Un Gobierno que desprecia la política

El objetivo de este artículo (que forma parte de un análisis mayor y que se puede encontrar en www

Un Gobierno que desprecia la política

Autor: LLaguno

El objetivo de este artículo (que forma parte de un análisis mayor y que se puede encontrar en www.gonzalezllaguno.blogspot.com) es analizar el programa político del Gobierno teniendo como referencia los discursos del 21 de Mayo que ha pronunciado Piñera el 2010 y 2011.

Al analizar los relatos surge de manera inmediata la hipótesis de que el Gobierno no sólo no tiene un programa político propio, sino también en la Nueva Forma de Gobernar (NFG) la política se subordina a la economía. En esa lógica, la política no sólo debe estar al servicio del crecimiento y el desarrollo, sino también debe generar las condiciones institucionales y sociales para crecer de manera ilimitada. La política no puede ni debe interferir ni limitar los negocios.

El programa político del Gobierno tiene como objetivo “perfeccionar nuestra democracia” que muestra evidentes signos de agotamiento. Piñera afirma que nuestra democracia “está enferma”. Las ocho medidas que propone se pueden segmentar en tres áreas; a) el aumento de la participación ciudadana, b) la profundización de la participación en ámbitos hasta hoy desconocidos y c) modernizar el Estado.

Más electores. El aumento de la participación ciudadana se expresa en la ampliación y rejuvenecimiento del padrón electoral. Se estima que se pasará de siete a doce millones de electores. Las medidas que apuntan a este objetivo son la a) inscripción automática y voto voluntario, b) voto chilenos en el exterior y c) cambio fechas en las elecciones.

Nuevos ámbitos de participación política. Se trata de que los ciudadanos puedan participar de decisiones que hasta hoy son desconocidas. Entre ellas: a) elección de autoridades locales (consejeros regionales), b) ley de partidos (primarias), c) iniciativa de ley y d) plebiscitos comunales.

Modernización del Estado. Se trata de hacer un Estado más eficiente, transparente y amigable. Las acciones se orientan, principalmente, a trasladar los principios de gestión de la empresa al Estado y su organización. El relato de la eficiencia encuentra en el Estado el lugar por excelencia para manifestarse.

Para la Nueva Forma de Gobernar se trata de reformas que “perfeccionan la democracia” chilena. Sin embargo, se trata de un programa político débil y temeroso. Débil porque es muy poco lo que se propone como objetivo político de mayor participación deliberativa y temeroso porque no se avanza sustancialmente en la profundización de nuestra democracia.

El programa político de la NFG no sólo es débil y temeroso, sino también ajeno. De hecho, ha sido diseñado sobre la base de ideas que ya forman parte del debate público. En ninguna de las tres áreas en que propone reformas políticas se trata de ideas y proyectos propios. Quizás, en el ámbito de la modernización del Estado es donde mejor se siente y mueve el Gobierno y su programa político.

Sobre la base de la triada (débil, temeroso y ajeno) llegamos a la hipótesis de que al Gobierno no le interesa la política. El Gobierno no cree en la política. Al Gobierno le incomoda la política y su lógica de negociación. Hay cuatro hechos que muestran el vacio de política en la Nueva Forma de Gobernar.

a) La conformación del Gabinete fue la primera señal. En su forma original y pura estuvo formado por técnicos y profesionales provenientes del mundo de la empresa. Las críticas de los partidos de la Alianza fueron muy duras. Con el tiempo el modelo técnico tuvo que ceder y hubo que recurrir a los políticos (Longueira, Allamand, Matthei).

b) La falta de manejo político en los escenarios de crisis en relación a identificar, manejar y resolver conflictos (Mapuche, Barrancones, Gas en Magallanes, Reconstrucción, Van Rysselberghe, Kodama, HidroAysén y movilizaciones ciudadanas, etc.).

c) Relacionado con lo anterior podemos observar lo que ocurre en el parlamento a la hora de las negociaciones de los proyectos de Ley. Hay cierta motivación del Gobierno de evitar y saltar la instancia de negociación; y de ese modo, aprobar sus proyectos de la manera más pura posible (sin indicaciones opositoras). Este modelo de gestión de proyectos alcanzó su máximo en las negociaciones del post natal y se ha visto tambalear con lo que se conoce como “letra chica”.

d) Las relaciones del Gobierno con los partidos de su coalición es otro aspecto que muestra que la política y los políticos son más un estorbo que un aporte para su relato.

Si no le interesa la política y su mecánica de negociación ¿qué programa o proyecto político puede tener?  En ese contexto qué interés puede tener en a) el cambio del sistema electoral binominal, b) en una reforma constitucional, c) en una asamblea constituyente y d) en la elección popular de los intendentes.

Independientemente de que el programa político del Gobierno apunte a “perfeccionar nuestra democracia y modernizar el Estado” de manera débil, temerosa y ajena hay que decir que la evaluación que se hace del avance de las reformas políticas es mala. Los avances son mínimos.

Fotografía: AP Photo/Roberto Candia


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