuente: The Sun