El único imputado en el caso de la agresión contra Nabila Rifo, quien perdió ambos globos oculares la madrugadae del 14 de mayo de 2016, renunció a su derecho a guardar silencio y presto declaración hoy, por primera vez, en la audiencia pública del Tribunal Oral en lo Penal de Coyhaique donde se desarrolla el juicio.
Mauricio Ortega partió relatando su versión de un hecho citado por los querellantes y la Fiscalía Regional de Aysén como antecedente de presunta violencia intrafamiliar de la pareja, cuando el acusado empleó un hacha para abrir la puerta de una casa meses antes de los golpes propinados a Nabila.
Negando una situación de maltrato, Ortega explicó que lo anterior se debió a que la mujer estaba acompañada por un hombre que se llevaba mal con sus hijos y que fue instado por la propia familia de la víctima a intervenir, viéndose impedido de entrar a la vivienda de otra forma y «rescatar» a los menores.
En ese contexto, señaló que la única amenaza a Nabila fue decirle que tenía que «preocuparse» de los niños y que buscaría la manera de obtener la tuición de los mismos.
No recordando horas exactas, Ortega dijo no ser autor de los delitos que han sido imputados por los fiscales Pedro Salgado y Luis González, asegurando que en la noche en que ocurrieron los hechos hubo solamente una discusión verbal, motivada por el consumo de alcohol en una convivencia con amigos.
Esto, en línea con lo manifestado por el defensor regional Fernando Acuña, el cual apuntó a un asiento vacío que – en virtud de la «obsesión» del Ministerio Público con su representado, arguyó – no iba a poder ser ocupado en la sala por la persona que realmente estaría involucrada.
Acuña mencionó la que sería la prueba más importante para la Defensoría: el hallazgo de material genético desconocido en las ropas en Nabila Rifo, como huella de un presunto ataque sexual.
En el posterior interrogatorio efectuado a Ortega por el fiscal González, no exento de objeciones de los propios jueces por la formulación de algunas preguntas sugestivas o especulativas, el imputado mantuvo su posición, ratificando el contenido de la carta que enviara a los medios de comunicación afirmando ser víctima de una maquinación para proteger la impunidad de un tercero no identificado.
Ortega recordó haber hecho presente a la Fiscalía sus sospechas de la eventual intervención de personas vinculadas a un local nocturno de nombre «Taurus» en el incidente que hizo perder a Nabila sus ojos, aludiendo a una mujer que vivía cerca del hogar de la pareja y que habría amenazado a la coyhaiquina. Ello a raíz de un problema que habría existido con clientes de ese establecimiento.
También, señaló que fue «torturado» con agua fría por funcionarios de Carabineros, mencionando al mayor Jorge Valdivia, quien resultó siendo sumariado tras visitar al inculpado en el penal de Cochrane. Recordemos que el abogado Acuña, defensor del acusado, señaló previamente en una audiencia que los policías intentaron obtener una confesión forzada de Ortega a cambio de ciertos beneficios.
El fiscal González cuestionó los dichos de Ortega, porque estos no habrían sido denunciados formalmente cuando sucedieron ni tampoco se dio aviso de apremios al juez de garantía que controló su detención. En respuesta, el interrogado dijo que no lo hizo porque desconocía sus derechos.