«¡El que no salta es Morandé! ¡El que no salta es Morandé!» se oye fuerte en la primera línea de la masiva marcha de este 8 de marzo que a eso de las 7 y media de la tarde pasa por frente a la Biblioteca Nacional en la Alameda, cuando aún se sigue acumulando gente en Plaza Italia. «¡La tula violadora, a la licuadora!», condimenta un poco más atrás otro grupo de mujeres, en dos cánticos que junto con sumar voces y sacar sonrisas, se van convirtiendo en la postal sonora de una de las principales demandas de las organizaciones convocantes: el fin del machismo.
Madres con hijas, nietas con abuelas, compañeras en el feminismo, de trabajo, de universidad, de colegio, de barrio, de lucha. Sororidad. Amigas, conocidas, mujeres reunidas en torno a exigencias que urgen y llaman a un cambio cultural, político y legal.
«Es súper importante para mí como mamá traer a mi hija, pienso que hay que empezar a cambiar comportamientos, formas de relacionarse que están instaladas, que yo tengo, que arrastro en la crianza. Que ella participe, que aprenda a decir cuándo quiere y cuándo no; que ella sepa que es dueña de su cuerpo, como cuando una vez me dijo ‘no mandas mi cuerpo’ y yo lo entendí y ella, a su poca edad, también», dice Claudia, quien marcha junto a su hija Valentina, de 8 años.
«El aborto no es un fetiche feminista»
La demanda de la aprobación de una ley que despenalice el aborto al menos en las tres causales que se tramitan en el parlamento, la urgencia de endurecer las penas por violencia y femicidio en contra de las mujeres, la exigencia de terminar con la desigualdad salarial por género, y la necesidad de denunciar la naturalización del acoso callejero en nuestro país, aparecen como las principales consignas de la movilización por el Día Internacional de la Mujer a la que llegaron al menos unas 50 mil personas.
«Se trata de algo estructural, de una lucha de poder. El que lo tiene no lo quiere soltar, entonces hoy está desequilibrado en contra de la mujer, en todos los ámbitos no hay igualdad», señala la periodista Beatriz Sánchez, quien marcha junto a la Corporación Miles, principal referente en las demandas por los derechos reproductivos de las mujeres en nuestro país.
En ese sentido, la comunicadora señala que «la posibilidad de aborto no es un fetiche feminista, tiene que ver con algo principal dentro de los derechos de las mujeres, como es la decisión sobre nuestro propio cuerpo». «Si no podemos decidir sobre la maternidad, ¿entonces en qué podemos decidir?», se cuestiona. «Por eso es fundamental estar acá para decir que el aborto tiene que estar despenalizado en Chile», añade Sánchez.
Respecto al complejo escenario que enfrenta hoy el proyecto de despenalización del aborto, Claudia Dides, directora de Miles, señala que «las negociaciones que estén haciendo (los parlamentarios) por la causal de violación no las vamos a aceptar, porque esta ley sin esa causal no es nuestra ley». Junto con ello, agrega que esperan que «ojalá sean capaces de cumplir un poco el programa de la agenda de género, porque tampoco fueron capaces de presentar el proyecto de ley de derechos sexuales y reproductivos».
Beatriz Sánchez, en tanto, se refiere también al particular video subido a YouTube durante esta jornada por el diputado Felipe Kast, en el que vestido de mujer se pronuncia contra la violencia callejera hacia las mujeres y en favor de sus derechos. «Yo valoro que haya iniciativas que busquen visualizar el tema, pero lo que me hace ruido es que Felipe Kast está en contra del aborto», cuestiona, y se pregunta: «¿Cuándo puedes entrar a una discusión respecto a los derechos igualitarios de la mujer si estás en contra de uno que para mí tiene que ver con nuestra propia esencia, como es decidir sobre nuestro cuerpo?».
Feminismo comunitario
Nicolás llegó a la marcha junto a su compañera, Rayén, y a su hija de un mes. Ambos son de La Bandera. Allá se construye lo que denominan «feminismo comunitario», cuenta. «En eso están las compañeras, dándole duro al trabajo de base», dice, lo que en la práctica se traduce, entre otras actividades, en encuentros formativos, en reagrupación de mujeres en sus círculos más íntimos «en pos de construir un pueblo más organizado y por un feminismo que ha estado re escondido», señala. «El feminismo es un fenómeno político y social re importante para todas las lógicas de construcción de organización de los de abajo«, apunta.
Junto a su bebé llegó también a la marcha Gabriela, quien se manifestó a favor de la aprobación del proyecto de aborto en las tres causales que se tramitan en el Congreso. «Siento que cada mujer tiene que tomar la decisión sobre su cuerpo, la decisión de parir, así es que soy pro aborto en todas las causales», declara.
Respecto a la férrea oposición de los sectores conservadores de nuestro país, representados en el parlamento por la derecha, Gabriela opina que «es un doble discurso, ya que ellos discriminan a muchos sujetos de esta sociedad en distintos aspectos, dejan en el abandono a niños, así es que no es más que una doble moral».
Te invitamos a leer un artículo sobre la historia reciente del feminismo en nuestro país, preparado por El Ciudadano en el marco de la conmemoración de un nuevo 8 de marzo. Pincha aquí.